Si por una cosa se han caracterizado hasta ahora los madrileños Dawn Of Tears es por su capacidad para reinventarse y experimentar con diversas sonoridades. Su segundo trabajo de larga duración " "Act III: The Dying Eve", no está exento de experimentación ni momentos sonoros memorables, tratándose de todo un manjar para paladares refinados y sobre todo oyentes sin ningún tipo de prejuicio que quieran disfrutar de lo que se dice música con mayúsculas. Un tramado bastante complejo de death metal melódico, de ascendencia sueca, concentrando desgarro existencial, perversidad a media luz, tenues ambientes góticos de soterrada amenaza y una fragilidad engañosa que en realidad esconde tensión. Un río bien canalizado que nadie sabe a ciencia cierta dónde irá a desembocar, pero en el que navegar merece la pena, desconcertando en una primera escucha con la aplomada seguridad con que se ha llevado a término, canciones que evitan tanto anodinas estructuras tradiciones como arreglos de textura sintética, combinando atmósferas etéreas y decadentes; y jugando a la intensidad en base a minuciosas armonías y compases melódicos que se interconectan de modo subliminal.
Prestando un poco de atención uno puede descubrir detalles que ejemplificar la sinergia creada entre sus integrantes y la variedad de climas que se dan en el contexto de una misma canción, rutas y nortes totalmente diferentes pero que al fin y al cabo conforman una única esencia. No obstante, si algo sorprende es la espontaneidad que envuelve y ata a cada uno de los temas del mismo, una libertad musical sin complejos en el que prima técnica, inopinados cambios de ritmo y todo tipo de arreglos orquestales, tenues cabalgatas percusivas típicas del power progresivo, voces líricas femeninas y elementos claramente ajenos a su palo musical, riffs marcadamente heavies y atmósferas enrarecidas tanto de épica como de tragedia, bajo un trasfondo gótico, en ocasiones, en favor siempre de un concepto rítmico mas moderno.
Una inusual variedad que va desde momentos deslumbrantes "Lament Of Madeleine" , "The 7th Seal" con armonías vocales tan lúgubres y guturales, envueltas bajo un lirismo inquietante, que transportan a dimensiones más allá de lo meramente pensable, hasta envolventes contrastes sonoros que sorprenden por su interminable divinidad como "Present Of Guilt" o "Silent As Shades Are", de una mayor complejidad compositiva y ambición en la estructura. Mención aparte merece "Prize Denied", una pieza más resolutiva y auténtica que comunica diversos estilos y explota con un épico final capaz de situar el tema a la altura de lo que algunos suelen catalogar como una pieza maestra, conectándoles definitivamente a una verdadera escala internacional. ¡Recomendables!
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