El pasado sábado 2 de febrero, en la gira de su nuevo disco “la sinfonía del Paradÿsso” se acercaba hasta la casa de la cultura de Burlada (Navarra), los madrileños Sôber acompañados de la Joven orquesta de Pamplona. Este nuevo trabajo que han grabado junto a la orquesta sinfónica O.C.A.S, se trata de una recopilación de rock sinfónico de sus temas, como conmemoración del 15 aniversario del álbum Paradÿsso.
A pesar de la nevada que estaba cayendo fuera, los seguidores de los alrededores no duraron en congregarse en este pequeño auditorio, que no llegó a llenarse. Ya en la entrada, ver haciendo cola a Kutxi Romero (Marea) o a Julen Dread (Bourbon Kings) como asistentes, nos hacía intuir que este, no se trataba de un concierto cualquiera.
Con 15 minutos de retraso, comienzan a atenuarse las luces y con algún problema técnico con la proyección de la imagen y el sonido, que fueron solventados rápidamente, se proyecta una imagen que sugiere una Atlántida sumergida. De fondo se escucha notas de “Paradysso” y comienza a sonar una voz en off enlazando en su discurso títulos de canciones de los grandes éxitos de Sôber.
Salen a la vez los músicos de la Joven Orquesta de Pamplona, que para esta ocasión llevaban una versión reducida de unos 20 componentes, a continuación salen al escenario los miembros de la banda. Comienzan el concierto con “Animal” seguido de “Reencuentro” con ciertos problemas de sonido.
Sôber
Carlos Escobedo bromea con la climatología, que le viene como anillo al dedo, para presentar “Blancanieve”. El público comienza a calentarse y a entregarse al concierto, sin parar de cantar y tararear las letras, de éste grupo que siempre nos ha dejado además de buena música, buena literatura en sus trabajos.
No fue hasta la quinta canción “Lejos”, que la Joven orquesta de Navarra, no había tenido el protagonismo que debía y no se podía apreciar con claridad los matices de los instrumentos en el sonido de la sala. Con “Lejos” dejaron patente que ahí estaban ellos, para darle ese toque sinfónico que prometía el proyecto.
Continuó con el tema “Naufrago” para el que comenzaron a pedir mecheros encendidos, aunque los que más se veían eran teléfonos móviles, con las linternas o pantallas encendidas. Para contrastar el momento romántico, siguen con “Cápsula” y vuelven hacer saltar a todo el mundo, seguida de “Hemoglobina”.
Tras una breve pausa dónde presentan a la orquesta y se les ovaciona, viene uno de los temas más conocidos de Sôber, dónde nos desgañitamos, cantando “El hombre de hielo”, seguido de “Vacío”.
Queda claro que Sôber es un grupo con mucha experiencia sobre los escenarios. Carlos Escobedo, sabe encandilar bien al público. Antonio Bernardini, no para quieto durante todo el concierto y exhibe sus trucos de guitarrista lanzando la púa al aire y cogiéndola, para seguir tocando; aunque le vimos fallar en éste truco en alguna ocasión. Jorge Escobedo, se hace cómplice del público y ánima constantemente a la fiesta. Con este espectáculo, llegamos a “Paradysso” canción que da nombre a éste álbum, con los pelos de punta.
Sôber
Comienza a sonar “Estrella Polar”, únicamente con el sonido de la orquesta, y Carlos Escobedo nos sorprende bajándose a la pista y cantando la canción entre los asistentes, que no daba crédito a ello, y no paró de grabar y hacerse selfies con él. Subió al escenario y ya sí, se incorporaron a la canción el resto de miembros de la banda, para terminarla en su pleno apogeo.
Tras esta muestra de cercanía, siguió “No perdones” con un mensaje, muy acertado, a las mujeres maltratadas. Y por fin, el tema que muchos llevaban aclamando toda la noche “Arrepentido”, ese que todo el mundo se sabe, aunque no haya escuchado mucho a éste grupo. La gente cantaba a voz grito, con las manos alzadas. Era el momento de máxima sintonía entre público y banda.
Y pensando ya que sería su último tema y colofón final, nos brindaron “Mis cenizas” y “Diez años” dónde se lanzó una baqueta al público que terminó dando en el techo del escenario, sin más importancia pero que Carlos aprovechó para coger y tocar el bajo con ella. Como colofón final eligieron el tema “Superbia” que quizás no estuvo muy acertado, ya que después del espectáculo de “Diez años” nadie estuvo demasiado atento a ello.
Después de todos los minutos de aplausos y agradecimientos, reclamaron que nos acercáramos al escenario, para hacerse fotos con toda la orquesta y con el público.
Se echaron de menos que no incluyeran algunos temas como “La prisión del placer” o “Cientos de preguntas”, como acompañamiento a éste nuevo álbum, para seguir disfrutando, en directo, de éste magnífico grupo.