Año tras año vemos como el verano llega a su fin y toda la vorágine de conciertos festivales y demás se calma un poco para dar paso a un invierno que viene cargado también de múltiples citas pero con un ritmo menos frenético.
Dentro de esa estupenda marabunta de música en la que nos vemos inmersos durante los meses estivales, siempre ha estado y estará presente, y esperamos que siga siendo así muchos años más, el Rebujas Rock al que llevamos acudiendo desde que tengo memoria y del que siempre nos queda un buen recuerdo.
Al festival que se celebra en el pueblo cántabro de San Mateo de Buelna este año le tocaba el número maldito, el 13, pero no por eso nos lo íbamos a perder ni tampoco porque cayesen chuzos de punta. Acostumbrados estamos a que llueva, cosa muy habitual en Cantabria y que ha marcado la tónica hasta en festivales celebrados en pleno Agosto. Así que como suelen decir por ahí: ¡aunque llueva, pues que llueva!, que no hay nada que no se pueda arreglar con unas katiuskas y un chubasquero.
Ambiente
Así que con la energía que da la idea de acudir al último festival del que podemos disfrutar en la tierruca antes de que llegue el Otoño, sacamos fuerzas de flaqueza y nos pusimos manos al volante para disfrutar una vez más del esperado encuentro con el buen rollo y la profesionalidad que siempre caracterizan al Rebujas.
Entre truenos y relámpagos llegamos un tanto asustados pero ir había que ir aunque luego tuviésemos que dar la vuelta, temíamos una suspensión y la cosa no era para menos.
Como vale más llegar a tiempo que rondar cien años aparecimos un ratillo antes para observar el panorama. Nos pudimos resguardar en una carpa que pusieron para cubrir la barra del bar y allí junto a un tímido público que poco a poco fue creciendo esperamos a ver si comenzaba la fiesta.
Las dudas se disiparon cuando un miembro de la organización se acercó a la barra y dijo que iba a dejar de llover, el gurú acertó ya que las nubes descargaron en momentos muy puntuales. Así que finalmente el barco empezó a navegar y el derroche musical comenzó con puntualidad.
Ambiente
Los encargados de dar el pistoletazo de salida al festival fueron los locales King Size Co.
Aunque me resulte vergonzoso reconocerlo no había visto nunca en directo ni escuchado a los cántabros. Todo ello a pesar de que ya cuentan con un EP titulado “Five Rock Songs” y a que recientemente han grabado su primer disco “Destination the Moon”.
Pero yo sigo con mi máxima de que nunca es tarde si la dicha es buena, y realmente me quedé impresionada con esta banda de hardrock que recuerda mucho a la música de los años setenta.
A mí por lo menos lograron conquistarme con su actitud macarra y descarada, con un rock de toda la vida, sencillo pero aderezado con las impresionantes guitarras de David y Víctor. Además transmiten su carácter a la perfección en directo y a pesar de que canten en inglés las sensaciones llegan a donde tienen que llegar.
Supongo que tocarían gran parte de los temas de “Destination the Moon”, pero para mí ha sido imposible saber de cuáles se trataban, no quiero engañar a nadie. Ahora eso sí como me picó la curiosidad los tuve que revivir al día siguiente y que mejor manera para ello que entrar en su myspace (www.myspace.com/kingsizeco), aquí la banda ha colgado los cinco que componen su primer EP más un video de uno de ellos, “Let it go”, y tres incluidos en el nuevo, aparte de éste, de “Destination the Moon” nos dejan un par de vídeos de presentación bastante curiosos. Pero espero que no se vayan a la luna porque aquí en la tierra tienen todavía mucho que decir.
A pesar de no poder hablar de temas en concreto, lo que sí puedo comentar es que me dejaron una sensación muy buena, supongo que al resto de la gente también porque no eran pocos los que acudieron a primera hora para ver a la banda.
Berto, David, Víctor, Juanma y Manu están teniendo una gran acogida por parte del público y no me extraña, en cierto modo también me hace sentir orgullosa que el grupo cántabro muestra una gran proyección y vaya cosechando éxitos que muchos querrían para sí como logran tocar en el Belgrade Beer Festival (Serbia) ante 100.000 personas.
Ahora eso sí, me parece que los cinco se lo están ganando a pulso. No me queda más que decir, sólo recomendar que escuchéis a KING SIZE Co. y os paséis por algún bolo si os surge la oportunidad.
