Y tras varios días con problemas informáticos, por fin liberamos la tercera y última parte de la crónica del Viña Rock. Empezamos con Karlos:

Última jornada del Viña Rock, la lluvia se iba alejando pero el frío se quedó, es que no estamos a gusto con nada. Nos levantamos para afrontar esta última etapa en Villarrobledo y cómo no, aprovechamos la mañana para acercarnos por el Pub La Perdición, lugar de peregrinación para nuestro paseo matutino por el pueblo. Buena música bien rodeado por amigos, compañeros de prensa, que si ronda de botellines, que si partidas de futbolín, y tal y cual.

Tras comer a toda prisa nos dirigimos al recinto para apoyar un poco a las primeras bandas, que generalmente son las locales. Tras ver terminar a The Zaraballos decidimos quedarnos para ver toda la actuación de la banda de metal de Villarrobledo, Psicodelicia, grupo que ya conocíamos por anteriores participaciones en este festival, además su guitarrista es el dueño del Pub que antes mencionábamos, La Perdición.

Nos presentaron su primer disco “Frenética Autodestrucción” que pocos días atrás veía la luz, un primer trabajo que afianzaron en la escasa media hora de actuación que tenían. Su cantante puso el listón muy alto con los buenos registros de voz y su continuo movimiento sobre el escenario. Respecto a su música, se trata de un metal muy orientado hacia bandas como Machine Head o Pantera, con base sólida e intensa, aunque el sonido no fue muy nítido, pero eso es ya otra historia.

Con Segismundo Toxicómano apareció el sol, algo es algo. La afluencia de público fue buena al principio, y según iba avanzando la actuación, la gente se iba animando. Perfilaron un concierto directo, cargado de balas, es uno de esos directos que te atrapa a la primera y hace que te entregues por completo.

¿Quién no se sabe las canciones de su último trabajo “Una Bala”?, yo creo que todo el mundo se las sabe, es más, que todo el mundo tiene una o varias copias originales de este trabajo, el ser regalado en cada uno de sus conciertos durante muchos meses, sirve para algo.

Se puede decir que los Segis son una de esas bandas imprescindibles en un gran / pequeño festival, siempre eligen detenidamente su set list y ofrecen un directo sin fisuras y que rara vez defrauda. Canciones como “12 Años”, “Odio”, “Mi Vida”, “Realidad”, “Las Drogas”, “Euskadi”... sonaron mejor que nunca, este último tema cantado con la modificación de marras “Euskadi huele a Speed, desde Miranda hasta Renteria...”.

Fue un abrir y cerrar de ojos, el tiempo pasó volando, síntoma de una actuación brillante y enérgica.

Aparcamos por un rato los sonidos más bailables y el sea movidito de los navarros Vendetta, para sumergirnos en el poder metal con tintes sinfónicos de DarkMoor. No era la primera vez que les veíamos, en su gira con Jorge Salan, tuvimos la suerte de poder verles. Era el momento de asistir a un concierto suyo en un gran escenario, en un festival.

Se crecieron y ofertaron su música hacia un público quizás muy limitado, quizás el Viña no sea un evento para el tipo de música que practica esta gente, pero por lo menos tuvieron la oportunidad de abrir los oídos a más de uno y hacerles ver que Dar Moor es una buena banda. Derrocharon virtuosismo por todos los lados, y la voz de Alfred Romero se lució más que nunca mientras el sol a esas horas empezaba a calentar un poco más el ambiente.

Presentaron de largo su último disco “Ancestral Romance”, un trabajo conceptual que rinde homenaje a la cultura e historia de nuestro país. Aparte tocaron canciones de su magistral anterior obra “Autumnal”. Si uno escucha su discografía nota una clara evolución que posiblemente les lleve a cruzar nuestras fronteras, tiempo al tiempo.

Pero no todo van a ser buenas palabras, a parte del bajista, Mario, que por cierto, su instrumento tenía unas cuerdas rosas, el resto de la banda apenas se movió del sitio, bastante estáticos, un detalle que no nos gusta ver, queremos movimiento, tanto arriba del escenario como abajo.

Lo dicho, mezclaron los temas nuevos con los anteriores como “Before the fuel” o “From Hell”, quedando un directo equilibrado. “Mio Cid” o “La Canción del Pirata”, ambas muestras de esas historias estatales que han querido recordar en su nuevo trabajo.

Sara se reengancha a esta tercera jornada:

Sin lluvia que nos evitase disfrutar de la actuación de Habeas Corpus, estos se hicieron rápidamente con el escenario Villarrobledo. Los madrileños tienen disco nuevo, O todo o nada, así que era inexcusable que sonasen buena parte de sus temas esa tarde, “Perdimos la ocasión”, “Sois ejemplo” y “Fanáticos católicos” fueron algunos.

