Del mismo modo que el filosofo francés Henri Bergson defendió a lo largo de su vida el desarrollo de la intuición, pensar como hombre de acción y actuar como hombre pensador, obrar conforme a nuestra fuerza vital desde un plano invisible más allá de la mente, sin necesidad de un razonamiento lógico, obedeciendo a nuestros impulsos interiores, a fin de alcanzar nuestro mejor yo posible; los aragoneses Insolenzia reivindican, en cada una de sus obras, la libertad individual de acción y expresión para no acabar funcionando como robots de forma rutinaria, hacer realidad nuestros sueños, sin verlos nunca, de antemano, como algo utópico, ser nosotros mismos, expresando nuestra verdadera individualidad. Abrir los ojos del alma para comprender que estamos ante un mundo lleno de posibilidades, siendo conscientes de nuestros propios límites para no ser esclavos y no quedarnos ofuscados ante el dolor de los demás.
En su quinto trabajo discográfico "Con el Mundo entre las Piernas", último de la trilogía "Celesto y la Luna" prentenden encender la mecha al cambio en la interpretación de nuestra realidad, que el ser fiel a uno mismo es la mayor libertad que tenemos aunque nuestras intuiciones más firmes estén en desacuerdo con lo establecido, que no dejemos de pensar por nosotros mismos, palabra y acción deben ir siempre de la mano y que la enfermedad del ignorante es ignorar su propia ignorancia.
Una continuación natural del "Me Quema El Sabor De Tus Ojos", un perfeccionamiento artístico para alcanzar ese punto de convergencia donde se armonizan una madurez consustancial y un talento bien direccionado. Un nivel de exigencia mayor plasmándose en un cuidado superior en el sonido final y la producción, al igual que en el cuerpo de las canciones, mucho más alejadas de lo previsibles, cargadas de absoluta libertad y una profunda sentimentalidad a modo de inculcamiento del valor de la autoconfianza, alcanzar la plena seguridad en nosotros mismos para no caer en el abismo de la perdición, entregando el control de nuestra vida a otro.
Por ello, ajenos a cualquier tipo de presión no es de extrañar que se hayan dejado llevar hasta el límite tanto en la música como en las letras, bajo un espiritu de absoluta humildad y una clara vocación de elaborar una buena remesa de canciones para ser radiadas en cualquier garito rockero, creciendo con inteligencia y sin perder el norte. Si de algo adolecen la mayoría de grupos nacionales es de no tener claro como se escribe una buena canción, de la importancia de una buena melodía y sobre todo del poder de la concesión, si algo se puede contar en un menor tiempo posible, mucho mejor, sin caer en el tópico de repetir una y otra vez el estribillo pegadizo. Insolenzia es una de las pocas excepciones, gran habilidad para fabricar canciones infalibles, un extraordinaria clarividencia a la hora de compaginar letras sentidas que se hacen inolvidables con melodías pegadizas de inconfundible sabor a rock callejero que como los buenos pasteles nunca empalagan y sabiendo sacar el máximo rendimiento a dos voces que se entienden de maravilla y unas guitarras que crujen con fuerza. No obstante, aunque su música pueda sonar a cualquiera de las bandas del momento todo está combinado de tal manera que al final te acaban pareciendo una banda con sonido personal
Estamos ante un poderoso trabajo que a piñon fijo no se desinfla en ningún momento, una colección de canciones que representan perfectamente los tiempos tan duros que estamos viviendo, privados de derechos y empobrecidos, pero en un sentido de urgencia y coraje para aunar esfuerzos y luchar por lo que creemos justo "En Mitad De La Nada", "Rabia" o "El Calor De La Revuelta", que el renunciar a nuestros sueños es lo mismo que dejar nuestras vidas en manos de los demás, "Volver", que no debemos tener miedo de romper los límites, "Sudor Frío" y que la mejor respuesta en la vida es lo que haces, no lo que dices, "La Respuesta"; aglutinando al máximo el espirítu del directo, la fiereza de la distorsión junto al exquisito dominio de la melodía, bajo una producción que puntea los detalles, manteniendo los juegos de palabras para lograr un doble efecto donde la sonoridad de las frases tiene la misma importancia que el contenido. El que hayan dejado fluir su feeling y creatividad, sin ningún tipo de ataduras, hace imposible resistirse a temas tan redondos como "Y La Sal" , la voz sensual de Isabel clavándose como una espiga, en un abrir y cerrar de ojos el medio tiempo "Asalto Final", cargado de intencionalidad, no hay nada mejor que ser distintos, diseñados con un vestuario diferente, usando prendas atrevidas buscando romper esquemas y alejendo la temida y probable repetición en la que fácilmente podrían caer los temas.
A veces uno se pregunta por que tiene éxito productos vacuos y superficiales en contenido y en cambios otros no son más que unos desconocidos para la mayoría. Supongo que no es más que la fiel representación de una sociedad, vulgar, conformista y aburguesa que prefiere esperar cómodamente a que le den todo masticadito y a trocitos pequeños, no se vayan a atragantar, eso si presumiendo de una rebeldía de pacotilla. Si hubiera una hipotética lista de las bandas más honestas , peleadoras y solidas de los diez últimos años, los zaragozanos Insolenzia deberían ocupar un lugar de honor. ¡Ignorarles sería un error que no te puedes permitir!
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