Si siguen así tienen el éxito asegurado, tiempo al tiempo, aunque ya aviso de que será más bien pronto que tarde.
KingSize Co.
Cuando yo contaba con apenas cinco añitos de edad los madrileños Desastre empezaron su andadura musical, un camino largo y difícil aunque lleno de alegrías como son todas las largas trayectorias. Debe ser complicado mantenerse al pie de cañón durante tantos años, pero a Alfonso, el alma mater del grupo y el único que continúa de aquellos chavales del barrio de Usera, parece no importarle demasiado, para él no hay obstáculos que no se puedan esquivar.
Venían a presentarnos por primera vez en Cantabria su particular “Callejón Desastre”, aunque por todos es sabido que suelen peregrinar por lo menos una vez al año al norte, este era su octavo Rebujas y creo que tal vez uno de los más emotivos por varias razones. Podemos unir las ganas de presentar aquí un nuevo disco, que se ha hecho esperar nueve años, junto a la complicidad que les une a San Mateo de Buelna y ya tenemos el combo perfecto.
La emotividad, el buen hacer y la respuesta del público fueron palpables durante toda su actuación, en Cantabria se les quiere y mucho y eso se notó con creces, viendo a una banda más que entregada y al respetable respondiendo como merecía la ocasión, y es que se ve a la legua que siguen con las mismas ganas que hace 20 años.
Durante su actuación los Desastre se centraron en presentarnos su nuevo disco, aunque sin olvidar los dos anteriores: “Tres y ½” y “Dando que hablar”. Abrieron el bolo con el primer tema de “Callejón Desastre”, una canción emotiva y cargada de sentimientos que sería capaz de derretir el hielo: “África”.
Continuaron con un par de temas de aquel disco publicado hace 11 años, “Dando que hablar”, tocando el homónimo al disco y “Mal trago”, para después debatirse entre el callejón y su anterior trabajo. Así que disfrutamos muchísimo porque ellos no querían dejar de “Incordiar”, pretendían demostrarnos “Lo que podemos hacer”, deseaban sacarnos del “Manicomio” y trataban de que esa noche acabase “D´Empalma”, todo esto sin olvidarse de preguntarnos al final si estábamos del lado del que avisa o del que espera.
Desastre
El concierto llegaba a su ecuador con un par de canciones de las más recientes, “Utopía” y “Acción”, que fueron muy bien acogidas al igual que el resto de las nuevas, se notaba que la gente se las sabía, y también se palpaba que aunque no fuese así con el 100% de los espectadores poco importaba, porque no dieron ni un minuto de descanso ni a sus cuerpos ni a sus voces.
A pesar de saber que aquello estaba llegando a su fin, Desastre consiguieron que estuviésemos “Algo mejor”. La verdad es que este comentario se queda corto porque al verles nuestro estado anímico no sólo mejoró sino que estábamos más que eufóricos, aunque ellos mostrasen su intención de irse a vivir a la montaña para huir del mundanal ruido.
Y de euforia ya entienden los madrileños mucho, así que ya sabían las que se les venía encima cuando empezaron a sonar los primeros acordes de “El loro”, como viene siendo habitual siempre que tocan esta canción, y no era nada más y nada menos que un público ya más que seducido dispuesto a echar el resto y consciente de una muerte anunciada, de que no quedaba ya mucho más Desastre.
Y así lo anunció la banda después con “Me piro”, intentando luchar por la legalización, la abolición de la tortura animal y queriendo encabezar la revolución. Pues nada que cuenten conmigo que yo me uno a la causa.
Pero aquello no podía acabar sin el tema más emotivo de “Callejón Desastre” por lo menos para los cántabros y más especialmente para los habitantes de San Mateo de Buelna y para la organización del festival. Sí, sí, hablo de “Que no amanezca”. Un tema que se vio empañado por la lluvia, que por lo menos dio un respiro a los madrileños hasta casi al final de la actuación. Pero a pesar de ello desde la atestada carpa de la barra del bar todo el mundo coreaba a viva voz la canción, a mí se me pusieron los pelos de punta.
Desastre ya tiene un hueco en nuestros corazones, una calle en San Mateo de Buelna, y cuentan con un merecido respeto ganado a base de mucha humildad y de conciertos como el que dieron el 18 de Septiembre.
