Octubre está siendo un mes bastante fructífero y emocionante, en cuanto a conciertos se refiere, se está dando incluso la existencia de muchos de ellos, entre semana. Todo ello, supone una intensa agenda para los aficionados a este tipo de actividades y acarrea la fatídica e inevitable consecuencia de que haya noches en que uno no tenga más remedio que tener que escoger entre tanta masiva oferta. Sinceramente algo poco habitual en los tiempos que corren, ya que la crisis esté haciendo también mella a este sector y provocando que el publicó sea aún más selectivo, asistiendo solo a conciertos internacionales.

El pasado viernes, 16 de Octubre no iba ser para menos, pero ya desde días antes lo tenía totalmente claro, mi intención era repetir grupo y formato de actuación.

Los navarros Cuarto Oscuro volvían a llevar a cabo un show acústico, esta vez en el bar Uxoa (Hondarribia). Algo bastante inusual en ellos y circunstancial, debido principalmente a que uno de sus miembros, su batería (Mikel) ha decidido tomarse un descanso, ya que dentro de muy poco va a ser papá (¡Enhorabuena!)

Un determinante factor, el cual podría haber ocasionado para la banda un inactividad de unos cuantos meses y por lo tanto perder ese excelente estado de forma en que se encuentra, pero para que, el hecho en si, no les perjudicase demasiado, el resto de sus integrantes han decidido aventurarse en la celebración de una serie de conciertos en un formato diferente, prescindiendo de los habituales sonidos eléctricos  y atreviéndose por unos mucho más melosos y sosegados. ¡Una manera acertada de matar un poco el gusanillo!.

Ocho días habían transcurrido de su actuación en Irún, de la que salí totalmente embelesado por la belleza de las melodías, el ambiente íntimo y envolvente que reinó y la estupenda actitud de los músicos, muy afables y cercanos con el público asistente.

Era un buena oportunidad de volver a recrearse nuevamente con todos esos ingredientes. Aunque esa noche no fue tan mágica como se hubiera deseado. Esto no quiere decir que los músicos no estuvieron atinados, sino todo lo contrario se esforzaron con más ganas que nunca, con el fin de captar la atención de los clientes asiduos a este establecimiento de copas, los cuales pasaron por completo de la actuación, no cesaron de charlar entre ellos, hasta llegando incluso a menospreciar y faltar al respeto a unas personas que con toda pasión y dedicación quisieron que pasaríamos una noche muy amena y distinta.

Luis a la voz, con el acompañamiento a las guitarras de Oskar Y Txiki nos fueron adentrando en un mundo surrealista. Un rincón en donde uno puede sentirse   identificado por completo, con las experiencias relatadas a través de sus canciones, perder los miedos y olvidarse por un instante de los problemas cotidianos. Una atmósfera acogedora envuelta de un intimismo reflexivo e introspección totalmente cristalina, en la cual los sentimientos afloran, logrando que uno se emocione y exprese  lo que siente, sin pudor alguno.

Se presentaron dispuestos a que ese viaje fuera tierno y suntuoso, que dejase una huella imborrable en nuestras vidas. Los primeros compases “Sin Sentido”, “Rey De Copas” impregnaron el ambiente de una melancolía y intimidad apasionante y es que los músicos las ejecutaron magistralmente, con mucha pasión y liberando emociones, sin miedo al fracaso ni de otro tipo.  Después de estas sendas canciones, propias, pertenecientes a su primer trabajo, de título homónimo, rindieron un homenaje a una banda madrileña, Skizoo, con “Algún Día”, que sonó mucho más maravillosa y sublime que la de sus creadores. No fue la única versión que pudimos escuchar, también versionaron a Sober (Arrepentido), “A Tale That Wasn't Right “ (Helloween) y "Whiskey in the Jar", una canción popular irlandesa, que la dio a conocer mundialmente Thin Lizzy y posteriormente Metallica.

Los temas iban cayendo por bloques, cada dos composiciones suyas, una prestada, encaminado principalmente para que el público no se aburriera demasiado y participará en el espectáculo, por lo menos cantando esas canciones tributo, mucho más conocidas mayormente que su propuesta musical

Con el paso de los minutos íbamos dándonos cuenta, cada vez más, del gran talento de los músicos.“Camaleónica” y “Mi Misterio” nos exhibía por completo todas las cualidades artísticas y facultades que ellos astuciamente dominan , y eso que esos medios tiempos sonaban aún con una menor pegada y fuerza, dada las características en las que fueron interpretadas.

La maravillosa “Prisión” tampoco tuvo efecto en los allí asistentes, a pesar de su exquisitez y precisión en que fue ejecutada, no logro convencer ni impresionar, solo unos pocos disfrutamos de tal genialidad. Con “Whiskey In The Jar” concluyeron una actuación, que paso sin pena ni gloria pero que a uno le complació por su belleza y armoniosos sonidos, reflejándome a unos músicos con muchas tablas y una humildad destacable, sabedores que para triunfar en este mundo hay que currárselo a tope, tocar en todos los lugares en donde se pueda, aunque el aclamo de público no sea para tirar cohetes. No fue un concierto perfecto, pero me supo a gloria y es que hay muy pocas bandas en el panorama nacional que sean capaces de transmitir sensaciones, tal como lo hacen éstos navarros. ¡Colosales!