El festival cántabro “Milwookis Metal Fest” se ha convertido en estos últimos años en un punto de encuentro para todos aquellos a los que les gusta el Metal extremo, principalmente para los que habitan en la franja norte del país. Cada nueva edición se encara, con absoluto optimismo y un mayor desembolso económico, como si de un nuevo reto se tratara, logrando superar en calidad musical y número de asistentes a la anterior y comenzando a perfilarse el festival como una de las grandes citas invernales.
Está claro que aún le queda mucho camino por recorrer para convertirse en otro de los grandes festivales nacionales, pero tiempo al tiempo, las cosas bien hechas siempre tienen su recompensa. Si en su año de debut en el 2004 congregaban a unas 500 personas, esta sexta edición superaba tres veces ese número, cumpliendo con todas las expectativas. El tener como respaldo el pleno consentimiento y apoyo del consistorio, de la localidad (El Astillero), merced a su acertado propósito, impulsar una actividad musical en Cantabria que sirva tanto para dar a conocer bandas de la región, como convertirse en una obligada cita para los amantes de la música en vivo, es crucial y de suma garantía para una duradera continuidad en el tiempo.
El cartel de esta edición, la sexta, era el más potente de su historia, albergaba a una de las importantes formaciones europeas de death metal melódico, como es el caso de los suecos Arch Enemy, presumiéndose un fuerte impulso, hacia unas altas cotas de popularidad.
Ambiente
Uno de los numerosos aciertos de este festival radica en dar a conocer la cultura musical de la región, invitando a participar a alguna banda local, este año se le concedía tal regalía a los A.R.D.E.N, que fueron los primeros en pisar el escenario.
Ya había un buen número de personas dentro del recinto esperando la descarga brutal de estos cántabros, una formación que se mueve en unos terrenos absolutamente brutales, entre un hardcore agresivo y un contundente trash metal. Había oído hablar muy bien de ellos y esas tan favorables opiniones las puede corroborar de primera mano, su desenvoltura en directo es arrolladora, su vocalista Kortxos pone toda la carne en el asador para caldear el ambiente, no para de recorrer el escenario en ningún momento y de martillar nuestras cabezas con sus demoledores registros vocales.
La frescura de su juventud la aprovechan al máximo, conjugándola con una acertada puesta en escena, como pude contemplar en su guitarrista Zorrilla, quien iba ataviado con un buzo azul, que resaltaba aún más sus perversos movimientos a la guitarra, y una mentalidad madura a la hora de afrontar sus directos. La verdad es que me sorprendieron gratamente, una banda con mucha personalidad propia y que en vivo dan mucho juego.
Extasiaron todas las emociones posibles y el ambiente se caldeó bastante con algunos trallazos de su primer trabajo “Condenado a la Vida”, entre otros “Puta Realidad”, “Manipulación”, “Muérete”, y una convincente versión de los sevillanos Narco “La Cucaracha”. ¡Al loro con ellos!
ARDEN
Con un ambiente ya totalmente encendido y de lo más propicio llegaba el turno de los albaceteños Angelus Apatrida, que aunque hayan cosechado cierto reconocimiento, continúan con los pies en el suelo, perfeccionando con ilusión cada una de sus actuaciones. Una suculenta oportunidad de recabar más seguidores, obsequiando un mesurado show, una remesa de aniquiladores sonidos, en la que quedaron patente totalmente una afable complicidad con el público.
Aunque conformaron el cartel del año pasado, los organizadores quisieron contar también este año con su presencia, en gran medida porque era una de los grupos teloneros, junto a Abigail Willians, de toda la gira española de los suecos Arch Enemy. El primer tema en sonar fue “Vomitive”, acaparando de inmediato el clamor del público, que ya dieron las primeras síntomas de aprobación y admiración de la capacidad técnica y destreza de dicho combo.
