El historiador británico Tony Judt defendió en vida la disconformidad como elemento clave para construir una sociedad abierta y transparente, estar siempre en una perfecta disposición al desacuerdo, a ser críticos con quienes nos gobiernan y protestar ante la vulneración de derechos fundamentales como la libertad de actuar de acuerdo a nuestra razón y conciencia. En los tiempos que vivimos, sumidos en una ola de recortes este planteamiento vuelve a cobrar una total valía, promoviendo valentía necesaria para salir a la calle a defender lo que consideremos justo. No obstante, hay cada vez más personas que hacen de la queja un habito, incluso una forma de vida, protestar por vicio y en numerosas ocasiones por motivos de poca importancia, de un modo absurdo y sin argumentos de peso, no teniendo incluso ningún tipo de consideración del daño que puede causar su opinión desfavorable.

Este año los organizadores del Azkena Rock Festival han tenido que sobrellevar como han podido las duras criticas que ciertas personas han manifestado a través de sus redes sociales, poniendo en duda si la gestión en lo concerniente a la contratación de las bandas ha sido correcta, algunos de ellos juzgaban el cartel como el más flojo de su historia. Si bien, fue absolutamente entendible el mosqueo generalizado, de aquellos que tenían comprada su entrada, ante la sorprendente baja de Black Sabbath debido a la enfermedad de Tony Iommi y elogiable la medida adoptada de los promotores encaminada a subsanar en lo posible ese agravio ocasionado, permitiendo a quien quisiera devolver su abono pudiera hacerlo y negociando con Ozzy para que por lo menos hiciera acto de presencia con otros músicos e interpretará algunos clásicos de dicha clásica formación; lo que quizás no sea admisible desde mi punto de vista sea el despropósito posterior de algunos tirando por tierra su más que correcta labor con discrepancias de muy poca monta que lo único que siempre acarrean es poner en peligro la continuidad del festival.

Las quejas deberían ser constructivas, para que por lo menos estuvieran bien cimentadas y no fuesen entendidas como meras rabietas incontroladas. Hay maneras y maneras de decir las cosas y siempre se debe hacer desde el respeto. Una cosa es mostrar la disconformidad ante la prohibición de meter alimentos y bebida (ni siquiera un mísero botellín de agua o un puñado de golosinas como pude presenciar), el pago de precios desorbitados en comida (5 euros un bocadillo) y bebida dentro del recinto (2 euros el botellín de agua y 8 euros Katxi de Cerveza) o el veto impuesto de no poder salir del recinto a quienes acudieron solamente un día; y otra la ofensa por ofender.

Aunque a priori la décimo primera edición del Azkena Rock no se presentaba como un evento musical que podría despertar la envidia de otros muchos más grandes, la particularidad inherente de agrupar en un mismo espacio un abanico, de lo más amplio, de diversos géneros musicales asociados con el termino rock, viejas leyendas y bandas underground que muy difícilmente tendrían un hueco en otros, sigue contribuido a que el festival con el paso de los de los años siga siendo un punto de encuentro anual de carácter eminentemente rockero, un acto de convivencia y amistosa confraternización entre rockeros de todo España y Francia.

El agotamiento y satisfacción fueron las dos sensaciones más comunes entre los responsables y asistentes cuando la madrugada del sábado, los californianos The Brian Jonestown Massacre, ponían punto final al maratoniano evento con su estridente rock neopsicodélico, aún así es verdad que faltó quizás algún grupo estrella de mayor atractivo pero cuantas veces hemos tenido que soportar la tremendas decepciones de algunos de ellos (Marilyn Manson en el Kobetasonik 2009, Ozzy Osbourne Azkena Rock 2011 y Soundgarden Sonisphere 2012), sin embargo para que los pensamos que en la variedad está el gusto, la edición de este año ha sido una buena cosecha.

Si alguno pensaba que este tipo de eventos multitudinarios se iba a librar de sufrir la crisis en sus propias carnes es que vive ilusionado, elevando lo que no puede comprender a un plano de la esperanza, parecido al que cree que hay petróleo para rato, menos mal que los recortes económicos adoptados no implicaron una disminución en la utilización de equipos de sonido y luces, recayendo en medidas más tenues como la eliminación de la guía informativa o la contratación de un número reducido de bandas y que aunque fuese menor incomprensiblemente fueron repartidas en tres escenarios, solapándose continuamente las actuaciones que iban aconteciendo en el Robin Gibb con las de los escenarios principales (Levon Helm y Adam Yaung), para no tener que pagar tantas costosas horas técnicas.

