Por segundo año consecutivo la formación alavesa Gatillazo fue la encargada de cerrar con su concierto, la programación musical de la Sala Jimmy Jazz de Vitoria-Gasteiz.
El sábado 29 y el domingo 30 de diciembre los de Agurain visitaron la capital alavesa para despedir por todo lo alto el curso 2018. En la fecha del sábado, con todo el papel vendido, estuvieron acompañados por Josetxu Piperrak & The Riber Rock Band. Un día más tarde, cuando el equipo Insonoro estuvo presente, el local rozó el lleno y Mal y Tarde fueron los encargados de dar comienzo a la velada.
El quinteto Gatillazo sigue imparable y a su paso por el escenario gasteiztarra volvió a hacer vibrar a sus seguidores con una descarga contundente y eléctrica. Pero previamente, tuvimos a Mal y Tarde sobre el escenario de la Jimmy Jazz.
Haciendo honor a su nombre, el conjunto gasteiztarra Mal y Tarde se hizo esperar para dar comienzo a su actuación. El cuarteto compuesto por Borja (voz y guitarra), Boli (bajo y coros), Gorka (guitarra) y Alfredillo (batería) ofreció cerca de una hora de un rock muy melódico pero no carente de fuerza, con estribillos coreables que dieron bastante pie a la participación del público, el cual iba en aumento a la par que avanzaba la noche.
Entre el repertorio pudimos disfrutar de temas de su primer trabajo discográfico, editado en 2014 bajo el nombre "Mal y tarde", como de varias canciones de su segundo álbum "13", que vio la luz en el año 2016.
Un buen aperitivo de rock para el plato fuerte de la noche.
Mal y Tarde. Texto: Andoni Álvarez
Minutos después, Gatillazo salió a escena para tomar el escenario como ellos solo saben hacer; con la fuerza y la actitud punk como compañeras de viaje. Evaristo, pese a la cita de la noche anterior, salió a comerse las tablas y su séquito le acompañó con seguridad y solvencia. Digo séquito porque Evaristo es y será indudablemente un líder, aunque en este caso los guitarras Txiki y Angelillo, el bajista Mikel y el batería Tripi estén a su altura y su presencia en la formación sean tan vitales como las del vocalista.
Los de Agurain llegaban a Vitoria-Gasteiz para presentar las canciones de su álbum "Cómo convertirse en nada", un álbum que ya roza los tres años en la calle y en el que los alaveses vuelven a proyectar verdades que reflejan la sociedad actual.
El primer disparo, certero y con fuerza, llegó de la mano de "Parques y jardines", una canción publicada en 2007 y perteneciente al álbum "Dianas legales". Esa fue la primera muestra, el primer latigazo en una sala en la que ya costaba moverse entre la multitud y ganar posiciones para acercarse a tomar instantáneas de los protagonistas de la noche. En el segundo de los conciertos de Gatillazo en la Jimmy Jazz las entradas no se agotaron, pero la sala estuvo muy cerca de llenarse. Eso un domingo y con la nochevieja a la vuelta de la esquina.
Alrededor de treinta y cinco canciones fueron las que formaron un repertorio con el que el quinteto dio un repaso a toda su trayectoria. Su última publicación, la sexta de su carrera, se mostró con la interpretación de entre otras, canciones como "Fóllate al líder", "Nada que ver" o "Skk". No faltaron las clásicas de La Polla Records "Jhonny" y "Odio a los partidos", las cuales llegaron en la recta final de la actuación.
Gatillazo. Texto: Borja Triviño @borjatrivi
Mientras canciones como "La última patada", "Nº1 en USA" o "Pijos powers" se iban sucediendo, el público se movía sin descanso bajo la tarima. Los músicos apenas daban un instante de tregua a los suyos y la caña en el local era incesante, haciendo que la temperatura en el mismo ascendiese unos cuantos grados.
El legendario grito de "No somos nada" supera ya los treinta años de existencia. Treinta años en los que Evaristo, con su inagotable voz, ha seguido cantando contra la falsa paz social, la pobreza que acompaña al grueso de la humanidad o los privilegios de unos cuantos. Y allí volvíamos a tener a un Evaristo que no paró ni un instante sobre el escenario y que con la rabia y la ironía que las caracteriza, descargó canciones de punk rugoso y repleto de actualidad.
En Vitoria-Gasteiz Evaristo y sus leales, Txiki, Angelillo, Mikel y Tripi se mostraron inflexibles y deleitaron a su fiel parroquia. Pasaron por el escenario de la Jimmy Jazz como si de un tren de alta velocidad se tratase, demostrando que el espíritu del punk patatero sigue muy vivo y haciendo al respetable bailar, sudar y cantar consignas antisistema y antifascistas.