Después de haber estado en muchos festivales,
Insonoro decidió acercarse esta primavera hasta tierras extremeñas
a la tercera edición del festival Extremúsika, sin otro
motivo que contrastar "in situ"
las buenas sensaciones que nos han transmitido siempre los amigos
que han estado por allí otros años.
En la jornada del viernes no pudimos ver demasiados
grupos, aunque tal y como comentamos en el avance que enviamos desde
el festival, lo mejor de la noche fueron Loquillo
y sus Trogloditas. Por la tarde vimos el final del concierto de Hamlet,
en su línea, y a los Gatillazo,
con el gran Evaristo al frente. Para esa hora ya había mucha
gente en el Recinto Hípico de Cáceres y el sol empezaba
a ofrecer un poco de tregua al personal. Gatillazo es un grupo que
no da mucho de sí y que vive exclusivamente del pasado, pero
aún así, con unos cuantos temas cañeros, algunas
covers de la Polla e incluso una versión de la canción
del famoso anuncio, "Maldita burguesía,
maldita sociedad, odio el dinero...", consiguen animar
a la gente y mover bastante las primeras filas.
Gatillazo
El Extremúsika
debe ser el único festival del mundo que se adelanta a los horarios
previstos, así que no eran las 21:30 horas y Loquillo ya estaba
sobre el escenario junto a sus Trogloditas. Rock&Roll en estado
puro, con un Igor Pascual impresionante a la guitarra. En el repertorio
más o menos lo de siempre, casi todos los grandes temas de la
banda y una última fase del concierto de auténtico vértigo,
con el "El rompeolas", "El ritmo del garaje" o "La
autopista". El Loco es muy grande encima del escenario.
Un ratillo después de Loquillo,
los Pereza se salieron por los cuatro costados,
dejando claro que son un grupazo de directo. El Recinto Hípico
estaba abarrotado, sin duda el grupo que más público logró
atraer al escenario del Extremúsika el viernes. Mucho descaro
y mucha chulería sobre las tablas, lástima que gran parte
del público que sigue a está banda lo haga por motivos
ajenos al Rock&Roll... ellos se lo pierden.
Pereza
Kiko Veneno lo tenía
complicado para entrarle a la gente con sus rumbitas después
de las dos actuaciones anteriores, pero él y su banda del retumbe
estuvieron a la altura. No se puede decir lo mismo del sonido, que le
jugó más de una mala pasada al sevillano. Bastante menos
público, pero más variado, mucho rollo flamenquito y un
final bastante animado para levantar a la gente.
Albertucho tampoco mueve
tanta peña como Pereza o Loquillo,
pero tiene una legión de fieles que se entregan a tope en sus
conciertos. Su Rock es bastante relajado, apoyado más en la poesía
que en la guitarra, y bastante resultón. Sin duda tiene mucho
camino aún por recorrer, pero ya quisieran muchos a ver llegado
a donde está él ahora con su juventud. Una apuesta de
futuro.
Kiko veneno
Los Delinqüentes fueron
otra de las grandes bandas de la noche. De nuevo volvió a llenarse
hasta arriba el recinto del Extremúsika, y los jerezanos no
fallaron con su Flamenco Rock garrapatero. Mucha fiesta, muy buen
rollito y rumbitas para todos.
A los Tierra Santa y a Sínkope
no les dimos mucha bola, el cansancio acumulado ya empezaba a apretar
(dejamos de salir los jueves o acabamos mal...). Los riojanos siguen
teniendo un directo muy potente, que mejora bastante lo que se puede
escuchar en los discos. Y los Sínkope
de nuevo con el papelón de tocar a última hora en un
festival, aunque en este caso lo hacían en casa y lo tuvieron
bastante fácil.
Albertucho
Sábado 01
de abril de 2.006
El sábado pintaba de maravilla para disfrutar del
día grande del Extremúsika, el sol pegaba pero sin castigar
demasiado y el descanso nos había venido de lujo. El tráfico
y algún que otro imprevisto nos privaron de ver a Cross Ahead
y a Transfer, seguro que por lo menos los valencianos saben disculparnos.
