Hay músicos que no se aferran a un estilo en concreto y tratan de desarrollar su propio potencial creativo hacia unos límites cuya comprensión se escapa de la lógica formal, invitando al oyente a sumergirse en una masa sonora realmente compleja y excéntrica, en una sensación frenética de caos, como si estuviera abriéndose la tierra bajo nuestros pies. La nueva obra de los catalanes Entropía "Pànik Sagnant" se presenta como una experiencia profundamente dañina, pesadillas surgidas de los más tenebrosos rincones de nuestro subconsciente, similar a respirar en una nube tóxica que se espesa cual cemento al contacto con los pulmones. Una hercúlea inducción al trance de resonancias Drone Doom, a modo de captación sobre el poder de las creencias, que es tan poderoso que puede transformar la forma en la que percibimos la realidad.
Una obra tan opresiva y nociva para el ser humano como la actual dictadura ultra liberal que padecemos. Lo primero a destacar es el trabajo que se ve tras los temas, de horas y horas buscando en el local de ensayo la complejidad de sus estructuras musicales, bajo la voluntad de crear atmósferas de desolación y desesperación y la imperiosa necesidad de transmitir un mensaje: la libertad, a cargo de ideales anarkosatanistas, la clase obrera necesita la ayuda de la mística revolucionaria, buscar en el más allá. Una reacción frente a las crisis de ansiedad o pánico, la lucha por la igualdad dentro de la diferencia.
Cada una de sus canciones es un estrato en descenso hacia el fondo de una fosa de las marinas mental. Una invitación a experimentar un automatismo psíquico propio, dejándose envolver por la sugestión que despiertan sus atmósferas de vibración telúrica y dialéctica revolucionaria: "Lament XIX" que versa sobre el cambio de paradigma del antiguo régimen al liberalismo capitalista, "Konjur De Creació MMXIV" que es la sociedad la que nos corrompe y en particular la onírica "Tel De Greix" la cual deja flotando al oyente en una sensación de vacío interior progresivo, que va carcomiendo el alma. ¡Inclasificable!