Nadie diría que llevan más de 20 años sobre un escenario. Doctor Divago es como el buen vino, según va envejeciendo, mejora.
 
Imperio es ya su undécimo álbum y aunque breve, poco más de media hora de duración, resulta ser una perfecta armonía entre música y poesía.
 
Agradable y romanticón en sus versos, Manolo Bertrán suena inspirado en cada uno de los diez temas que forman el trabajo. Fluyen de manera natural mientras cuenta con su tan pulido estilo las historias de personajes como Gracia Imperio, Julio Galcerá o Barney Ross.
 
Una de las bazas fuertes de esta formación. Es su manera de enlazar las palabras, el estilo al tejer las rimas y tornarlas naturales sin perder frescura.
 
En Imperio encontramos, entre otros, temas como "Debilidad", que trata sobre cómo afrontar la derrota. "La deriva continental", donde el Pangea es la metáfora de una relación. "Un argumento tan malo", con una melodía y ritmo que recuerda al de los Beatles suena casi mágica.
 
En general, el sonido ha evolucionado hacia un rock clásico llevado por un ritmo muy agradable y calmado. Esto es especialmente notable en "Solo la mitad de la mitad de mí", tema que abre el CD y viene derrochando una actitud algo más "macarrilla" que logra enganchar al oyente desde el primer momento e invitarle a disfrutar del resto del trabajo.
 
Sin embargo, esta pose más desenfadada es solo pasajera, ya que el resto de pistas rebajan esa actitud casi chulesca por una más romántica, como ya avisamos al principio de la crítica.
 
Imperio supone una mirada atrás hacia sonidos que hace tiempo que dejaron de retransmitirse en las emisoras de radio. No sólo plasma un sonido rock clásico. El Pop es el elemento principal en la composición. Con él logra evocarnos escenas que abarcan desde los noventa hasta los sesenta.
 
El nuevo disco de Doctor Divago resulta ser un trabajo de Pop sumamente agradable por su infinidad de detalles y manera de endulzar sus canciones tristonas con unas elaboradas letras.
 
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