Ya los hemos visto más de una y más de dos veces aguantando
el tirón al mediodía y bajo un sol de justicia, así
que en el Extremúsika seguro que estuvieron a muy buen nivel.
Los Dr. Sapo en su línea
de siempre, Pop-Rock vacilón y con cierto airecillo flamenco,
Miguelito es un tipo muy grande sobre el escenario y sabe como ganarse
poco a poco a la gente, pese a lo difícil de la hora. La verdad
es que es un grupo que le saca mucho partido a poquita cosa.
Dr. Sapo
Después de los sapos llegaron Parabellum,
palabras mayores. La banda de Barakaldo tiene un directo acojonante
y en Cáceres volvieron a demostrarlo. Mucho tema mítico
y un público que poco a poco iba entrando en la dinámica
del bolo. Una hora escasa y un concierto que se hizo muy muy cortito.
Sin duda, uno de los grupos del sábado.
Vantroi no es una banda que
aporte nada nuevo al panorama rockero, pero tienen algo especial. Algo
que hace que uno no pueda estarse quieto en sus conciertos, sean las
cuatro de la tarde o las seis de la mañana. Con Rafa Vegas al
bajo, disfrutando del año sabático que se ha tomado su
jefe, los hispano-mexicanos han ganado en contundencia sobre el escenario.
Además esta vez se plantaron en Cáceres en formato cuarteto.
Fiesta, revindicación e ironía son las armas de un grupo
que sigue en la brecha, por mucho que vayan pasando los años.
Parabellum
Turno para el Ska, y es
que el gran acierto del Extremúika
fue sin duda el combinar diferentes estilos y tratar de arrastrar un
público muy variado. Skalariak son
una banda muy compacta, con un gran sonido y que en Cáceres dejaron
muy buen sabor de boca al numero público que ya se había
ideo acercando al Hípico.
De los Porretas no hay mucho
que decir, es una banda que tiene muchos detractores, pero que arrastra
un público bastante fiel y que ofrece mucha fiesta en directo,
así como una gran cantidad de temas legendarios. Los de Hortaleza
siguen ofreciendo los mismos ingredientes de toda la vida. Rock&Roll,
juerga, descaro y algo de mala ostia.
Skalariak
Con Boikot se armó
una buena. Ver el recinto de conciertos a reventar con algo más
de veinte mil personas impresiona. Ver a la mitad de la gente bailando
en un pogo infinito acojona bastante... Lo de la arena de río
que no levanta polvo era una buena idea hasta la salida a escena de
los madrileños, que arrasaron con todo y formaron una gran nube
de polvo en las primeras filas.
Poco después de las ocho de la tarde salían
a escena Barricada. Un servidor los ha visto al menos una vez terminar
un concierto de día, pero jamás empezarlo antes de ponerse
el sol... Pero la verdad es que a esta gente le da todo igual. En Cáceres
estuvieron muy potentes sobre el escenario y además contaron
con un público embalado a causa del concierto anterior. Una hora
es la mitad de un concierto normal de Barricada, así que tenían
que empezar a tope para poder aprovechar bien el tiempo, y sin duda
que lo hicieron, con una respuesta de la gente como poco a la misma
altura.
Boikot
A los Mojinos Escozios
apenas pudimos verlos mientras cenábamos algo, un grupo que ofrece
mucha diversión, sin descuidar nada la parte musical. Con La
Cabra Mecánica ya ni eso, son muchas horas currando y algo también
tenemos que descansar de vez en cuando los insonoros...
Los Despistaos van creciendo
a pasos agigantados y cada vez mueven más público, impresionante
todo lo que arrastraron hasta su concierto. Su actuación fue
más que digna, teniendo en cuenta lo que venía detrás
de su concierto. A destacar la versión de "Ama, ama, ama
y ensancha el alma", intercalada con los estribillos de un gran
Rock&Roll, como es "Ponme de beber".
