¿Cómo empezar a analizar un disco tan impresionante como éste sin que se te quede nada en el tintero? Esta pregunta me ha rondado la cabeza desde que escuche esta tercera y última parte de la trilogía, que sobre Edgar Allan Poe ha llevado Joaquín Padilla.
Haciendo un poco de historia, decir que este proyecto dio a luz en el 2008 a raíz de la admiración de Joaquín Padilla y Jacobo García, ambos de Iguana Tango, por la figura del citado escritor y para ello reunieron a muchas de las principales figuras del Hard Rock y del Heavy Metal estatal, para así llevar a cabo tan impresionante obra.
Ya para la segunda parte, publicada en 2014 se quedó solo al frente Joaquín, que vuelve a estar al mando de esta tercera parte y que, con mucha diferencia, es la más compleja de las tres. ¿Por qué digo esto? Porque, a diferencia de las anteriores obras y de otros discos similares que se han podido hacer, estamos ante un trabajo concebido desde el punto de vista de una orquesta, con el añadido posterior de las partes rockeras. Por lo tanto la complejidad de la obra es mayúscula, ya que no hablamos de incorporar elementos de orquesta a un disco de rock, sino hacer una opera con vistas a incorporar partes de rock.
Todo ello está perfectamente explicado en el imprescindible DVD que acompaña al disco, y donde vamos viendo el proceso de creación del mismo y el cuidado de cualquier mínimo detalle; estamos ante una obra laboriosa en la elaboración y con infinidad de detalles, que aunque a veces pueden no apreciarse, cumplen una función perfectamente calculada.
Metiéndonos ya en harina, decir que el disco está dividido en dos partes: el Acto I lleva por título "El umbral de las pesadillas" y el Acto II llamado "La consumación". La presentación del trabajo, portada, diseño interior, etc. es simplemente brillante y como ya he comentado, se trata de un CD más un DVD, dirigido por Oscar Saldaña.
El disco arranca con "El mundo de los sueños", la pieza más extensa del disco y que es una maravilla, con una introducción grandiosa que nos adentra en esta nuevo viaje donde Morfeo, interpretado por Joaquín Padilla, lleva a Poe, al que da vida el gran Leo Jiménez, al mundo de los sueños para encontrarse con algunos de sus propios personajes. Impresionante el trabajo de los personajes secundarios, especialmente me gusta el punto que le da Israel Ramos de Alquimia y ahora en Avalanch y que hace el papel de Destino, pero sin desmerecer la labor del resto de voces y músicos. No te podrás quitar de la cabeza ese estribillo.
En "La bestia de ojos dentados", Lucién, al que da vida Miguel Ángel Franco de Saurom lleva a Poe por la biblioteca de los sueños donde se hayan los libros que nunca fueron escritos y allí se encuentran con Corintio, interpretado por el gran José Broseta de Opera Magna, origen de sus pesadillas y que tiene dientes en los ojos. Los coros recrean perfectamente la tensión que se crea por la presencia de tan indeseable personaje. El final de la canción es grandioso con un Leo es pleno apogeo, sin olvidar el gran trabajo de las guitarras, especialmente en el solo final.
Ya en "La maldición del manuscrito" nos volvemos a encontrar con Destino que lleva a Poe por las aguas del abismo que no son sinos el reflejo de su propia existencia, con una sensacional labor de los anteriormente citados, a los que se une un genial Jorge Berceo de Zenobia como el Viejo marinero sueco y el agresivo aporte de Fran Vázquez de Ceherokee como el Anciano de Maelmostroom. En esta canción deja también su marca Paco Ventura de Medina Azahara con un solo de guitarra. Otra que no podrás sacar de tu cabeza.
Impresionante la labora de Ronnie Romero de Lords of Black y también en Rainmbw en el papel de Conciencia de Poe, en "Corazones marcados por la traición, en la que el autor reconoce su egoísmo al dejar todo de lado en pos de su obra, algo que su esposa, Virginia, interpretada por Chus Herranz de We will rock you, le recrimina, Sensacional la labor de Ronnie que le añade un plus de dramatismo a esta bella pieza.
Nos vamos encontrando más personajes en "El resurgir de los dioses caídos", que arranca con Destrucción, interpretado por un genial José Cano de Centinela, indicando a Poe la posibilidad como encontrar el perdón, pero William Wilson, interpretado por un sorprendente Roberto Castiglioni de Unreal, le advierte de que todo es mentira, pero prefiere darle muerte. Gran aportación de Ignacio Prieto de Atlas como Frederik Metzengerstein, en una canción con un aire majestuoso y con un estribillo simplemente genial y muy épico.
En "El pecado de la eternidad" Pluto, uno de sus personajes y al que da vida Tete Novoa de Saratoga, recrimina su actitud a Poe, en una canción en la que podemos ver el duelo de dos de los cantantes que han pasado por Saratoga y que nos llevan a un duelo de voces que es un deleite para los oídos, en una canción que nos engancha desde el principio y donde las guitarras de Abel Franco de Tony Solo y sobre todo de Alberto Marín de Kaothic, están sensacionales.
Este primer acto termina con "Las aventuras de Arthur Gordom Pym", una breve pieza instrumental, donde brillan los violines y que es un bello reflejo del recorrido de Poe por los parajes que le inspiraron antiguamente.
Desespero, otro de los Siete Eternos e interpretado por Gabrielle de Val de The Val, hace acto de presencia en "El demonio de la perversidad", canción que abre el segundo acto y en la que se refleja el tormento que sufren sus personajes por culpa de sus malas acciones. Sensacional la labor de Gabrielle, pero no menos el papel de Carlos Sanz de Dünedain como Roderick Usher y, sobre todo, de Zyrus de Kaothic como La muerte roja, que aporta unos guturales que ensalzan aún más el tema.
En "El epitafio del destino", un Poe ya desesperado y con ganas de morir se encuentra con el Sr Valdemar, interpretado por Manuel Escudero de Sacramento y con Tánatos, interpretado por Alfred Romero de Dark Moor, que le recriminan el que se burlase de la muerte en sus relatos. Grandísima canción, quizás la más metalera del todo el disco, y con un estribillo que te quedará grabado gracias a su majestuidad.
En el "El peso del perdón", Virginia recrimina a Poe el que siga pensado en otras mujeres recordándola a ella, mientras se olvida de la verdadera Virginia una vez muerta. Una canción muy bella y tranquila, donde no solo Leo y Chus Herranz, se lucen, sino que hay que destacar la sensacional labor de Txema Cariñena al piano, acompañado del propio Joaquín con otro piano adicional.
Nuestra aventura va llegando al final con "Descansa en Paz", en donde Virginia perdona a Poe y así este descubre, por la generosidad de ella, el verdadero amor y es que al final el verdadero amor todo lo puede. Sensacional colofón a esta obra donde la dulzura del principio contrasta con lo épico del desarrollo del mismo, con unos coros que están geniales como en todo el disco y un Manuel Seoane de Burdel King, que realiza un sensacional solo de guitarra. El final de la canción es impresionante
El final de esta maravillosa obra viene con "El lamento del hombre de arena", en donde Morfeo reflexiona sobre lo inútil de tanto sufrimiento. Es una dulce pieza donde tanto Joaquín Padilla como Txema Cariñena se lucen, acabando el disco con las mismas palabras con las que comenzó.
Y así acaba este disco que es de los mejores discos que he escuchado en mi vida, y son 30 años escuchando rock. Sin palabras me ha dejado el disco que recomiendo a todo el que le guste la música. Impresionante la labor de todos los músicos y cantantes que hacen una labor sin igual.
¡¡¡Obra maestra!!!