Éxito rotundo. Probablemente esta sea la definición más adecuada para esta edición del Rivas Rock 2015 que se saldó con satisfacción por parte de promotores y público asistente. El inmenso auditorio Miguel Rios de las afueras de la capital madrileña obtuvo una muy buena entrada (aunque lejos del lleno ya que su capacidad máxima es de 34000 espectadores) y demostró que es un recinto idóneo para este tipo de eventos que, por cierto, no abundan en Madrid.
Espacio amplio, buen acceso a las barras y puestos de comida (que además tenían precios más que asumibles), posibilidad de salir y entrar del auditorio (había además fuentes justo a la puerta), baños amplios y limpios….si a esto le sumamos que el precio de la entrada era muy económico solo podemos poner como pero un sonido al que quizás le faltó potencia en las primeras bandas (fue salir Los Suaves y todo se arregló) y que tuvo que combatir con un viento que en algún momento lo arrastró en demasía. Por lo demás mucho calor, perfecto para un festi, y un cartel muy bien confeccionado, mezclando bandas más que consagradas con alguna de las “nuevas”, que ocasionó que se congregara público desde el primer momento.
Desakato salieron al escenario con una solana de justicia y más público del que se presuponía en el recinto. Tenía referencias muy buenas de ellos en directo, no les había catado, y me jodió llegar con el show empezado (cosas del tráfico). Sin embargo si pude comprobar que son una de las bandas de nueva hornada con más proyección (que ya hace falta que haya un cambio generacional en el panorama…pero esto es otro tema) y que cuentan con una base de fans más que consolidada.
Dos voces que se complementan perfectamente, la baza de los temas donde suena la gaita y una buena imagen junto a la suficiente experiencia para saber que en estos eventos la repercusión es mucho mayor que la cantidad de gente que te ve. Por eso a Desakato se les vio entregados e incluso uno de sus cantantes, Pepo, se lanzó al público y pidió un death wall a los presentes. Ritual fue de las más aplaudidas junto a Carta de Un Paria y sobre todo el tramo final donde sonó Cada Vez y Tormenta.
Desakato
Los cambios de backline funcionaron perfectamente y los horarios se cumplían. Gritando en Silencio, incorporados al cartel tras la caída del televisivo Fortu de Obus, presentaban su último trabajo “La Edad de Mierda” y dieron un concierto agradable donde sus melodías y ritmos suenan frescos y directos. Contaron con bastante gente cantando sus canciones y desprendieron en todo momento muy buen rollo.
Melodías fáciles que te atrapan a la primera escucha y que no hace muchas fechas habían hecho poner a los sevillanos el cartel de “completo” en una de las salas de la capital. Ganado y Estaré En El Bar son las primeras en caer y A Las Armas es de las más coreadas antes de que el Rock´n´Roll de Barrabás haga que la gente deje de guarecerse en las escasas sombras que nos ayudan a combatir el calor para ponernos a bailar.
Gritando en Silencio
Si tienes un festival de rock y quieres que la gente disfrute tienes que llevar a Boikot. Te pueden gustar más o menos pero desde luego son la banda perfecta para este tipo de saraos. Temas directos, coros contagiosos y mucha actitud de diversión que se transmite, y de qué manera, al público. Todavía con mucho calor y el sol dando de lo lindo, eran las 7 de la tarde, fueron capaces de congregar a muchísima gente y además ponerla a bailar desde el minuto uno. Fueron una de las bandas triunfadoras arrasando con un set list que no asumió ningún riesgo y que fue directo a la yugular desde las iniciales Inés y Hasta Siempre, con pogos animados y sentidos, que se incrementaron cuando sonó Stop Censura, Korsakov o Grito en Alto.
Les acompaño esa cierta imagen de kaos escénico que siempre dan ,con gente apareciendo en el escenario a cantar, colaboraciones más o menos preparadas (Porretas, Yo No Las Conozco…) , público y amigos en los coros…. Y que remató con la versión de los Piperrak de Kualkier Día con un circle pit al que se unió Kosta desprendido de su guitarra y que se alargó algo más de la cuenta terminando con la “destrucción del set de batería” y un montón de gente en el escenario.