Desastre
Después de la gran actuación de los madrileños viniera quien viniera lo iba a tener bastante difícil para conseguir meterse al público en el bolsillo porque los Desastre habían puesto el listón muy alto.
Pero para bien o para mal lo siguiente en llegar era un plato bien fuerte, Rosendo, que consiguió como es lógico la mayor cantidad de espectadores de toda la noche y que no defraudó a pesar de los pesares.
A pesar de que Rosendo había venido hace apenas dos meses a Santander con motivo de las fiestas de la capital cántabra, y a pesar de que se marcó el mismo concierto, el público estaba motivadísimo y no paró de apoyar a la banda y de corear sus ya míticos temas.
En el bolo se marcaron casi 20 canciones que hicieron las delicias de todos los presentes, y la actuación me pareció más atractiva que la que hicieron en la campa de la magdalena. Sin duda alguna es todo un honor ver al señor Rosendo Mercado rasgando las cuerdas de la guitarra mientras cierra los ojos como si se estuviera acordando de las cientos de veces que ha tocado esos mismos acordes.
Es todo un lujo seguir escuchando en vivo temas como “Los de siempre”, “A mí no me duele ná”, “Harto”, “Cada día”… y para cerrar las más míticas y coreadas: “Flojos de pantalón”, “El tren”, “El ganador”, “Pan de Higo”…
La banda anunciaba su fin con “Masculino Singular” y “Agradecido”, sin embargo aún quedaban muchas de las legendarias, así que nadie se lo creyó y siguió esperando al pie del escenario. Y es que no podían faltar “Maneras de vivir” y “Borrachuzos”. Entonces sí que parecía que aquello se acababa, sin embargo Rosendo volvió a pisar las tablas para dar por concluida su actuación en esta edición del Rebujas Rock con “Navegando”.
Así parecía que íbamos a acabar nosotros porque ya en los últimos temas de la banda empezó a llover de nuevo, y con ganas, así que tal vez por eso el público se marchó en desbandada.
Yo personalmente entre que era viernes y estaba rota y entre que no me apetecía mojarme más decidí marcharme a casa.
Pero como siempre hay un roto para un descosido, nuestros incansables compañeros Carlos y Mikel se quedaron a ver la actuación de Fe de Ratas, así que a continuación viene la impresión de Carlos sobre el grupo que cerró el festival.
Rosendo
Entre el correspondiente cambio de batería y la típica prueba de sonido, pasó cerca de una hora, tiempo suficiente para que mucha gente abandonase el recinto. Y por fín, Fe de Ratas salieron a escena para presentarnos “Antiimperialista”, su último trabajo que ha tomado la senda de la autoproducción.
Parece que la banda ha asentado su formación, parecía que la baja de Rafa Kas y Pol pasarían factura, pero no fue así, la banda no ha abandonado su entusiasmo por mostrarnos esas canciones en contra del sistema a la que nos tienen acostumbrados. Actualmente la formación la encabezan Maxi a la guitarra y voz, El Pollo a la batería, Julio al bajo y Ulises a la otra guitarra.
Su último trabajo suena más potente que el anterior “En la democracia de mi ombligo”, y así lo demostraron con temas como Imperialista”, “Bang Bang Lucky Luke” y “Abran paso entre la mierda”, así conformaron un directo en el que no dudan de proclamar la tercera república o recordar la dictadura de chilena en “Pinochet Asesino”.
Entre los últimos temas que tocaron, no podía faltar “Querida Clara”, un momento álgido a medio tiempo que nos recordó uno de los episodios negros de nuestra historia, La Guerra Civil, recordando esos muertos que siguen sin aparecer. Terminaron entre la ovación del público con “Miseria Contra Miseria”.
Y así finalizó el Rebujas, otro año más que nos visitó la lluvia, pero menos mal que ésta no consiguió la suspensión y la gran fiesta que se montó. Eso sí, no se notó a tanta gente como años anteriores, la climatología hizo mella, aunque también es verdad que desde el comienzo de la noche hasta el final aumentó con creces el número de aficionados a la música que se acercaron a San Mateo.
El año que viene allí estaremos, y esperamos más y mejor, lo de mejor es complicado, aunque todo es superable. Buena muestra de ello es este festival, que año a año va manteniéndose en la brecha como si no pasase el tiempo, y con las mismas ganas de que todos lo pasemos tan bien como siempre.