Siempre es un placer repetir visita al mismo sitio cuando te tratan bien, en este caso no nos cansaremos de ir a la Sala Pamara de Comillas, porque además de portarse de lujo, parece que nos leen la mente al llevar a las bandas que más nos gustan. ¡Se juntaron el hambre y las ganas de comer!.

En esta ocasión íbamos a disfrutar de los asturianos Desakato y Mala Reputación, así juntitos y sin concesiones, si un concierto de cualquiera de los dos resulta más que apetecible verles juntos es casi una obligación.

Y es que Mala Reputación logran que siempre sea un gran día, mientras esperamos a verles tocar, y por supuesto luego llegan y te dejan una noche inolvidable. ¿Qué más se puede pedir?. Pero claro, con esto no nos conformamos y ya para rematar les vemos junto a Desakato. Banda con todas las letras, desde la “b” hasta la “a”, un grupo que se ha hecho fuerte y se ha ganado el aplauso unánime del público por méritos propios.

Bastantes personas abarrotaron aquella noche la Sala Pamara, gente de Asturias, de Cantabria y seguro que de algún otro lugar, posiblemente atraídos por un espectáculo digno de vivir antes de salir con los pies por delante. Nosotros a ambas bandas les tenemos un cariño enorme, hemos crecido con ellos o ellos con nosotros, al final es imposible separar esta línea invisible que marca nuestras vidas, esa línea que al fin y al cabo da sentido a las cosas. A los Mala llevábamos sin verles demasiado tiempo, desde septiembre del año pasado en aquel histórico y mítico (a pesar de su corta vida) Islarock y a Desakato en el Azeros Rock de esta edición.

Por fin me puede sacar la espinita con los Desakato cuando salieron a presentar al escenario su nuevo disco y me le sabía de cabo a rabo, cosa que no me pasó la anterior vez que les vi. Y la verdad es que el resultado fue bien distinto, salí de allí más exhausta que después de haber corrido una maratón.

Litros de sudor corrían por la piel de un público que enfervoreció con el buen hacer de Desakato y con la brutalidad de su particular “Inercia”, y es que resulta hasta irrisorio comentar la fuerza que tiene esta banda en directo. Cada vez que les vemos nos vuelven a dejar a cuadros como si defendiesen su actuación ante el productor más influyente del mundo, como si fuese un concierto de despedida, como si se les fuese la vida en ello. Y sí, se nota que se les va y que tienen un gran respeto por el público, dando siempre lo mejor de sí mismos, haciéndonos bailar al son que ellos marcan como si fuésemos marionetas mecidas por una mano diabólica.

Aquella noche quisieron empezar con un tema añejo “En el ojo ajeno”, para después dejarnos con las apoteósicas “Iceberg” y “L’Espantayu”, así hasta llegar a más de una veintena de canciones en las que cuando pensabas que ya no podían hacerlo mejor lograban sorprenderte de nuevo. Y es que aunque hayas escuchado sus temas una y mil veces al verles en directo es inevitable pensar: ¡joder, qué temazo!.

Los minutos fueron pasando y seguimos disfrutando de nuevas perlas como “Cuando salga el sol”, “Seguimos vivos”, “Sonrisa certera”, “R.I.P.” o “El último hombre”, con las que cerraron.

Pero como es inevitable el recuerdo de sus anteriores discos estuvo muy presente, sobre todo el de ese “Miseria, sangre y plomo”, del que nos dejaron siete temas, destacando para mí “Otro gramo”, “Contra la pared” y “Cada vez”. Y ya si echamos la vista todavía más atrás el viento nos sopló fuertemente en la cara para dejarnos helados con “Los mineros”, “Octubres rotos” y “Ritcher 7.5”.

Además David de Mala Reputación les acompañó en algún que otro tema, me empieza a fallar la memoria y ya no me acuerdo de en cual fue. Y también nos ofrecieron la versión de “No one knows” de “Queens of the Stone Age”.

En resumidas cuentas Desakato nos ofreció un concierto brutalmente apoteósico y donde no dejaron títere con cabeza.

Pasadas las 12:00 de la noche, hora mágica en la que cenicienta se debe ir a casa porque la carroza se convierte en calabaza, los cuatro fenómenos de Mala Reputación se bajaron de sus blancos corceles para concedernos el último baile. Una danza que se nos pasó como si hubiese durado menos de lo que dura un mojito en una calurosa noche de verano.

No sé qué tienen estos asturianos que siempre logran emocionarme y hacerme enloquecer a partes iguales. Tal vez aquella noche fuese más especial para mí porque iniciaba un nuevo año que llenar de proyectos. Desde luego acabar la veintena, la treintena me llegará el año que viene, viendo a esta banda es uno de los mejores regalos que te pueden hacer.

El público estaba como si le picaran un nido de abejas y no paraba de moverse, de corear todos y cada uno de los temas hasta quedarse afónicos. Pocas veces he visto un concierto tan movidito,  a la gente tan entregada, con tantas ganas de pasárselo bien. Yo siempre que veo a los Mala en directo pienso que es el mejor concierto suyo que he visto. Tal vez les vea demasiado poco y a veces se me olvide lo buenos que son, o tal vez como el buen vino mejoren con los años. Probablemente será una mezcla de las dos cosas.

Estos genios empezaron su actuación con un tema muy de actualidad, “Salgo a buscar”. Me encanta su aura de positividad y es que al final hay que dar gracias al día y a la vida. Luego se sucedieron las estupendas “El guardián” y “Las 2:00”, tema en el que al final pase lo que pase siguen soñando con vivir. Y es que si analizamos sus canciones siempre te sacan una sonrisa de los labios y te dan ganas de luchar aunque hablen de realidades más que perturbadoras.

El turno de lo nuevo llegó con “Levedad” para seguir con “Abriendo camino”, abriendo ese destino que cada uno va marcando paso a paso.

Los minutos corrían mientras que el “Abuelo” hacia su merecido acto de presencia, acompañando a las insuperables “Tus palabras”, “Jarabe de palo” y “Reventando”.

La sorpresa para mí la puso “Una noche más”, no sé si hace mucho que se la oigo en vivo o es que se creó un ambiente tan mágico que hizo que el mundo se detuviera debajo de nuestros pies.
El broche de oro lo pusieron “Ceremonia”, “Benditos juegos”, “Ansiedad” y “Cristal”. Un final apoteósico para una banda sobresaliente.