Viernes 15 y nos vamos a Nave 9 para ver a Shöck y Kinki Boys. No es la primera vez con los primeros, pero si con los segundos, que a pesar de haber tenido varias fechas por aquí nunca me ha dado la vida para poder acercarme. Y hay ganas, muchas. Ambas bandas ya habían tocado juntas anteriormente, de hecho lo hicieron el mismo día de la presentación del single de Kinki Boys: se conocen y funcionan muy bien juntas por lo que tengo entendido, probablemente eso sea un punto a favor de un buen resultado final.
Muchos amigos y conocidos que llegan poco a poco. El ambiente es desenfadado, informal, de vacileo, un par de rodas que se alargan durante un buen rato porque hemos llegado bastante antes de la hora prevista de los bolos. Muy mal tiene que darse la noche para que perdamos esta sensación previa.
Los primeros en salir son Shöck. Los bilbaínos, con la energía que los caracteriza abren con "No hay paz". Descargan esa introducción contundente, en cierto modo amenazante y cargada de fuerza que deja intuir el tono de resto del concierto. Enlazan con "No funciona" y el "no, no, no" final da paso a "El subsuelo". No hay tregua, todo el mundo a punto cantando intentando emular el vozarrón de Micky (la mayoría sin éxito, claro) y el ambiente bien caldeado a escasos diez minutos de concierto.
Hacen la primera pausa para presentar a Kinki Boys y relajan un poco el ambiente con "Mundanal ruido", por aquello de ser un tema más personal para la banda, dedicado a un amigo que ya no está. Hay conexión en el ambiente, compañerismo, apoyo entre público y banda. Ellos se lo pasan bien en las tablas, nosotros abajo seguimos el ritmo sin dudar. Es algo que caracteriza a Shöck: su habilidad para hacer partícipes a los presentes y crear una atmósfera alegre y muy enérgica a pesar de que el contenido de sus canciones está muy vinculado a la crítica social.
Sin darnos cuenta nos plantamos en la mitad de concierto con "Devadasi". Pero así son las cosas, los segundos pasan atropelladamente entre las cuerdas de la guitarra de Mikel y no nos queda otra que intentar atraparlos desesperadamente. Rock and roll.
Poco más queda por decir. Datos objetivos: tocan todas las canciones de su LP "Shöck". Versionan "Garageland" de The Clash, y cierran con "La fábrica de lxs suicidas" sin llegar a la hora de actuación. Si tengo que resumir el tono general lo haría así: contundencia, eficacia y mucha personalidad. |