La segunda jornada se presentaba igual de apasionada y entretenida como la primera, dada la variedad y calidad musical de los grupos contratados.

No hubo que esperar mucho para darnos cuenta de ello, incluso mucho antes de que fuera absolutamente refrendando por bandas de primera categoría del tipo de Cheap Trick, Primus o Queens Of The Stone Age, tocando todas ellas a un nivel altísimo, casi literalmente a como lo suelen llevar a cabo en su país natal. Aunque se dio una similar afluencia de público, superándose notablemente las expectativas que había puestas en ella, la aglomeración se fue produciendo de una manera más escalonada en parte porque el soleado y caluroso tiempo no invitaba a estar desde primeras horas de la tarde; asimismo, el hecho de que las actuaciones este año arrancarán más tarde de lo habitual, a las 17:00 horas o 17:15, dependiendo del día, tampoco fomentó lo suficiente en el ánimo de acudir desde la correspondiente apertura de puertas.

Lástima que siempre ocurra esa misma historia y las primeras bandas no cuenten con un apoyo mayor de público, incluso a veces ni de ciertos medios musicales, incomprensible por no decir otra cosa. ¿Algún año cambiará eso?

No cabe duda de que los vizcaínos The Riff Truckers visitaron Gasteiz con ganas de difundir su música como fuera. Concentraron toda su experiencia, dejando entrever claramente sus formas y auténtico rock sureño de la vieja escuela, exponiendo con pelos y señales una pasión por la música que aún no conoce límites.

Los de Gernika crearon el ambiente idóneo para moverse con soltura y de un modo bastante enérgico, interpretando los temas de su primer disco “On Route”, esos con los que cautivaron a los jueces en la XXII edición del concurso Pop Rock Villa de Bilbao y lograron por méritos propios el galardón de mejor grupo.

La puesta en escena se caracterizó una vez más por esas gesticulaciones tan bien ensayadas y una tremenda compenetración entre ellos, partiéndose los cuernos por captar toda atención, aún a riesgo de romperse una pierna, menudo salto dió su cantante Osman al foso para refrescar las gargantas sedientas con su delicioso brebaje en “Johnny Wisky”, una gentileza que terminó de convencer y dejar a todo el mundo encantado. ¡Un anticiclón de cojones!

Sin tiempo para pensar, llegaba el primer traslado al escenario de la carpa, “Ben Keith”, donde nos esperaba una de las bandas de más éxito en Canada, me estoy refiriendo a los curtidos Blue Rodeo que nos trasladaron a un estado hipnótico con su temario de pop y country rock, sonidos que te recuerdan a ese sueño aventurero que de muy buena manera exteriorizaban a finales de los sesenta, la Creedence Clearwater Revival  o The Mamas & The Papas. Jim Cuddy sacó brillo a su acústica con una gran fidelidad al sonido de sus discos, protegido por unas bases rítmicas a partir de dos platos y la sonoridad nocturna de un órgano añejo, tal como si estuviera viajando al compás del tic-tac de un metrónomo. ¡Un buen pasatiempo!

Era el momento de dar un giro de 180 grados, musicalmente hablando, a cargo de una de las grandes leyendas del psychobilly, The Reverend Horton Heat, trío liderado por Jim Heath, una de las figuras destacadas del rockabilly contemporáneo. Si bien, sufrieron algún que otro problemilla de sonido, sobre todo al comienzo, sus canciones resultaron adictivas como el tabaco y dulces como una lata de Cherry Coke. Los ritmos que imprimieron en “Galaxy 500” y “Folson Prisom Blues” (Johnny Cash) incitaron a más de uno a bailar moviendo enérgicamente las caderas y dejando el resto del cuerpo a expensas de lo que le marcase la pelvis.