Sonido hardcore, letras llenas de ira y guitarras cargadas de fuerza intentando despertar del todo al público con “A las cosas por su nombre”, “A sangre y fuego”, “La razón del poder”. Entre pogos y bailes tuvieron un momento para recordar al Rayo Vallecano, que para el que no lo sepa, vuelve a la 1ª división.

M.A.R.S. y los suyos no se olvidaron de sus temas más destacados, “Mano de hierro, guante de seda”, “Distancia” y la potente “Cada vez más odio”. A destacar el increíble Wall of death que consiguieron formar. Es cierto que suelen hacerlo en sus conciertos, pero el ambiente de un festival como el Viña Rock es el decorado perfecto.

Karlos nos hace un breve comentario de Banda Jachís:

Mientras avanzaba la tarde, dejábamos atrás el conciertazo que se marcaron los Habeas Corpus para ver un rato el reencuentro con los alicantinos Banda Jachis, ilustre formación del genuino cantante de Maniática, Javi Chispes, una formación que únicamente tiene como miembro original al propio Javi.

Rescataron esos temas que en su día hicieron a la banda un grande sobre los escenarios, a pesar de los años, consiguieron mantener la chispa adecuada con su mestizaje y su buen hacer, pero quizás, el peso de “competir” a la misma hora con Hora Zulú, se notó en demasía.

Confinuamos con Sara:

Los granadinos Hora Zulú derrocharon su arte y salieron con fuerza, como acostumbran, a darlo todo en el escenario Metálika. El ánimo, el tiempo y el público acompañaban, no así el sonido del escenario, que como ya he comentado en otra ocasión sonaba más bajo de lo que quisiéramos. Como detalle, es la primera vez que veo a Aitor sin su habitual gorro negro.

Hora Zulú es de los grupos con los que más disfruto en directo, será porque el repertorio me parece temazo tras temazo, por las ganas que demuestran sobre el escenario o por las dos cosas pero lo cierto es que para mí fue uno de los mejores ratos de la tarde. “Toma y obliga”, “Tientos”, “Dice el poniente” y otras tantas siempre cargadas de veloces rimas y potentes guitarras hicieron las delicias de los presentes.

Por supuesto sonaron las imprescindibles “Camarada”, “Tango” o “Agua de mayo”, aunque imprescindibles hay unas cuantas, todas con un denominador común, esa descarga de rabia y rencor que siempre protagonizan las letras de la banda. Esa mezcla de hip-hop, metal e incluso algún guiño al flamenco, crea un sonido del que hay pocos precedentes y que sin que te des cuenta te llega directo a la sien.

Enganchan sus ritmos, su rebeldía, y entre temas como “Andaluz de nacimiento”, “Y no protesto” o “A ver si me entiendes” se llegó al final del tiempo disponible. Aunque se me suelen hacer cortos los conciertos de Hora Zulú, o eche en falta algún tema de entre mis favoritos, lo cierto es que siempre me dejan buen sabor de boca.

Y llegó la hora de otros de los más esperados esta edición del Viña Rock, Txarrena, proyecto paralelo de El Drogas, que comenzó hace casi 20 años y que han resucitado ahora tras el parón de Barricada. El disco Azulejo Frío ha supuesto su regreso pero suenan como si la banda llevase años tocando. Rocanrol puro y duro, presentaron las nuevas “Salvaje mirar”, “Todos los gatos”, “Estos clavos”… sonaron prácticamente todas.

Una auténtica lección de musical de la mano del gran Enrique Villarreal, que parece tener la receta para componer y la llave para expresarse como no todos pueden hacerlo. La limpia sencillez de “Con tu piel” o la ternura de “El fuego de la tarde” solo podían ser obra suya, sentimientos transformados en rocanrol. Pero Txarrena es un puzle en el que el resto de piezas mantiene el nivel, Txus a la guitarra, El Flako al bajo y Brigi (vocalista de Koma) a la batería, reventando baqueta tras baqueta, forman un engranaje perfecto.

Por supuesto recordaron sus temas anteriores a este regreso, intactos a pesar del tiempo, “Déjalo muñeca, déjalo”, “El lobo feroz” con máscara de lobo incluida, o “Frío”, la versión Alarma incluida en su primer trabajo. Superábamos las diez y media de la noche, el escenario Villarrobledo y su abundante público despedían a Txarrena al ritmo de “Empujo pa ki” y, cómo no, “Azulejo frío”. Buena sensación tras este concierto, sin duda.