Boikot
Hacía mucho que no veía en directo a Siniestro, no así a Costas, y para mí fueron los triunfadores del Rivas Rock de este año dando un bolazo inmenso. En formación de quinteto (donde uno de sus integrantes tan pronto soplaba el saxo como tocaba los teclados), impecablemente vestidos para la ocasión y con el magnetismo escénico de Julián Hernández, supieron crear un repertorio cuasi perfecto donde acudían a las mejores composiciones de sus tiempos recientes combinándolas con sus grandes clásicos convenientemente transformados en lo musical y en muchos casos acelerados. Aprovecharon cada segundo de su concierto y no se entretuvieron en discursos o proclamas yendo directos al grano desde las iniciales Yo Dije Yeahh y Superavit. A la gente se le escapaban pies y gargantas y que ellos nos espetaran la reconversión de los Skynyrd del Miña Terra Galega fue la puntilla.
Cultura Popular fue la mejor de la época “post Costas” y nos remataron en el tramo final con una baza insuperable que empezó con el Vamos Muy Bien de Obus, eso sí, llena de clase, y una serie de canciones pretéritas cuyas letras se conoce cualquier mortal: Camino de la Cama (veloz), Diga Que Le Debo, Todo Por La Napia, Mata Jipis en las Cies, Diga Que Le Debo, Cuanta Puta y Yo Que Viejo y de remate, Tan Hermoso (cojonuda), ¿Quiénes Somos..?, y Somos Siniestro Total para saludar a la concurrencia mientras algunos de nosotros nos hincábamos de rodillas ante semejante experiencia.
Siniestro Total
Como la mayoría de los presentes había acudido al Rivas a despedirme de Los Suaves. Una banda que te ha acompañado durante toda tu vida, ha puesto banda sonora a la mayoría de ella, se ha mantenido fiel a sus planteamientos musicales (pocas bandas más, de su repercusión, se les puede decir que nunca se han vendido) y han compuesto alguno de los temas icónicos del rock de este país se merece decirles adiós con el máximo respeto y con innegable tristeza. Hacía unos años que no acudía a uno de sus conciertos y, para ser honesto, no tenía el mejor de los recuerdos.
Es cierto que a lo largo de estas tres décadas largas han creado una colección de canciones capaces de confeccionar el mejor de los repertorios hímnicos. Alberto Cereijo y Fernando Calvo son dos de los más destacados guitarristas del país y su base rítmica ganó muchísimo con la entrada de Tino Mojón en los parches pero esta es la banda de Yosi (sin menospreciar a Charly) y su comportamiento está directamente ligado al día que él tenga. Y en Rivas, a pesar de que la noche llegó para cobijar a los de Orense, vimos la luz. Y fue porque tuvimos frente a nosotros a una de las mejores versiones del cantante en los últimos años. Es cierto que su voz ya hace años que hizo del carisma su mejor arma pero aún así la banda estuvo inconmensurable. A sus 67 años Yosi encabezó a unos Suaves que tiraron por la calle de en medio y nos arrollaron con set list demoledor, clásico, pleno de intensidad, pulido en sonido, casi cristalino, y honesto en las maneras. Tal y como ellos son.
Charly sonreía sin cesar en la parte de atrás del escenario y Yosi animaba al público sin parar. Una audiencia que respondía con algarabía pero que se agarrotaba en cierta manera quizás sabiendo que es una de las últimas oportunidades de ver a Los Suaves en un escenario y no queríamos perder un solo detalle. Empezaron con Cuando Los Sueños Se Van, siguieron con Palabras Para Julia y Maldita Sea Mi Suerte. No había pausa entre canciones y Yosi apenas encontraba un resquicio para poder despedir el sueño de su carrera musical. Más y más clásicos que sonaban a gloria. Disfruté con No Puedo Dejar el Rock, ese axioma que muchos hemos sentido y me emocioné recordando las infinitas veces que puse mis vinilos para escuchar ¿Sabes? Phill Lynnot Murió y Esta Vida Me Va A Matar.