Mucho movimiento sobre el escenario, fortalecido con una atronadora intervención musical, dando inmensa fuerza en cada momento a cada uno de sus temas, descarga de vatios enlazada con un estupendo seguimiento del respetable, que se espoleó rápidamente, contagiado por la entrega y profesionalidad de los músicos
No faltaron las demoledoras “Fuck You”, “Corruption”, enlazadas a toda pastilla y en las que pidieron la colaboración de la inmensa mayoría, encaminándonos a uno de los momentos cumbres de su actuación, la presentación de un tema nuevo “Of Men And Tyrants”, ejecutada con mucha vitalidad y agresividad. Se notaba que habían preparado la actuación a conciencia, mostrándose, a lo largo de la misma, sobrios y eficaces , sobretodo cuando arremetieron con “Give Em´War”, “Versus The World” y Thrash Attach”, esta última una declaración de principios, reivindicando el Trash Metal nacional a capa y espada. “Apoyar el Trash Metal sino se va ir a tomar por el culo”
Angelus Apatrida
Todo lo contrario resultó la actuación de Abigail Willians, perdonen mi expresión, un total peñazo, creo que el 90 por ciento de los allí asistentes, por no decir todos, acabamos empalagados de tanta linealidad de sonidos y falta de convicción y pasión. La verdad es que cuajaron una actuación bastante pobre, una puesta en escena bastante fría, sumado a ella, una actitud descaradamente distante, dejando entrever, que su propósito era más cumplir el compromiso superficialmente que importarles mucho el desenlace final, si a la peña les gustase o no, su show.
Aunque no debemos tirar por la borda toda su calidad sonora, practican un black metal valeroso, con multitud de matices, uno de ellos la inclusión de sonidos de teclados, que en directo tristemente suenan enlatados, desluciendo bastante el cómputo global. Las interpretaciones de “Floods”, “I Am (God) y “Watchtower” dejaban un bagaje lamentable, bien ejecutadas pero con el pie lejos del acelerador. El grupo hizo lo justo, demasiado lejos del espíritu de un festival. ¡Esperemos que borren esa mala imagen en una próxima visita!.
Abigail Willians
Llegaba el plato fuerte de la noche y poco a poco la gente se iba acercando al pie del escenario para disfrutar en primera persona de la descarga de los suecos Arch Enemy. Había transcurrido ya cuatro años de su ultima visita por el norte del país, en esa ocasión la sala Jam fue la privilegiada de cobijarlos, esta vez, en otro emplazamiento bien distinto, El pabellón polideportivo “La Cantábrica”, El Astillero. Una cita que se presentaba mucho más jugosa, en cuanto al deguste, un escenario gigantesco y óptimo para un superior desenvolvimiento de los músicos, una mayor soltura tanto física como musical. Eso hizo que disfrutáramos aún más de las dotes y habilidades del quinteto.
Son muchos ya los años de carrera, muchas vicisitudes, fieles a un estilo, a una actitud, forma de sentir la música y es evidente que eso, los fans lo agradecen, lo aprecian y lo viven. Su vocalista femenina Angela Gossow se revela como la gran capitana del grupo, exhibiendo un estado de forma insuperable, su voz sigue manteniendo esa agresividad y potencia de antaño, sin síntomas de quebrantamiento, ganándose con todo merecimiento el respeto de todos. No hay chica en el mundo con tales registros vocales, si pusiera un disco a uno que desconoce totalmente a la banda, seguramente al preguntarle te gusta la voz, me respondería joder se sale, como canta el tío y es que esta tipeja posee unos registros vocales brutales, muy a lo hombretón y demoledores, los cuales la han convertido en una de las diosas dentro este género musical.
Apenas transcurridos unos minutos de que sonará una sintonía introductoria, saltaban al escenario los suecos haciendo estallar un “The Immortal” impresionante, trepidante, fortísimo, con todo el grupo lanzado a toda velocidad, saliendo a matar y a morir. Tras la apoteosis del arranque, el set sigue con fuerza y viveza, la fusilante “Revolution Begins” y la bárbara “Ravenous” en la que la banda ya enseña los dientes y deja muestras de su destreza sonora, una perfecta combinación de técnica, brutalidad y melodía. No todo el poderío se asienta en la increíble agresiva voz de su cantante Angela Gossow, cabría elogiar el papel que desempeña el talde de guitarristas, Michael y Christopher Amott, músicos muy técnicos, especialistas en duelos guitarrísticos y capaces de entrelazar con suma facilidad riffs rápidos e intensos con otros más melódicos. Aunque el que realmente lleva todo el peso es Daniel Erlandsson a la batería, el encargado de orientar al resto, marcando el ritmo con una pegada contundente y precisa.