Si de algo van sobrados los bilbainos Atom Rhumba es de estilo, no hace falta que suene una nota, nada más hacer acto de presencia con sus vestimentas, logran llenar de electricidad cualquier recinto. Ni te cuento a la que empiezan a descargar su impecable repertorio, una descarga vibrante de crudeza, como un filete vuelta y vuelta, que no ofrece tara alguna y no deja títere con cabeza. Siguen erre que erre con lo suyo, una intención de no estancarse para así descubrir nuevas sensaciones, sumergidos en una languidez eléctrica que va trepando por árboles gigantes y llega a lo más alto rebosante de energía y abundantes esencias.

En directo se crecen y se convierten en una superbanda, que a partir de diferentes vertientes del rock americano, defienden a muerte sus composiciones con furiosos finales sónicos que nunca resultan gratuitos “Un aplauso para los Riff Truckers porque así se empieza un festival como éste con dos cojones” fueron las palabras de elogio de su bajista Iñigo “Cabeza-fuego” (acordeonista en Bizarduñak) hacia la otra banda vizcaína participante.

La espontaneidad de subir a una persona del público para que se marcara su propio baile les hizo ganar mucho más enteros. Detuvieron el tiempo con muecas de expresividad y acordes musicales provenientes del alma. Se ganaron el paseíllo musical con el corazón latiendo y la corona de laureles en la cabeza. ¡Un gustazo!

Hubo un tiempo en que Cheap Trick fueron considerados como los Beatles más ruidosos, en Japón, mientras que en su propio país seguían completamente en el anonimato y sin ser valorados como deberían, el mejor estandarte del power pop de aquella época, los setenta. Una subestimación un poco injusta viendo posteriormente la influencia que tuvieron en algunas de las grandes bandas del rock norteamericanas de los noventa, Weezer, Nirvana o Smashing Pumpkins.

A estas alturas nadie duda de que son una especie de geniecillos locos y que han sido uno de los grupos más infravalorados de la historia del rock. En Gasteiz se destaparon con uno de sus conciertos que hacen historia, de los que se cuentan tanto por su calidad como por su inusitado carácter directo y un delicado equilibrio entre contundencia rockera y peso melódico. Mezclando canciones de casi todos sus discos, arrasando con un sonido excepcional, dos crujientes guitarras disfrutables por separado y desde luego en conjunto y la batería con un punch perfecto. A todo esto, Robin Zander formidable, ataviado con un uniforme de de auténtico rock star,"Dream Police", super dinámico desde el principio y con una voz que sigue conservándose extraordinaria.

¡El nombre de esta banda debería escribirse con letras de oro!

 - Hello There
- California Man
- Big Eyes
- I Want You To Want Me
- These Days
- 70's Song
- Top Of The World
- Voices
- (Speck) Ballad Of The TV Violence
- Never Have A Lot To Lose
- Baby Loves To Rock
- Flame
- Sick Man Of Europe
- Surrender
- Gonna Raise Hell
- Dream Police
- Goodnight

Lo de Bad Brains en la carpa fue realmente impresionante, me dejaron unas vibraciones tan buenas que no las abandoné en todo lo que restaba de día, y es que supieron transmitir en poco más de una hora toda la energía de su música y ese desequilibrio tanto mental como musical que ha acompañado su carrera.

A pesar de que su sonido es bastante demente, una mezcla de hardcore con reggae, no muy fácil de digerir, una velocidad que aumenta cada vez más, dejándote tras haber sonado cinco o seis canciones una leve sensación de que ya lo han dicho todo, cual fue mi sorpresa de contemplar a un público que respondió con un entusiasmo reservado a las grandes ocasiones, convirtiendo rápidamente el lugar en un mar de sudor y una colección de cabezas balanceándose.

- Intro
- Attitude
- Right Brigade
- Regulator
- Jah Love
- Give Thanks and Praises
- Universal Peace
- F.V.K
- I & I Survive
- Banned in D.C.
- Re-Ignition
- Pay To Cum
- I Against I

Una de las novedades de esta edición radicó en que algunas de las actuaciones se fueron desarrollando simultaneamente, dividiendo consideramente al público, sobre todo las que fue albergando el tercer escenario “Monster Stage”, situado en las inmediaciones de la entrada. Yo personalmente preferí decantarme por lo que estaba aconteciendo en los dos escenarios principales que la verdad, no era moco de pavo.

