Soberbia, avaricia, pereza, lujuria, gula, ira y envidia. Son los siete pecados capitales, y ahora también son las canciones que contiene el último disco sacado por los logroñeses El cuarto Verde. La evolución de la banda es constante, y buena prueba de ello es su sonido, muy bien definido y muy actual.
El primero de los pecados es la soberbia, con una introducción relajada que pronto se ve interrumpida por un potente ritmo rock. La melodía de la voz recuerda en ciertos aspectos a la música indie, que se encuentra en su momento más dulce. "Avaricia" repite la fórmula de la calma antes de la tempestad, con un riff de gran destreza en el que bajo y guitarra comparten el protagonismo. Las pistas instrumentales no dejan de regalar nuevos riffs diferentes, con interesantes cambios de ritmo muy bien entrelazados. "Pereza" baja las revoluciones con un sonido más afín al pop rock, y una letra menos directa que sus compañeras con respecto al pecado al que representa, pero mucho más poética.
Si con "Soberbia" notamos ciertos matices indies, "Lujuria" nos deja claro que este estilo también es un punto fuerte del grupo. Hasta el momento nos hemos encontrado un disco muy misceláneo, en el que el grupo defiende con abrumadora soltura multitud de estilos. Y añadiendo variedad llega "Gula", con una letra, ahora sí, muy directa frente al quinto pecado. Volvemos a apreciar efectos en la voz, como en temas anteriores.
Aprovechan muy bien todos los recursos los logroñeses. "Ira" es la canción más agresiva de este trabajo (ninguna otra encajaría mejor). El potente estribillo final rebosa rabia, mucha energía que los músicos contagian con suma facilidad. El pecado encargado de poner el cierre es la "Envidia", donde se vuelve a demostrar músculo en las instrumentales, siguiendo la receta de las primeras canciones, y aprovechando el tema para mandar un mensaje a los envidiosos.