Evidentemente no es lo mismo contemplar a un grupo a las seis y media de la tarde que a las tres de la mañana, ni hacerlo con un sol radiante que aguantando unas temperaturas frías o una fuerte lluvia, no obstante el Azkena rock cuenta con un plus respecto a otros eventos de más renombre, infraestructuras e instalaciones adecuadas, asfalto en vez de tierra aunque se haga un pelín menos llevadero; eso sí  exceptuando la zona de acampada que continúa siendo un secarral polvoriento, espero que algún día tomen cartas en ese asunto, dotándola de unas mejoras en favor a una mayor comodidad para los usuarios.

Como va siendo costumbre aunque nos repatee, el tener que soportar una larga cola para canjear la entrada por la pulsera forma parte de la vida de lo que es un festival, si bien lo que no me sigue entrando en mi cabeza es que en la mayoría de los casos suceda como consecuencia del exhaustivo cacheo por parte de los agentes de seguridad privada y sobre todo al comprobar horas después que se podía haber evitado si desde las primeras horas ya se hubiese habilitado otro acceso adicional.

Siempre es excitante contemplar por primera vez a una banda de culto cuando has disfrutado de sus canciones en la intimidad de tu casa durante tiempo. Muchos años he tenido que esperar desde que descubrí a los neoyorquinos Blue Öyster Cult con su disco homónimo pero como reza el tópico, la espera ha valido la pena. En primer lugar porque lograron hipnotizarme con sus largos desarrollos, complejidad en los arreglos (Impresionante la inventiva y delicadeza que imprime Agustín Amaya al piano) y un ambiente sonoro envolvente que deja boquiabierto incluso a los fans más encallecidos, aunque sin duda alguna lo que me tocó mi fibra sensible fueron sus celebres interludios musicales de hard rock con retazos blues-rock setentero, condimentados a base de unos magistrales sonidos de órgano Hammond y estupendas armonías vocales en hits como “(Don’t Fear) The Reaper”, “Burnin’ For You” y “Godzilla”.

Si bien siguen navegando entre olas musicales clásicas saben hacerlo con calidez y elegancia, obteniendo con solo un movimiento de sus dedos una respuesta animosa del público como la conseguida en “Cities On Flame With Rock And Roll”.

¡Grandes infravalorados!

- The Red & The Black
- Golden Age of Leather
- Burnin' For You
- Cities on Flame With Rock and Roll
- Then Came The Last Days Of May
- Godzilla
- (Don't Fear) The Reaper

Tras degustar solamente quince minutos del folk-rock emotivo y americano de raíces protagonizado por el chaval de Missouri, Israel Nash Gripka, a causa del incordio de que se solapasen las actuaciones de los dos escenarios que ese día estaban en funcionamiento, llegamos casi a punto del inicio de la función de la banda, icono del glam metal de los 80, los neoyorquinos Twisted Sister que cada concierto que dan en nuestro país es mejor que el anterior y a estas alturas eso es decir mucho.

Ellos lo han vivido todo y lo han superado todo, así que les da igual actuar para cientos de personas como para miles porque cuando se suben al escenario se van a dejar la piel en ello. Entienden que un show sustentado pura y únicamente en la calidad intrínseca de sus canciones siempre va a quedar algo cojo; subvirtiendo lo convencional y sustituyendo la emoción de lo conocido por la sorpresa de lo inesperado, detonando una gran carga de dinamita para que los puños de los miles de asistentes se levantasen sobre sus cabezas deseosas de mover sus largas melenas.

Su vocalista Dee Snider, sin tanto maquillaje como antaño, desbordó su usual energía, talento y carisma, tal como en sus años mozos, no estando lejos de hacernos rasgar las vestiduras y otorgando el punto a favor para que la banda no quedase en un plano de correcto pero poco emotivo, más bien en una posición más favorable en el ranking de las mejores actuaciones del Azkena Rock 2012, revalidando su condición de indomables y únicos en su especie. Evidentemente él fue el alma mater del concierto, sin parar de recorrer de punta a punta el escenario en los primeros compases “What You Don't Know (Sure Can Hurt You)”, ”The Kids Are Right” y “Stay Hungry” para que todo el mundo pudiera captar su entusiasmo incontenible, atreviéndose incluso a jugar con uno de los cámaras, quien tuvo que retirarse tras un leve empujón por parte de él.

Si bien, el solido dúo Eddie "Fingers" Ojeda y Jay Jay French, éste último portando una camiseta de Euskadi que había comprado el día anterior al quedarse maravillado por el barroquismo de la ciudad, las mujeres y la gastronomía, según manifestó, (astucia o no, gustó), no es de esos excitantes de ver encima de un escenario, si de una técnica depurada y fibra sensible como quedo en evidencia en una impoluta interpretación de “The Price”. 