Adoro la música de Primus con toda mi alma, sus discos me han expresado sensaciones como pocos lo han hecho. Ellos fueron uno de principales motivos de mi presencia en el festival y vista su tremenda actuación, en serio que mereció mucho la pena no quedarse en casa. De una patada tiraron abajo las puertas del tendió, escupiendo a la indiferencia con una gran creatividad y desenvoltura instrumental, siempre encabezada por el excéntrico Les Claypool que vestía como un verdadero gentleman.

Aún pudiéndoles recriminar que obviara joyas de la talla de “Wynona's Big Brown Beaver”, “Too Many Puppies”, en pro de temas más modernos, gozar de las las acrobacias, locuras y efectos instrumentales de Les, ya de por si paga la entrada de todo el festival. Un show imprevisible y aunque estuvo bien, no creo que fuera lo más acertado ponerles en un escenario tan grande, ya que perdieron ese algo especial que hubiéramos podido ver y disfrutar con mejores condiciones en un escenario más intimo, una cierta privacidad y el silencio cómplice que su propuesta necesita del público. No me atrevo a poner ningún calificativo a lo de la máscara de mono tocando la whamola. ¡Mucho arte!

- Here Come the Bastards
- Pudding Time
- The Eyes of the Squirrel
- Groundhog's Day
- Frizzle Fry
- Lee Van Cleef
- Over The Falls
- Tragedy's A Comin'
- John the Fisherman
- Jilly's on Smack
- The Green Ranger
- My Name Is Mud
- Jerry Was A Race Car Driver
- Tommy The Cat

Uno de los cabezas de cartel más visibles del todo el festival eran si duda, Queens Of The Stone Age, la única formación que repetía presencia, una referencia en lo que a buenos e impecables directos se refiere. Pues bien, dieron un concierto impresionante, compensando la espera de tantos años y tantas ansias. El grupo liderado por Josh Homme ya se comporta como un grande en el escenario, nada falla, quizás una cierta carisma por parte de éste, aunque sea suplida plenamente por su sencillez y perfección a la hora de moderar y adaptar su voz a la música. Salieron sin timidez, dominantes y con cierto empuje de orgullo, autoafirmándose como esa gran banda de directo que son.

El set list también fue de infarto, comenzando con “You Think I Ain't Worth a Dollar, but I Feel Like a Millionaire” y “No One Knows”, en pleno dominio, mostrando íntegramente su particular forma de ofrecer rock y revalidando que su éxito no tiene nada de fortuito. Pese a lo justo del repertorio, no se dejaron una sola nota sin tocar, los mejores temas de sus tres primeros discos para que los allí presentes se rindieran ante la evidencia. Fue a lo más parecido a respirar por primera vez después de un coma. ¡Revitalizador!

- You Think I Ain't Worth a Dollar, but I Feel Like a Millionaire
- No One Knows
- First It Giveth
- Feel Good Hit of the Summer
- The Lost Art of Keeping a Secret
- Make It Wit Chu
- Better Living Through Chemistry
- In the Fade
- Mexicola
- Little Sister
- The Fun Machine Took a Shit and Died
- 3's & 7's
- Go With the Flow
- A Song for the Dead

Y por todo lo alto finalizó este agotador segundo día, a base de vibraciones positivas y clásicos subidones de rock llenos de rabia contenida, de la mano de los norteamericanos Clutch, que fueron tejiendo una tela de araña imponentemente con himnos como “Profits Of Doom”, “Struck Down”, “Electric Sorry”, “50,000 Unstoppable Watts”.

Un concierto como manda los cánones, de esos en que uno no mira el reloj cada cinco minutos y que le da una pena tan grande de que acabe dicho sueño. Muy similar a como dar un puñetazo encima de la mesa, demostrando todo su poderío a toda alma viviente.