Entre emocionado y asustado acudí a la cita con Vinila en la sala Wah Wah de Valencia. Lo poco que había escuchado de esta mujer era muy rocanrolero, con una estética “pin up” y un desenfado que aporta un aire fresco a la música actual, pero nada me preparó para lo que me esperaba sobre el escenario.
Con cierto retraso aparece Vinila ataviada con un turbante negro, unos enormes pendientes de media luna y un pañuelo de encaje verde cubriéndola como si de una túnica se tratara y eso nos invita a pensar que el set list se va a centrar en su último trabajo “Motel llamado mentira” (2017) que por lo poco que he escuchado, tiene aires flamencos. No puedo comentar el set List porque no pude conseguirlo y mi desconocimiento sobre su obra es profundo aunque prometo remediar eso.
Las primeras canciones tenían un aire andaluz inequívoco y aunque en un primer momento pensé “¿dónde me he metido?”, pronto descubrí la belleza melódica de su trabajo más actual. Debo decir que no sólo quedé absorto por su música, sino por la fuerza que desprende esta mujer sobre el escenario. Es una auténtica pantera que no brilla por su belleza (que es innegable) sino por su portentosa voz y su presencia sobre el escenario.
Vinila Von Bismark
Juguetona y cómplice con los presentes, no duda en bajar del escenario para cantar entre nosotros, preguntándonos si estábamos disfrutando del concierto. Poco a poco el repertorio más andaluz da paso a canciones más rockeras y si antes era una pantera sobre el escenario, ahora se convierte en una voraz tigresa tatuada que devora el escenario y brilla como pocos artistas pueden presumir.
Si ya estaba disfrutando del concierto, bastaron unos segundos mirándome a los ojos con seguridad y firmeza, para que un servidor cayera rendido no, lo siguiente…a sus pies. Electricidad pura desprende esa mujer. Vamos, ni el dios del trueno desprende tanta como esta diosa sobre el escenario. Siempre animando al personal con una alegría que desprendía en sus intervenciones tanto habladas como cantadas, se convierte fácilmente en uno de esos conciertos que sí o sí hay que ver sin dejar opción a que te cuenten nada. ¿Has visto que Vinila va a estar en tu ciudad? Ya estás tardando en salir y hacerte con una entrada…de nada.
Como nota amarga y pese a disfrutar del concierto debo decir que nos quedó “deslucida” por el mal hacer de pseudofotógrafos y sus hordas lameculos, que impidieron a empujones y malas palabras que nuestro fotógrafo pudiera trabajar con algo de tranquilidad. Tanto es así que pese a la enormidad de esta mujer sobre el escenario, nos quedó un sabor agridulce de lo que podía haber sido un concierto memorable como pocos. Vinila, tienes un incondicional ganado con tu saber hacer…Olé!