Aunque el cansancio a nuestras espaldas era bastante considerable, tras el duro trajín de dos días super intensos de buena música, el apetito por continuar saboreando sonidos de rock añejo, delicioso blues-rock y emotivo country rock, en un marco tan incomparable como el Azkena Rock, puramente rockero y festivo, podía con toda lasitud. Además nos esperaba una última jornada con los grupos más atrayentes del festival, entre otros, el glorioso glam rock de los británicos The Darkness y los deliciosos aromas del auténtico rock de Florida, los reyes sureños Lynyrd Skynyrd.
El sábado no sólo fue el día de mayor asistencia (16.894 personas), sino también en cuanto a la calidad de las actuaciones. Las primeras nos deparaban sorprendentemente grandes satisfacciones emocionales, como primer plato, los hermanos Cody y Luther Dickinson, North Mississippi Allstars Duo, una radiante exhibición de cuerda y percusión, denodados y lujosos sonidos de blues- rock, provenientes del Delta del Mississippi. Luther es un genio musical a las seis cuerdas, capaz de ir inventando el show sobre la marcha y si a ello, le añades a su hermano Cody, otro polivalente gran músico a la batería, tenemos una actuación cargada de talento y creatividad.
Un concierto de una destreza musical inverosímil, intercambiándose los músicos en determinados momentos sus puestos, aparte del deslumbrante lucimiento personal en instrumentos extravagantes de percusión como la tabla de lavar o una guitarra elaborada por ellos mismos, en la que en su parte inferior tenía un bote de hojalata. Algunos escépticos que andaban por allí y ponían en duda la valía de sus cualidades en otro proyecto musical que no fuese The Black Crowes, acabaron aplaudiendo las capacidades personales de ambos hermanos.
North Mississippi Allstars Duo
Lejos de una actuación soporífera y sin mayor relevancia, lo de Frank Tunner & The Sleeping Souls, más bien, fue todo un lujazo para ir abriendo boca. A los ingleses solo les valió ofrecer un recital cálido y cercano, melodías alejadas de cualquier patrón comercial y acompañadas de estupendas maneras, palabras de elogio a la lengua y cultura vasca, para transmitir una esencia afable y acogedora.
Canciones de folk en clave acústica interpretadas con desenfreno salvaje y la mágica aureola que en su estudio mancha sus canciones de ciertos sonidos góspel, entre otras, “Peggy Sang The Blues”, una versión más rockera del “Long Live The Queen” y “Glory Hallelujah” en memoria de su abuela. ¡Mucha vitalidad!
Frank Tunner & The Sleeping Souls
Como muchos otros artistas del cartel, M Ward tiene el culo pelado de tocar en mil y un clubs o teatros pero no acaban de funcionar igual en un gran escenario. No es que lo hiciera mal pero su folk rock le pega más a un bar lleno de humo que actuar en una carpa, todo ello puesto que la calidez que iba transmitiendo su música (Temas como “Watch The Show”, “Never Had Nobody”...) pedía a gritos la intimidad de un espacio más acogedor.
Además tuvo que competir en ese mismo horario con el veterano artista de soul y rhythm & blues Lee Fields & The Expressions, quien le ganaba la partida con todas las de la ley y pese a estar ante un público que mayoritariamente no era el suyo pero su distintiva y áspero timbre vocal estremeció el alma de los espectadores, quedando más de uno atrapado por su exuberante aguijonazo de elegante soul. ¡Reconfortante!
M Ward
Si una de las principales cualidades del genuino rock sureño es la de evocar el espíritu de una época y hacer percibir ese olor a Bourbon y el inconfundible sabor a carretera polvorienta, sin necesidad de moverte de tu sillón, entonces debemos de considerar a Lynyrd Skynyrd como el gran grupo por excelencia. El concierto que ofrecieron en Gasteiz nos hizo transportarnos, in situ, a esa tierra soleada de cielo azul, a esos campos de algodón y tabaco de Alabama o Missouri cultivados al ritmo del látigo.
Sinceramente hacía bastante tiempo que no veía una banda tan sincera, profesional y amante de su arte y en donde cada músico ocupa una parte vital, consiguiendo juntos la química y encantamiento preciso para emocionar sin remedio. Pese a que la amplia mayoría de sus músicos son los miembros originales, exceptuando Gary Rossington, saben cómo llevar a cabo su divina misión hacer llegar su valioso legado musical a las futuras generaciones, con la misma intención artística de sus creadores, transmitir unos sentimientos e ideales de una década única, el orgullo y la cultura sureña.
Esa pasión por defender el honor de su tierra se fue poniendo de manifiesto a lo largo de los 60 minutos que duro su actuación, una impresionante retahíla de clásicos que removió recuerdos y fue inundando el ambiente de un fascinante encanto meridional, empezando por la primorosa "Working' For MCA", continuando con “I Ain't The One”, “Skyntrd Nation”, ambas impregnadas de blues, boogie, y celestiales coros femeninos, llegando posteriormente a la exquisita sensibilidad de “What's Your Name” o “Simple Plan”, de una melodía vocal exuberante y arrebatadora. Una pasión pura y frondosa destreza musical, sacando el alma en cada armonía y nota con el único objetivo que cuando vuelvan a tocar en nuestro país muchos repitamos.