No hubo artificios especiales. Solamente el cantante con una pancarta que anunciaba “Adiós Adios” y algo de confeti que acabaró encima de los músicos en vez del respetable. “Mi casa esta noche está aquí” decía, y en Por Una Vez En La Vida se le olvidaba la letra y más tarde sonaban El Afilador enlazado con Dolores Se Llamaba Lola, y entonces Yosi dejaba de cantar y nos enfilaba su micro hacia nosotros sabedor de que el estruendo de los presentes hacía imposible que pudiera escucharsele. No me gustó que el final del repertorio fuera Ya Nos Vamos y una interminable La Noche Se Muere con un solo que aunque impresionante fue excesivamente extenso (más de diez minutos) y nos privó de escuchar algún tema extra, pero claro, para entonces Yosi ya estaba empezando a perder la cabeza y era retenido por el personal de escenario. Adios Adios Suaves. Gracias por todos estos años.
Los Suaves
No lo tenían fácil Reincidentes después del show de Los Suaves y con algunos de los presentes enfilando el camino de salida (imagino que aquellos que necesitaban tomar el metro para volver a casa) y además la suerte no estuvo con ellos. Los Reinci dieron un bolo en el que todo salió mal. El sonido empezó catastrófico con instrumentos que no sonaban y la voz distorsionando (Huracán prácticamente ni se escuchó), y aunque se arregló en parte en lo que se refiere hacia fuera del escenario, los gestos constantes de Fernando dirigidos a la mesa de monitores mostraba que algo no funcionaba, lo que se corroboró cuando con muy malas pulgas se quitó los cascos que le servían de monitores y los arrojó al suelo. Pero no solo fueron problemas de sonido.
El repertorio no acabó de funcionar. Se centraron casi en exclusiva en su época post-Algazara, que es cierto que tiene temas potentes como Latinoamérica, La Republicana, Ay Dolores o No Normal pero tendrían que haber atendido un poco más a sus clásicos, algo que la gente habría agradecido más y que se notó cuando sonó Vicio, Cucaracha Blanca o la final Jartos de Aguantar. Otro tema que deslució fue la excesiva rigidez de los músicos en escena. Solamente Fernando se alejaba del micro en algún momento mientras sus guitarras no se movieron de su posición en todo el concierto. Flojos pero probablemente lastrados por los problemas técnicos.
Reincidentes
Saratoga era la nota musicalmente discordante de un festival dedicado a los sonidos más urbanos. Sin embargo fue mucha la gente que aguantó en el recinto a pesar de las horas y disfrutó de una descarga de metal de muchísima calidad y donde además de las composiciones se pudo disfrutar de unos músicos de nivel mayúsculo. Esta nueva encarnación de Saratoga, tras su reciente regreso, es una mezcla de varias anteriores. Niko del Hierro, su líder y alma ha vuelto a reclutar a Jero Ramiro a la guitarra y su estilo sobrio y efectivo fue una de las armas del combo junto a la pegada de uno de los baterías más impresionantes del país, Dani Pérez, que dio una lección de cómo toca y se comporta un músico del máximo nivel.
No dejaron tiempo a que los presentes se “amuermaran “y salieron a matar con una descarga de grandes éxitos en la que echaron mano fundamentalmente de los temas de “Agotarás” y de su época más clásica.
Tete Novoa estuvo también brillante. Además de lucir sus registros más agudos y altos se recreó en modelar las canciones y jugar con todo su espectro vocal. Enlazaba subidas de tono impresionantes una tras otra y se recreaba en cambios vocales que iban del grave al agudo. Con Mano Izquierda fue la presentación y la gente enloqueció y cantó con Tras Las Rejas y A Sangre y Fuego. Mi Ciudad hizo mover las cabezas y surgir a los air guitar hero mientras Niko nos grababa desde el escenario con una mini cámara de video y hacía mil malabares con sus cuatro cuerdas. A Morir fue otro de los puntos álgidos y con Maldito Corazón cayeron los más reticentes. Tete apoyó con la guitarra en Si Amaneciera y el rus final lo componen Vientos de Guerra y Perro Traidor, confirmando que la nueva reunión de Saratoga es una gran noticia para le heavy metal patrio.
Como resumen una nota altísima para el Rivas Rock y una cita que incluir en el calendario del 2016. Seguro que tras el éxito de esta edición la próxima será aun mayor.