Sin pudor ni miramientos, la entrega del público fue total en "We're Not Gonna Take It" en la que no falto la coña por parte de la banda de marcarse, tras preguntar de quien estaba realmente cantado el estribillo equivocadamente, ese “Huevos con Aceite” y clásicos como la feroz “Burn in Hell” en la que unas luces rojas lograban transportarnos literalmente al infierno,  la alocada “I Wanna Fuck” y dos chupinazos finales “Come Out and Play” y “S.M.F” que sonaron de miedo.

En resumidas cuentas, supieron ganarse el respeto de todos, aún sin esforzarse mucho pero disponer de unos cuantos ases en la manga y en sus filas a una de las personas con más carisma dentro del mundo del Heavy Metal, es lo que les diferencia de caer en la vulgaridad.

- What You Don't Know (Sure Can Hurt You)
- The Kids are Back
- Stay Hungry
- Wake Up (The Sleeping Giant)
- You Can't Stop Rock 'n' Roll
- Sin After Sin
- We're Not Gonna Take It - The Price
- Burn in Hell
- I Wanna Rock
- Come Out and Play
- S.M.F.

Bueno pero demasiado funcional, es la impresión que me lleve en esta ocasión de la descarga de los británicos Status Quo , una pura y simple transposición de sus canciones, sumada a una especie de rutina algo menos pasional del grupo. Quizás se deba a que soy de los que prefieren percibir toda su magia en recintos cerrados y no en grandes festivales, aún así no podemos negar que me volvieron a conquistar el corazón con su manera simplona pero efectiva de entender el rock, melodías pegadizas, de tres acordes, que incitan a mover la cabeza y los pies sin descanso.

Está claro que a la edad de 63 años, el amigo Rossi con su rostro de sonrisa eterna no goza de una plena salud física, pero al menos las veces que se movió o salto sirvieron para percatarnos de que su ilusión por seguir en la brecha sigue bien intacta. “Caroline” inició el concierto con fuerza, con la melodía suficiente para que el publico entrará a la fiesta, seguido de una cover de Tom Jones “Something Bout You Baby I Like”, que dieron fe de cierta emoción en los músicos ante el calor recibido en el recinto y enlazando los temas sin apenas descanso, salvo las escasas intervenciones del propio Francis para romper el hielo, a base de pequeñas bromas.

El grupo iba demostrando toda su profesionalidad, Francis Rossi y Rick Parfitt iban alternándose a las voces, probablemente para dar un mayor dinamismo y que sus voces no sufrieran tanto o  exteriorizasen ciertas carencias vocales a causa del continuo esfuerzo. “Rock' n Roll'n' You” fue el primer tema en sonar de su último disco “Quid Pro Quo”, no fue el único posteriormente echaron mano de “Let's Rock”, tema que transmite a la perfección su musical linea de siempre, bases musicales efectivas para captar a la gran masa.

El cadenciosa ritmo de “Beginning Of The End” y el increíble medley de más de 12 minutos con “What You're Proposing/Down The Dustpipe/Little Lady/Red Sky/Dear John” sirvieron para dejar bien labrado el camino de lo que venía después, los temas que hicieron famosos a discos como “In The Army Now”,  “On The Level",  “Whatever You Want “ y “Rockin' All Over the World”, me refiero, lógicamente a sencillos como  “In the Army Now”, “Down Down”, “Whatever You Want” y “Rockin' All Over the World”, auténticos himnos generacionales para muchos treintañeros que están aproximándose a ser cuarentones.

Se prolongo demasiado su vuelta a escena y poner un broche de oro con los bises de rigor, “Junior's Wailing” de Steamhammer y “Rock 'n' Roll Music/Bye Bye Jhonny” del gran Chuck Berry que provocaron la excitación masiva del público ante la bravura y el buen saber hacer que hicieron gala en su tramo final. Un recital notorio y sublime de rock & roll, aunque como he dicho anteriormente no percibiese una cierta voluntariedad de tener al respetable enganchado durante toda la actuación, hubo momentos innecesarios, de esos que no conducen a nada e incluso pueden llegar a crispar como por ejemplo el solo de batería. ¡A pesar de ello, me siguen ilusionando!

