Hay palabras muy difíciles de escribir, frases que uno preferiría guardarse en el corazón, frases que no deberían salir de la mente. Esta es una de esas ocasiones, un momento en el que no quisiera estar redactando esto, dándole forma a unas ideas que nunca deberían haber sido plasmadas en ningún papel ni en ningún sitio.
Las despedidas me aterran, pero bueno, esas líneas son el adiós a Los Reconoces, pero nos quedará para siempre su música, esas canciones que permanecen tatuadas en la piel de manera invisible. Siempre he sido consciente de la grandeza de esta banda, aunque parece que cuando se despiden el vuelco al corazón hace que una sea todavía más contundente la consciencia, como suelen decir no te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes. Pero no, les dejaremos de ver en directo, pero los recuerdos y las sensaciones al escuchar sus canciones no me las va a quitar nadie. Su música ha sido su regalo y es un regalo imperecedero. Así que empezaremos dando las gracias (igual acabamos de la misma forma).
El dato técnico le sabemos todos, un Doble disco y un DVD grabado en la Sala Penélope de Madrid, ante más de 800 personas, con entradas agotadas, un 29 de noviembre de 2014, que podría haber sido un día más en el calendario, pero que muy a nuestro pesar no pasó como un día más sin pena ni gloria. Le han puesto el título de "Una luz entre la niebla" y nos lo han mandado así como quién no quiere la cosa, hay discos que te llegan al apartado de correos y otros te llegan al alma, hasta ahí es hasta donde llegó este final tan detestado por el público.
Colaboraciones de lujo como las de amigos como Michel Molinera (Canallas, Stafas), quien les produjo los dos primeros discos y les ayudó a moverlos y lanzarlos, en "No Creo Nada"; David Ziku y Ángel Abuelo de Envidia Kotxina en "Suerte", Ernesto Guilmain (Canallas, Poncho K) en "Primarios" y Daniel Pataá en "Levantad!" y todos, junto a Juan Palacios (Rock Estatal) en el colofón final de "La Risa", himno por excelencia de Los Reconoces.
Resulta espectacular el comienzo con la rockera "El patio de lacoma". Canciones como "Intangible" (con esas frases tan significativas), "Se me secan los mares," o "Puedo", hacen de ese primer disco una joya, el final es brutal con la preciosa "A trompicones", erizándose la piel. El segundo CD es como un chute de adrenalina, empezando por la animada "Me lo guiso como puedo" y acabando con el archiconocido tema de los madrileños, con su canción. A destacar de este segundo álbum grabado en directo, a parte de la evidencia de las sobresalientes canciones, la reivindicación de que los menores de edad pudiesen entrar a salas de conciertos, cosa que en ese momento no era todavía posible.
Además se incluye casi una media hora de entrevista con el grupo, siendo esta una parte realmente interesante de "Una luz entre la niebla". Durante ese ratito repasan trayectoria, nos hablan de sus orígenes, de su barrio, de cómo resultaron ganadores de un concurso en Hortaleza. Cambian impresiones sobre la autofinanciación de las bandas, nos explican cómo grababan ellos los discos, se tocan un tema en acústico. Además hablan de un proyecto paralelo, Fucking Monday. Y finalmente comentan emotivamente impresiones sobre su concierto de despedida, sensaciones, emociones y demás. "Una luz entre la niebla" es algo tan imprescindible como el beber o el alimentarse a diario. Una vez más… ¡¡Gracias!!.