Parece que hay cosas que no tienen importancia, pero para mí lo que realmente diferencia a unas personas de las otras, y por ende a un buen disco, de otro cualquiera, es el gusto por cuidar los, detalles, el esmero por hacer las cosas bien. Cuando un álbum está hecho con cuidado, con trabajo y dedicación, eso salta a la vista. En este caso esas son las primeras impresiones al ver el disco de Vuelo 505.
Pues bien, este álbum se llama "Turbulencias" y es original hasta las trancas. Empezando ya desde el principio por el aspecto visual del mismo, en formato digipack, con una portada más que original y llamativa, que no estridente, lo cortés no quita lo valiente. El libreto a su vez es puro, limpio y elegante. Así que echando un ojo primeramente a esto que comento, ya te puedes hacer una idea de lo que vas a escuchar posteriormente. Y es que como suelo decir siempre, las cartas de presentación son muy importantes.
"Turbulencias" está compuesto por doce temas, por unas canciones extensas y sin fisuras, por temas de Rock & Roll, de rock clásico y suave, pero aderezados de mil maneras, y bajo prismas muy diferentes. De tal manera, que aunque el disco sea largo en duración, parece que estuviésemos escuchando varios trabajos, de la misma banda, pero diferentes álbumes. Así pues hay toques latinos, aires del oeste, aires reggaes... También hay un hueco para el piano... Vamos que no te vas a aburrir ni por asomo con el disco de Vuelo 505.
Sobra decir que el sonido raya la perfección, obra y gracia del señor "Kolibrí" Díaz a la producción en los estudios R5 en Orikain (Navarra). Además para la ocasión colaboran Fredy Peláez (piano y hammond), Arantza Mendoza (coros), Pedro Vega (percusión) y Eduardo Beaumont "El Piñas" (voz en el camino de vuelta).
Desde un primer momento la banda se muestra contundente y exquisita, pero tal vez las muestras más representativas de su sobresaliente maestría vienen de la mano de "Noches de mucho", de la bailonga "Estamos muy bien", de la multicultural "Mundo camina", de la genial "Papel de fumar", o de la rockera "El camino de vuelta".
No vamos a desearles suerte, porque si no la tuvieran es que ellos serían invisibles y el resto de los mortales seríamos sordos. Les seguiremos la pista muy de cerca.