- Caroline
- Something 'bout You Baby I Like (Tom Jones cover)
- Rain
- Rock 'n' Roll 'n' You
- Mean Girl
- Softer Ride
- Beginning of the End
- What You're Proposing / Down The Dustpipe / Little Lady / Red Sky / Dear John
- Big Fat Mama
- The Oriental
- Creepin' Up On You
- Let's Rock
- In the Army Now (Bolland & Bolland cover)
- Drum Solo / The Killer
- Roll Over Lay Down
- Down Down
- Whatever You Want
- Rockin' All Over the World (John Fogerty cover)

- Junior's Wailing (Steamhammer cover)
- Rock 'n' Roll Music / Bye Bye Johnny (Chuck Berry cover)

No sé si por la horas que eran, pasadas la medianoche, o por su insulso espectáculo pero los pioneros el Doom Metal junto con Black Sabbath, Pentagram me aburrieron más de la cuenta, principalmente por la lamentable imagen que estaba dando su vocalista Bobby, absoluta esteticidad y cantando con desgana, sin trasmitir absolutamente nada. Un concierto un tanto lineal y místico que será recordado como uno de los peores que paso por el Azkena en su décimo primera edición

Sabíamos que Porco Bravo por el mero hecho de estar en esta edición del Azkena Rock Festival, habían ganado un premio, y todo gracias a un fantástico segundo disco, que además de formar parte de este festival les ha llevado a tocar por Madrid, Gijón, Donosti o Castellón. Segunda participación en el Azkena, pero esta vez, tocaban de noche, a una hora muy acertada.

Su nuevo disco “Grooo!” les sirvió para arrancar la actuación con temas como “El Cazador” o “Lasciva”, de primeras, sus dos guitarras Asier y Pulpo desbordaban por si solos, Txelu al bajo que apareció como de costumbre, con un casco de moto clásico, y Manu ya es todo un espectáculo verle, ¿con que nos sorprendería esta noche?. Se taladró el cartel del festival en e l pecho, le prendió fuego, sacó una bandera anunciando su disco, se tiró en más de una ocasión al suelo del escenario....

Montaron un buen espectáculo, bien acompañado por pirotecnia y por los temas enérgicos que tienen, “Porco Show” o “Deja vu” entre otros, en este último, Robertez de Motociclón colaboró, vaya dos patas para un banco!!. Hubo tiempo para reivindicar el cierre de garitos donde se hacen conciertos como el Tubo de Barakaldo en la canción “No vais a poder con nosotros”. En todo momento, Manu incitó al público con comentarios como “Estáis Cachondos” o “Estáis cansados”, el concierto avanzaba a un ritmo frenético y las canciones iban saliendo una tras otras “Di que no”, “Bitxo Raro”, “Eléctrica Actitud”.

También hubo “momento bengala” en la canción “Sin Ti”, Manu agarró literalmente la bengala con su culo para dar por finalizada su participación en el festival, una hora intensa e irrepetible.

No sé si la gente era consciente de lo que representaba tener a una banda como los norteamericanos Dropkick Murphys cerrando por todo lo alto la primera jornada, rindiendo culto a la música tradicional irlandesa con un desparpajo envidiable, música hecha desde la tranquilidad de predicar con el ejemplo, una actitud muy animada y positiva frente a la vida. Por suerte, el grupo respondió a la expectación levantada por su curiosa mezcla de Punk Rock, Oi!, folk irlandés y patrones emocionales diversos, rompiendo el duro caparazón que a veces significa un escenario y sin más compromiso que el de la propia diversión.

Pese a que su sonido no fue bueno del todo, no percibiéndose con plena claridad, durante casi todo el transcurso de su actuación, algunos de los matices que dotan a su música de ese aroma celta, como los sonidos de violín, el grupo lo dio todo y con buenos argumentos para subir como la espuma. Obviamente ayudo lo suyo la manera inteligente con la que mezclaron los cortes más enérgicos como “The State of Massachusetts”, “Going Out In Style”, “The Irish Rover”,  “I'm Shipping Up To Boston” o “The Dirty Glass” con la ayuda inestimable de la guapísima Nora Parkington, con otros ambientes más distendidos, un pequeño show acústico de tres temas “The Warrior's Code”, “Take 'Em Down” y “Citizen C.I.A” o la sorprendente interpretación de una de sus nuevas creaciones ”Rose Tattoo”. Una autentica fiesta irlandesa que concluyo con miles de personas coreando una curiosa versión animada de AC/DC “T.N.T”. ¡Memorable!

- The State of Massachusetts
- Captain Kelly's Kitchen
- The Gang's All Here
- Sunshine Highway
- Bastards on Parade
- Going Out In Style
- Which Side Are You On?
- Forever
- The Irish Rover
- Fields of Athenry
- Sunday Hardcore Matinee
- Do or Die
- Road of the Righteous
- Your Spirit's Alive
- The Warrior's Code (Acoustic)
- Take 'Em Down (Acoustic)
- Citizen C.I.A. (Acoustic)
- The Dirty Glass (con Nora Parkington)
- Worker's Song
- Rose Tattoo (Nuevo Tema)
- Johnny, I Hardly Knew Ya
- Barroom Hero
- I'm Shipping Up to Boston

- Boys on the Docks
- Skinhead on the MBTA
- T.N.T. (Versión de AC/DC)