En el escenario Naranja hacían su aparición los chicos de Los Delinqüentes, coincidían con Brujería en el Metálika pero a mí me apetecía más entrar en calor a golpe de rumba y guasa. Animando al público desde que empezaron a sonar con “Los Delinqüentes y La Banda del Ratón” fueron desgranando su festivo repertorio con “No llevamos na”, “Después” o “La Cacerola”, del disco que grabaron con Tomasito el año pasado.

Turutas que suenan a chirigota, vientos, cuerdas, percusión y palmas andaluzas llenaron nuestra cabeza de buenrollismo al ritmo de temas como “Cicatrizando”, “Pirata del estrecho”, que en su día interpretaron con Muchachito y La Excepción, y algunas tan populares como “La primavera trompetera”, “A la luz del Lorenzo” o “El aire de la calle”, posiblemente de las más conocidas de la banda.

El jolgorio envolvió el ambiente hasta el final del show, que dio sus últimos soplidos con “Camino de los bares”, “El abuelo Fréderick” y “Trabubulandia”. Un concierto optimista y relajado para cargar pilas, que ya el cuerpo iba notando los estragos del festival.

La escapada de Karlos fue para ver a los Brujería:

A la hora de Brujería, el frío hizo acto de presencia, pero no consiguió que nos apalancáramos para nada, allí estaba los mexicanos que se marcaron una de las actuaciones más destacadas de la presente edición del festival.

En los años 90 empezaron a escribir su leyenda actuando en contadas ocasiones pero éstas tuvieron mucha repercusión por la prensa especializada, su carisma y propuesta son marcas de la casa, aparecen a escena con las caras tapadas y crean cierto misterio, además sus letras están asociadas a los narcos y a las drogas.

En la actual formación nos encontramos a gente conocida, como Shane Embury de Napalm Death, su pelo tan llamativo le delata. Jeff Walker bajista de Carcass, Adrien Erlandsson batería de Cradle of Filth y sus dos cantantes, Juan Brujo y Pinche Peach.

El sonido acompañó en todo momento, limpio, decente, con un concierto que fue de menos a más hasta que los músicos encarrilaron su directo con los temas emblemáticos y alguno que otro nuevo que formarán parte de su próximo disco. “Brujerismo”, “Colas de Ratas”, “Cristo de la Roca”, “Raza Odiada” y como no “Matando Güeros”, en un último tema revolucionario y directo ya con el machete en la mano, un artilugio que forma parte de su parafernalia en sus directos.

Tras ello, se despidieron con la sintonía del tema “Marihuana”, donde montaron un corrido mexicano con bailes y unión de la banda sobre el escenario. A parte, regalaron púas, baquetas incluso los set list.

Sara con La Fuga:

La segunda parte de la polémica historia Rulo-La Fuga tenía lugar con la media noche. Considerable asistencia para presenciar un regreso, que al menos yo, aún no había podido descubrir. Renovada formación y renovada imagen, pero mismo espíritu, y por lo que sé, con la idea de hacerlo todo menos melancólico de lo que se venía siendo en los últimos tiempos del grupo.

Con un repertorio similar al de la noche anterior en cuanto a los temas de su pasada etapa, todos cantamos “Majareta”, “Buscando en la basura” y la siempre presente “P’aquí p’allá”. Bailamos a ritmo de ska con “Pedazo de morón” y mandamos todo a la mierda con “Baja por diversión”. Y de su disco Raíces, algunas como “Gripado corazón”, “Arde el viernes” o “Ganas”, que sin duda no le faltan al nuevo vocalista, Pedro, aunque sea Nando quien dé el perfil de líder del grupo.

Buen sonido, buenos músicos y buena voz. Afinidad entre ellos, actitud y presencia, pero me resulta raro escucharlos y pensar que se llaman La Fuga. No quiero ser injusta porque sé que es un grupo que se lo curra, que cuida los detalles y que lleva mucho camino andado como para que venga yo a cuestionar su puesto en la escena musical, pero es sinceramente lo que a mí me transmitieron.

Desde el principio confié en la esencia, el espíritu del que hablaba antes y decidí que la nueva Fuga merecía una oportunidad. Quizá va a ser necesario cambiar por completo el chip, escucharlos sin mirar el nombre que pone en las camisetas.

Karlos con Tierra Santa:

Uno de los regresos más esperados de este 2,011 fue el de los riojanos Tierra Santa y claro, no podían faltar en uno de los festivales más importantes del país como es el Viña Rock. Fueron los encargados de cerrar la programación del escenario Metálika, muy buena elección por parte de la organización. La banda venía a presentar “Caminos de Fuego”, un trabajo que ha cuajado entre la mayoría de sus seguidores.