Despistaos
Después de los Despis, Kreator.
Poco se puede decir de ellos, impresionantes. Con un sonido arrollador
y una potencia desconocida hasta ese momento en el Extremúsika,
los alemanes se marcaron un concierto impecable, repasando todos sus
grandes éxitos.
Los Reincidentes no estuvieron
nada mal. No son los de antaño, ni de lejos, pero siguen teniendo
un repertorio con mucho gancho, que hace moverse a cualquiera que haya
crecido con sus canciones. Lo peor de la última etapa de la banda
es que ir a verlos es una lotería, lo mismo te encuentras un
buen concierto que te toman el pelo. Por suerte, en Cáceres,
nos salió cara.
Kreator
Los Barón Rojo
no tuvieron un gran sonido, pero se defendieron muy bien sobre las tablas.
Cuando puedes presentar un repertorio de calidad la cosa se pone bastante
cuesta abajo enseguida. Al igual que ocurre con os Reinci, los años
no pasan en balde, pero los madrileños siguen a un nivel muy
alto y ofreciendo unos directos que no merece la pena perderse. El final
a cargo del “Highway to hell” y el “Smoke
on the water”, mezclados con “Los rockeros van al
infierno”, apoteósico.
El broche final del festival corría a cargo de
los Celtas Cortos que, tras una travesía por el desierto, han
recuperado el rumbo con la vuelta de Cifu. El que suscribe ha sido seguidor
de los Celtas desde pequeñito, así que disfrutó
como un enano del regreso del hijo pródigo y de un repertorio
cargado de ritmo y temas archiconocidos. Se sigue echando muchísimo
de menos al gran Carlitos Soto, el antiguo flautista del grupo, pero
aún así, es inevitable soltar una lagrimilla al sonar
los primeros acordes de "La senda del tiempo",
todo un alegato sobre el paso del tiempo y la melancolía.
Barón Rojo
Poco después de las cinco de la mañana
se bajaba el telón del Extremúsika,
con muy buenas sensaciones y muchas ganas de repetir el año que
viene.
Lo mejor de todo, sin duda, las carpas, da gusto ver como
en un gran festival se preocupan de la gente
y se tiene en cuenta que es imposible aguantar cinco o seis horas viendo
conciertos a pleno sol. Los precios en general bastante bien en relación
a otros festis, al menos a uno no se le queda la sensación de
que le están estafando, algo es algo. También es digno
de reseñar el buen funcionamiento del transporte público,
barato, con una línea especial para el festival y autobuses frecuentes
durante toda la noche. Ya es hora de que se pida a todo el mundo prudencia
en la carretera y en vez de montar veinte controles de los de verde
se ofrezcan alternativas al dueto alcohol-coche. La
gente lo agradeció y los autobuses iban llenos en cada
uno de los viajes.
Público
En la parte negativa del festival quedan las
colas que se formaban en las taquillas y la caseta de las pulseras,
sin duda un punto a mejorar el año que viene. También
el sonido en general de los conciertos que, sin ser malo, parecía
quedarse un poco corto de la mitad hacia atrás del recinto, como
si faltasen watios. Además de que algunos grupos tuvieron ciertos
problemas para conseguir sonar relativamente bien durante sus actuaciones.
De Mariano García mejor ni hablamos, porque ya lo hicimos en
su día hablando del Kastaño Rock, y tampoco merece la
pena perder el tiempo.
Para quien no haya estado aún por ahí, el
Extremúsika es una mezcla entre el Derrame
y el Viña, cogiendo el rollo tranquilo y familiar del
primero y el espíritu del segundo, pero evitando los agobios
y las grandes masificaciones tan habituales en Villarrobledo.
Nos vemos el año que viene en un festival que se
ha convertido en muy poquito tiempo en una seria alternativa al resto
de festivales del estado.