Y que mejor colofón que con dos de sus mejores himnos aquellos que mantienen bien alto este exquisito género, “Sweet Home Alabama”, el cántico de amor hacia su tierra, exaltando las virtudes de ella y manifestando que no todos sus habitantes sureños son racistas, teniendo de fondo la bandera de la Confederación; y logrando que los miles de asistentes acabasen subiendo al séptimo cielo con la emotiva balada “Free Bird”, se sintieran con total libertad para arrancar el vuelo y superar todos sus miedos. ¡Mágico e irrepetible!
Lynyrd Skynyrd
Después de la deliciosa exhibición de Lynyrd Skynyrd, cualquiera se hubiese sentido cuanto menos intimidado, pero si alguien podía pasar el examen eran My Morning Jacket, sin embargo exploraron su lado más excéntrico e intimista por lo que el suyo fue un concierto más voluntarioso que notorio, no logrando conjugar la química suficiente para hacer justicia a su extraordinario repertorio.
En el escenario 3 la nueva banda de Luke Morley, el guitarrista de Thunders, los británicos The Union tampoco se llevaban grandes ovaciones, no fueron capaces de levantar puños ni mover montañas, aún de escupir a la indiferencia con una desenvoltura setentera que no se acartono en ningún momento.
My Morning Jacket
Mejor suerte corrió Hank 3, el nieto de Hank Williams logrando que su extraña dicotomía musical causará estragos y provocase una estampida muy significativa de público en el momento que dejó de embelesar por medio de sonidos hillbilly de una belleza plástica increíble (Straight to Hell, Rebel Within , Smoke & Wine...) y arriesgarse con otros no aptos para oídos sensibles, una amalgama de sonidos grotescos, Doom, Grind e incluso samplers industriales más acordes a su proyecto paralelo de thrash metal Assjack que incitaban más a hacer el borrico y pegar berridos como locos que a bailar. ¡Inclasificables! ¡Una verdadera y adorable salvajada!
Hank 3
Hay bandas de las que se dice que amarás u odiarás pero que no te dejarán indiferente. La banda británica de glam/hard rock The Darkness es una de ellas, no cabe la probabilidad de un punto intermedio. De buenas a primeras, nadie debía perderse su actuación, si se era consciente de su popularidad, músicos que conocen la contraseña para desatascar las claves que vulgarizan el género y mantienen el hacha de guerra en alto. Menos aún, si una reputación de buenos luchadores en directo les avalaba, como era el caso y pese a que podría darse el caso de que los viejos recuerdos ensombreciesen su propio reflejo cuando éste es llevado al presente; aun siendo una conjetura de cierto peso nuestra experiencia nos dictaba que aquello volvería a ser enorme siempre que se diera todos los condicionantes para que la química entre banda y público funcionase a las mil maravillas.
Comenzaron entusiasmados con “Black Shuck”, “Growing On Me” y “The Best Of Me”, como si antes de salir a escena hubiesen inyectado un chute de vitaminas y antioxidantes, en particular Justin Hawkins, con la fiereza de un felino hambriento, saltos y cabriolas increíbles, aventurándose en la mitad del concierto a hacer el pino.
The Darkness
A su lado los que se creen los nuevos salvadores del rock parecen el patito feo, supieron transmitir en poco más de una hora toda la energía de su música, despliegues deslumbrantes de virtuosismo vocal, falsetes excepcionales y constantes piruetas vocales del más difícil todavía, excentricidades justas en los momentos adecuados y exponer que tienen bien aprendidas las virtudes más irresistibles del glam-rock de los años setenta..
Volviendo a lo que dio de sí el concierto, hay que destacar sobre todo la calidad del sonido (Perfectamente ecualizado), la exquisitez tanto del vestuario utilizado por Justin como los recursos lumínicos empleados y que canciones como “Growing On Me”, “Givin' Up” de su fantástico disco “Permission To Land”, el tema estrella “I Believe In A Thing Called Love”, que todo dios conoce, la curiosa versión de Radiohead “Street Spirit”, su demoledor último single ”Nothing's Gonna Stop Us” y “Love On The Rocks” que sirvió para que Justin se pasease hasta la torreta de sonido que son temas que funcionan estupendamente en directo, en parte principalmente por la óptima predisposición y actitud por defenderlos ante su público. Invitan a pensar que todavía se puede tener fe en el estilo, un glam rock brioso e ideal para fiestas ochentonas. Ahora sólo cabe esperar que egos y adiciones no impidan otra vez la continuidad del grupo. ¡Diversión y escape, ni más ni menos!
- Intro Arrival (ABBA song)
- Black Shuck
- Growing On Me
- The Best Of Me
- One Way Ticket
- Nothing's Gonna Stop Us
- Get Your Hands Off My Woman
- Love Is Only a Feeling
- Friday Night
- Is It Just Me?
- Street Spirit(Fade Out) Radiohead Cover
- Givin' Up
- I Believe In A Thing Called Love
- Love On The Rocks With No Ice
El Azkena rock sigue sin defraudar, mereciendo seguir estando entre los mejores festivales de Europa, puesto a que continúa fiel a sus principios, de convertirse en el mejor escaparate de rock en todas sus acepciones. A buen entendedor, pocas palabras bastan.