Una banda que a pesar de su estaticidad sobre el escenario, consiguen llenarnos con sus fantásticas y épicas interpretaciones, a la par de emotivas, parte de la culpa la tiene Ángel, que transmite a la perfección las historias que relatan en forma de canciones. Nos dieron una buena lección de humildad y buen heavy metal.

Desde un principio nos dimos cuenta que la columna vertebral del set list se basaría en “Caminos de Fuego”, tema elegido para dar comienzo a la descarga musical, le siguientes “Reina de Egipto”, “La Leyenda del holandés errante”, “Libre”, todos ellos de su último trabajo.

El público se mantenía expectante, con poco movimiento en las primeras filas, no sé si sería por el frío o por el cansancio acumulado, pero en cierto modo es lógico, ya llevábamos tres días de festival y eso pasa factura.

Sara con Bersuit y Boikot:

Al mismo tiempo que Tierra Santa reaparecían en el escenario Metálika, en el Naranja presenciamos otro regreso, el de los argentinos Bersuit y sus habituales pijamas, que tras dos años de inactividad están de vuelta con un miembro menos en sus filas, Gustavo Cordera, que decidió abandonar la banda.

Repasaron sus temas más conocidos para recuerdo de sus seguidores más fieles, y uno de los momentos a destacar tuvo lugar cuando sus colegas valencianos de La Pulquería, que por cierto, grabaron con ellos en Argentina su último disco, salieron al escenario e interpretaron juntos la divertida “La bolsa”.

Aguantamos las ganas de retirarnos que nos daban el frío y la madrugada con otras cuantas ganas de ver a Boikot que suelen montarla buena en el escenario. Y así fue, abrieron con “Inés” y recordaron uno tras otro buena parte de sus éxitos, más que conocidos, “Hasta siempre”, “Stop censura”, “Despaldas al mundo”… temas convertidos la mayoría de ellos ya en clásicos.

Los madrileños siguieron regalando fiesta a todos los presentes con su espectáculo, con Chiquitín, de Ska-P en sus filas como integrante temporal y con la aparición en el escenario de un grupo de chicas para interpretar “Bajo el suelo”. Luchadores y gamberros hicieron sonar otras como “Korsakov”, “Mentiras”, “Kualkier día” original de Piperrak que ya hicieron como suya hace tiempo.

Como la mayoría esperábamos y anticipando su nuevo disco, que está en camino, nos presentaron “Sexo, drogas y rocanrol”, y como ya venían proponiendo antes del festival, con un estribillo con coreografía, para el que salieron de nuevo las chicas y para el que no dudé, y no fui la única, en echarme un baile. Bien entrada la noche y ante el numeroso público que congregaron, dieron por concluida su actuación.

Y para terminar, Karlos con Eskorzo:

Ya cerrando el festival, los granadinos Eskorzo mantuvieron la fiesta con ese azote mestizo que les caracteriza, bien unido al funk, ska, afrobeat, reggae, de todo un poco, una buena propuesta que lleva más de 15 sobre los escenarios, por lo cual, hace pocas semanas publicaron un disco en directo llamado “El Encanto de lo Irreverente”. Esta noche volvían a transmitir lo grabado en el escenario.

Si durante todo el festival los horarios se cumplieron, con Eskorzo fue una excepción, el grupo anterior, Boikot, se pasó en hora y los granadinos lo sufrieron, sin más, pura anécdota. Entre saltos y energía, el cantante transmitió su fuerza a los presentes, con una actuación muy dinámica como nos tienen acostumbrados, con aires festivos.

Y ya está, otro año más terminamos con nuestra crónica del Viña Rock, pero no nos queremos ir sin dar las gracias a la organización por facilitarnos las cosas, al resto de compañeros de prensa que pasamos grandes momentos con ellos, al personal de seguridad que este año se portaron como nunca y no nos pusieron trabas para poder realizar nuestro trabajo...

El Viña Rock sigue siendo uno de los grandes festivales de nuestro país a nivel rock estatal a pesar de la reducción de asistencia que año tras año está sufriendo, y como no cambie mucho la cosa y la organización no se replanteé el tema de “llevar siempre a los mismos”, la cosa pinta mal, muy mal.

Desde nuestra humilde opinión, deberían buscar nuevas bandas, grupos que den un toque de aire fresco al festival, alguna formación internacional… entre todos tenemos que volver a ser esas 60.000 personas que iban anualmente a Villarrobledo.

Nosotros, hagan lo que hagan, iremos ¡El Viña es el Viña!!!!!!