¡Elixir sonoro!
 
Ya se sabe que pocas veces los proyectos paralelos de los músicos ofrecen resultados destacables. A lo sumo sirven para que el ego del artista en cuestión se pavonee ante tanto derroche creativo. No es el caso de "Reno", el nuevo proyecto del cantautor valenciano de folk-rock, Manolo Tarancón, junto a los integrantes del desaparecido trío Torre de Control, que rezuma esfuerzo creativo, brillantez y magnetismo sonoro que atrapa, agarrándose sin timidez a armonías envueltas en luminosidad pop que tocan la fibra, lejos del bostezo, sobradas de lirismo y fuerza expresiva pero sin ser recargadas más de lo necesario ni adornadas con falsas pretensiones. Historias cercanas y costumbristas en las que cualquiera puede sumergirse, pegando agitados saltos entre el rock independiente, el pop universitario y el Lofi con tendencia radiofónica. Melodías trabajadas y casi perfectas en su redondez, desprendiendo la sensación de haber sido grabadas en una única toma y en la candidez y sencillez de su sonido.
 
Un disco nada epatante a primera vista pero cuyas recompensas se van haciendo evidentes conforme llegan perlas como el single "Ferrari", melodías con un poso adictivo "Selección Natural", "Política Interior" y "Velocidad" o el binomio que forman "Espiral" y "Despedidas" que atraviesan la epidermis y se introducen en el flujo sanguíneo, haciéndote palpar esas sensaciones tan universales pero a la vez tan incómodas como son descubrir los sinsabores que le ofrece a uno la vida.; dejando siempre que su música fluya con una solvente y pasmosa naturalidad como si tocasen para unos amigos en el local pero manteniendo las formas. Incluso hay espacio para piezas con sonoridades que se acercan al prototipo de música culta, como "Raro", con la venerable sombra, de los escoceses Teenage Fanclub, acechando en sus múltiples rincones. Una maravillosa capacidad de síntesis, de tejer canciones con los mínimos elementos y que por encima de todo hacer que parezcan familiares, sin sonar más que a ellos. Cuando hacer algo tan creíble y digno parece que sea lo más fácil del mundo, es que talento e ilusión no faltan. ¡Tan apetecibles como un chupito de buen bourbon!

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