Es una auténtica alegría ver cómo los años van pasando y en noches como esa en el Black Bird se te pone una sonrisa en los labios. Porque no nos vamos a andar con chiquitas y con la época que estamos viviendo el estar en una sala abarrotada de gente a uno le hace feliz, a pesar de que acabes quitándote más capas de ropa que una cebolla, el que un grupo tenga éxito y casi casi cuelgue el cartel de “Aforo completo” es una satisfacción.

Evidentemente, si a esto le unimos que los Despistaos han celebrado a principios de este año su 10º Aniversario y que nosotros también andamos metidos en harina celebrando lo mismo, pues es la profecía cumplida. Creo que ni ellos ni nosotros nos imaginábamos hasta dónde íbamos a llegar ni cuál sería nuestro camino, cuando nos conocimos al principio de él, pero sin duda fue un lujo compartir esa noche en la capital cántabra y celebrarlo con un buen concierto. Tal vez habría sido una buena idea celebrar el décimo cumpleaños de ambos juntos, otra vez será, que como se suele decir nunca es tarde…

Aquella noche nos pusieron un negativo por impuntuales, nos perdimos un par de canciones, pero el deber también manda, no va a ser todo devoción, y la pegada de carteles de nuestros inminentes conciertos tuvo la culpa del retraso. Así que llegamos a la sala y ya desde fuera se podía oír tímidamente que algo grande se estaba cociendo allí dentro. Cuando entramos se confirmaron nuestros presagios, la sala hasta los topes, llena de gente disfrutando de la actuación de los Despistaos.

Para mi sorpresa nos resultó relativamente sencillo llegar a primeras filas, e incluso las personas que estaban allí lejos de ofenderse o molestarse, nos preguntaban si nos queríamos poner delante suyo para sacar fotos o para grabar vídeos. Sin duda alguna, todo un detalle, algo que dice mucho de la buena educación de la gente, y que nos facilitó bastante la labor.

También me resultó curioso que hubiese unos niños casi al pie del escenario, bueno, más que resultarme curioso, me gustó. Probablemente Despistaos sea una banda perfecta para muchas cosas, pero entre otras para lograr transmitir a un pequeño ser, que no ha ido nunca a un concierto, el amor por la música y lo que es un buen grupo. Y como es lógico allí también había gente de variadas edades, unos cuantos que rondaban la treintena y bastantes jóvenes y señores (con pelos en el pecho) encandilados con las melodías de los de Guadalajara. Y es que al final lo que bien hecho está, bien parece, le pese a quien le pese y aunque desate la rabia de los necios, que en este país somos mucho de criticar cuando algo nos supera o nos da una bofetada recordándonos nuestra propia mediocridad, ¡he dicho! ;).

Y dicho esto, que me he quedado más a gusto que un arbusto, comentar que pasamos una magnífica velada mientras escuchábamos esas grandes canciones de Despistaos con las que hemos crecido. Desde luego, para mí fue muy grande el ver cómo la gente se desgañitaba coreando himnos como “Lo que hemos vivido”, “Evohe!”, “Caricias en tu espalda”, “Ruido”, o “Cada dos minutos”. Yo también hice lo propio y fui incapaz de permanecer con los labios juntos, tampoco lo pretendía.

Vimos a una banda compacta, convencida, contundente, con un equipo del carajo (¿por qué no decirlo, me alegro por ellos) y con una ilusión y con una energía que después de tantos años se mantiene intacta y sigue brillando con luz propia. Probablemente una de las cosas que más agradezca cuando los conciertos ya han sido miles, es que todo siga igual, y sí, en el caso de Despistaos siguen siendo igual de enormes.

Entre temas, bromas y demás, la noche se fue fundiendo lentamente, y ya llegaba el final de casi una treintena de canciones. Nos sorprendieron entre medias con “Como antes” y “Tú más perra”, bueno más bien me sorprendieron a mí, porque para el resto fue como si estas canciones contasen con dos décadas.

Y el broche de oro lo pusieron la coreada “Estrella”, ¡pues claro que sí, no nos vemos tan feos!, ni lo somos, ¿eh?, ¡jejeje!, “Desde que nos estamos dejando” y “Estoy aquí”. Y es que al final, siempre lo sienten, pero siempre se tienen que ir. ¡¡Nos vemos en la próxima!!.