Con el permiso de Hatebreed y Suicide Silence, pocas bandas saben sacar partido a la mezcla de metal agresivo y hardcore como los catalanes Stained Blood. Lejos de caer en los recurrentes clichés de este brusco género van más allá, consiguiendo casar con total naturalidad los riffs hedonistas del thrash metal más clásico y agresivo con la combatividad y brutalidad sonora a lo Carnifex, junto a un buen juego de guitarras y melodía, siguiendo las enseñanzas de la banda pionera del "sonido gotemburgo", At The Gates. Su álbum debut, "One Last Warning", muestra casi al límite la magnitud y destreza del conjunto a la hora de ejecutar su particular visión de entender el death metal extremo.
Un salvaje ataque de esquizofrenia musical no apto para almas cándidas, una auténtica patada en los dientes, aparcando a un lado ciertos parámetros ortodoxos que limiten la creatividad y forzando su velocidad de toque y pegada hasta límites insospechados. Todo un ejercicio de brutalidad caótica en el cual hacen de brutales cambio vocales uno de sus grandes signos de distinción, sin ninguna intención de querer convertirse en una banda para modernos enteradillos.
La privilegiada voz de su cantante Rou es clave para entender la superioridad cualitativa que ostenta el quinteto, el hombre demuestra estar a años luz de los garrulos habituales, sabiendo administrar a la perfección todos sus recursos, enfatizando, ya de por si, el poder de persuasión de las demoledoras factorías de riffs elaboradas por parte de Albert y Borja y la base rítmica tan sólida como flexible formada de la unión del bajista Raul Urios y el batería Salvador Dhorta que es la que verdaderamente otorga suma coherencia y sentido a tal caos sonoro sin parangón.
Obviamente, no existen intenciones evidentes de innovar sino renovar el género, alejándose del ejercicio de estilo y la filigrana, a cargo de voces agresivas con tendencia al grindcore o de tinte más black y elementos típicos jevilones, punteos de guitarra que se manifiestan con la misma energía y fiereza de bandas capitanas e imprescindibles, como la de los mismísimos Carcass en "Mind Control", "The Loser" o "One Last Warning", buscando siempre su propio camino, sin comprometerse nunca con nada que no sean ellos mismos, decantándose incluso, en ocasiones, por caminos mucho más dificultosos que la vía directa, la unión exclusiva de unas guitarras salvajes y nítidas con unas voces al límite del dolor y la paranoia, con un exceso tonal en pinceladas de metalcore salvaje, un ejemplo de ello serían "Another Test In The 4th Stage" o "Shadows Throne", momentos de autentico delirio.
Lejos de sonar a refrito de generación, Stained Blood ha logrado un debut más que prometedor, mediante un ataque descomunal de agresividad, no exento de calidad, vigorosos riffs y una variedad de registros que te impulsa a repetir especialmente en temas de puro Holocausto sonoro, "Rotten Roots", "One Last Warning" o "Monster Inside". Si para el siguiente mantienen el mismo nivel en todo el disco, podríamos estar ante algo grande.
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