No suelo tener el placer de comentar los libros que nos llegan a la redacción de la web. Cierto es que mi interés por la lectura se ha agudizado últimamente y también es igual de verdadero que con el paso de los años los artistas que conocemos, músicos en su mayor parte, se van animando también a plasmar lo mejor de sí mismos en otros formatos, como pueden ser la poesía o la prosa. Van proliferando los amigos, y otros seres menos entrañables, que se deciden a escribir de otra forma, a dejar huella de sus vivencias de otra manera distinta a la de una canción. En cualquiera de los casos, todo ello es arte, con o sin música de fondo, pero al fin y al cabo arte y cultura.
La suerte se ha cruzado en mi camino en forma de número, del número 252, ni más ni menos. Y es que ese es el ejemplar que me ha llegado del nuevo libro de Daniel Sancet Cueto, conocido más comúnmente por ser el cantante de Insolenzia, o por lo menos por eso le conocía yo. Como suelen decir de casta le viene al galgo tener el rabo largo, y el señor
Sancet, cuenta en su haber con unas cuantas obras literarias, aparte de estar doctorado en Historia Contemporánea y estar cursando en la actualidad Antropología Social y Cultural.
Yo tengo el honor de tener en mis manos un ejemplar de los 300 que han sido editados, y que están numerados y firmados por el propio autor. Es sin duda alguna, una obra digna de guardar con mucho cariño y en un sitio muy especial, donde se vea, donde se dejan esas cosas que no quieres que se pierdan.
Este es un libro de poesía corto, apenas
72 páginas, que te deja con ganas de más, que se lee rápido y de manera amena. Si bien puede resultar tópico, y no sé si hasta hiriente, yo lo calificaría de poesía urbana, en el sentido de que es cercana, cotidiana, se entiende a la perfección y no se anda por las ramas.
Cuando empezaba a escribir sobre discos, siempre hacía alusión a ciertas frases que me llegaban al alma. En este caso, al comentar "Palabras condenadas a morir en los labios", no hay música, "sólo" tenemos palabras, así que resaltaré las que más me han gustado, que son: "Me prostituyo / casi todos los días me prostituyo" (en alusión a la alienación que supone trabajar); "la muerte no existe y la vida / es la felicidad de tenerte / cerca / siempre y mil veces siempre"; "el cisne no siempre fue cisne / aunque nadie / se acuerda de ello" y "el mundo se detiene y posa para nosotros / justo en el momento en que estamos dentro / y se cierra / la puerta del local".
Supongo que a cada uno, dentro de su momento y de sus circunstancias, le gusten más unas poesías u otras. Eso ya va a gusto del lector. Por eso lo mejor es sumergirse en la lectura de esta obra titulada "
Palabras condenadas a morir en los labios", que son unos retazos de vida dignos de ser releídos cada cierto tiempo.
Además me ha gustado el envite del señor Sancet a jugar, o por lo menos para mí ha sido un reto, aunque se pueden hacer trampas y mirar las últimas hojas del libro para descubrir los autores de cada canción. Esto hay que explicarlo, cada poesía tiene al final una canción de un grupo musical, de rock o punk. Así se descubren joyas que han escrito otros autores como Marea,
Desakato, Silencio Absoluto o Boikot. Pero es mucho más divertido hacer memoria y tratar de recordar a quién pertenece cada frase.
En la tienda de la web de Insolenzia os podéis hacer con esta y otras obras de Sancet.
www.insolenzia.es/tienda