Último fin de semana de marzo y el mes concluía como lo comenzamos, con una interesante propuesta musical en la Sala Jimmy Jazz de Vitoria-Gasteiz. La noche del 31 de marzo se presentaban en la localidad alavesa dos bandas singulares, por un lado, los navarros Ultimátum que a última hora sustituyeron a Strawberry Hardcore, pues los madrileños no pudieron acercarse por enfermedad de su guitarrista, y por otro, los también navarros y aclamados Lendakaris Muertos, con un nuevo álbum para presentar.

Tras un periodo de descanso que ha tenido a los miembros de Lendakaris Muertos lejos de los escenarios durante año y medio, tan solo interrumpido para actuar en los festivales Mundo idiota y Viña Rock, esperábamos con ganas la vuelta a los escenarios de uno de los grupos más gamberros y divertidos del panorama musical. Los navarros presentaban “Crucificados por el antisistema”, su nuevo disco, lo hacían en la sala Jimmy Jazz de Vitoria donde en octubre del 2009 grabaron su “Directo a los güevos”, y ante una buena cantidad de público.

Para abrir boca se acercaron hasta Vitoria-Gasteiz unos renovados Ultimátum. Su punk fresco y acelerado, los temas protesta y el hecho de que regresaran a los escenarios tras 25 años de silencio no fue suficiente reclamo para que la gente se aproximase a ver su actuación. Tan sólo fuimos unos pocos, no llegábamos a la treintena, los que quisimos observar como se las gastan el vocalista Kutxa, Julián el guitarrista, el bajista Gaizka y Potxeta, el a la par batería de Lendakaris Muertos, en directo.

Ultimátum es una banda pamplonica formada en la década de los ochenta que a mediados de 2011 y tras un cuarto de siglo de silencio anunció su vuelta a los escenarios. Fueron los encargados de divertir y animar al público con “Sacrilegio”, “Parásitos”, “Puta basura”, “Países rivales” y “Ley antiterrorista”. Temas potentes, rotundos y punkarras al máximo, en los que el cuarteto se desenvolvió a las mil maravillas, en especial su provocador vocalista, que micrófono en mano, descendió una y otra vez para mezclarse entre los presentes e incitarles a tararear sus canciones.

En líneas generales los navarros, que en la actualidad se encuentran preparando los cortes de un futuro disco, el cual grabarán con Potxeta a la batería para posteriormente ser sustituido por Aouita, demostraron mucho desparpajo durante su actuación y ofrecieron un selecto repertorio compuesto por temas de sus Lp´s que gustó al personal y que se remató con la versión del tema de Cicatriz “La 204”.

Pasadas las diez de la noche comenzó a sonar en la sala la intro habitual de los conciertos de Lendakaris Muertos que hizo que sus fieles y expectantes seguidores se aproximasen con avidez al frente del escenario.

Tras dicha sintonía Aitor, Jokin, Asier y Potxeta saltaron al escenario y el sonido de una sirena dio paso a la descargada de temas. Comenzaron con “A la calle” y “Estamos en esto por las drogas”, dos temas del nuevo álbum que suenan igual de frescos, veloces y divertidos que “Drogopropulsado” y “Cabrón” dos pistas incluidas en sus discos predecesores y con las que se completó la parte inicial del show, para entonces la revolución en la sala ya era total.

Desde el inicio los músicos sintonizaron muy bien con su público con sus bromas y el buen humor que les caracteriza. El gentío que ocupaba las primeras filas pogeaba sin descanso y tarareaba canciones como “El último txakurra”, “Pasau de rosca”, “Detector de gilipolleces” y Horóscopo”, las encargadas de caldear el ambiente antes de dar paso a los nuevos temas.

A lo largo del show se presentaron un buen número de nuevas canciones como “Cómeme la Franja de Gaza”, “Una de Rumanos”, “Teletecho o propofol”, “Punk de molde” y “Ni si, ni no, ni todo lo contrario”. Canciones que fueron intercalándose con otras más antiguas “Odio el fútbol”, Fuimos ikastoleros”, “Vine vi y me vendí”, y que contaron con una gran respuesta por parte del público a pesar de su novedad. Es lo bueno de un concierto de Lendakaris Muertos, sus estribillos pegadizos son sencillos y fáciles de recordar y asimilar, y el hecho de no haber escuchado ni un solo tema de su más reciente álbum no te impedirá disfrutar al máximo de su actuación y vivirla como si fueras su seguidor más fiel.

No faltaron las habituales fusiones de músicos e incondicionales bajo el escenario en canciones como “Héroes de la clase obrera”, en la que Aitor y compañía, en su habitual derroche de energía, descendieron de la tarima para mezclarse con un entregado y participativo público que mostró su afecto acompañando a los artistas en sus movimientos. En esta ocasión quizás el público contó con demasiado protagonismo, ya que, el vocalista les cedió el micrófono en demasiadas ocasiones.

Un concierto de los de Iruña no sería lo mismo sin osos panda, un gran peluche fue arrojado al escenario y se mantuvo buena parte del concierto sobre las tablas, ni sin el beso que un joven recibe previa interpretación de “Besos gaztetxeros”, ni como no, sin que el vocalista se ponga la camiseta de la selección española en “Gora España”, de todo ello y más pudimos disfrutar a lo largo de un intenso show, tan solo ensombrecido por el continuo lanzamiento de objetos al escenario por parte de algún indeseable.

Para el tramo final quedaron las exitosas y aclamadas “Centro comercial”, “Hotel familiar”, “Se habla español”, “Oso panda” y “Veteranos de la Kale borroka”, que hicieron que ésta última ración de concierto fuese una auténtica fiesta en la que los saltos y botes no cesaron.

Finalmente, cuando el reloj marcaba la medianoche las luces del local se encendieron para dar por finalizada la actuación de este mordaz cuarteto que tras un largo periodo de hibernación, ha regresado con las pilas recargadas. En Vitoria dieron buena muestra de ello, salieron a por todas desde el principio y conectaron muy bien con unos seguidores que, pese a no haber presenciado el directo más brutal de los navarros, abandonaron más que satisfechos la sala Jimmy Jazz tras una buena ración de carcajadas.