Arch Enemy
La banda atacó cada tema con una fuerza, una compenetración entre todos y una agresividad que verdaderamente, me dejó con la boca abierta. “My Apocalypse” y “Demonic Science” sonaron atronadoras, Angela cantó con una fuerza y entrega realmente impresionante, arrancando ensordecedoras ovaciones al termino de las mismas. El ritmo del concierto iba siendo fantástico, el repertorio era aniquilador, cortes de sus últimos trabajos y algunas de esas canciones de sus tres primeros álbumes, que han sido re-grabadas, con el sonido actual de la banda, con la voz de Angela, en su reciente disco “The Root Of All Evil”, para que queden también recogidas, para la posteridad.
“Dead Eyes See No Future”, una de las mejores canciones del “Anthems of Rebellion” fue la siguiente en sonar, un tema perfecto para tocar en directo, tal como se vio en la increíble respuesta del público, que no ceso de mover el cuello o de botar ante tal intensidad que infundieron. En la parte intermedia llegó el absoluto protagonismo de Daniel, con un solo de batería impecable, posteriormente le correspondió el turno a los hermanos Amott, que nos obsequiaron unas muestras ejemplares de virtuosismo, acompañados de ciertas secuencias, dejando el pabellón por todo lo alto. Estos momentos, por llamarlos de ruptura, fueron aprovechados al máximo por Angela, recuperando un poco el aliento, con el fin de no dar síntomas de flaqueo, ante tanto desgaste vocal.
“We Will Rise” fue acogida con un entusiasmo especial por parte de toda la audiencia, dado que se trataba de uno de sus mejores clásicos, esperado con total entusiasmo y con el que llegó la primera despedida de la banda. El bis quedó reservado a tres piezas sensacionales“Snow Bound”, ejecutada con clase, “Nemesis”, la cual sació las ansias del respetable, callando definitivamente las voces que anteriormente pedían incesantemente el tema y “Fields of Desolation” que supuso la rotunda despedida de los músicos, con el reparto de puas, baquetas....
Set List (Aproximado)
-The Immortal
-Revolution Begins
-Ravenous
-Blood on Your Hands
-My Apocalypse
-Demonic Science
-Dead Eyes See No Future
-Drum Solo
-I Will Live Again
-Bury Me an Angel
-Taking Back My Soul
-Guitar Solo's Chris and Michael
-Dead Bury Their Dead
-We Will Rise
-Snow Bound
-Nemesis
-Fields of Desolation
Arch Enemy
El broche de oro de esta edición llegaba a cargo de los segovianos Metalmania, quienes cada noche rinden tributo a una de las mejores bandas del mundo, estoy hablando de los mismísimos Metallica. A pesar de contar con poco público, ya que muchos se fueron marchando progresivamente y un sonido bastante pobre, se marcaron un show digno de elogiar, no es una tarea sencilla atreverse con clásicos tales como “One”, “Creeping Death”, “Nothing Else Matters” y desempeñarlo con la dignidad y el talento que requieren, pués Metalmania lo borda a las mil maravillas.
Antes de despedirme, quiero dar mi enhorabuena a los organizadores del evento, por el gran trabajo desempeñado y por haber sido conscientes de que el público es el que hace grande un festival. Se merecen un aplauso bien grande, en todos los sentidos. Un verdadero acierto que permitieran al público salir del recinto durante todo el festival,
dando igual por la razón que fuera, si era para tomar el aire o echar un trago en el bar próximo al polideportivo. A mi sinceramente me hicieron sentirme como estar en mi casa, a tus anchas, eso si, respetando la libertad de los demás.
Cantabria puede sentirse orgullosa de contar, año tras año, con uno de los festivales más honrados de este país, dotado de una personalidad intachable y un espíritu de lucha y subsistencia, encomiable.
¡Hagamos que ese sueño nunca se desvanezca! ¡Metaleros y metaleras, nos vemos el año que viene en El Astillero!