Primera jornada del Resurrection Fest!! allá vamos!!

Tras dos días en Viveiro llenos de música en directo, primero el martes en el Casino de la localidad donde vimos a cuatro bandas y el miércoles con la fiesta de presentación que nos sirvió para calentar motores, afrontamos la primera jornada del festival sabiendo lo que se nos venía encima..

Amaneció sin ser un día caluroso, cosa que agradecimos, algo nublado, lo malo las poquitas horas de sueño, la zona de acampada gratuita situada junto a la playa fue un constante lugar de gritos y alborotos durante toda la noche, en fin, nos disponíamos a coger el autobús que nos acercara al recinto. Antes visitamos el pueblo, desayunamos con fundamento y para adelante, a disfrutar con los platos fuertes de esta primera jornada, nada más ni nada menos que Refused y Black Label Society.

Nos acreditamos sin apenas colas y aprovechamos el tiempo en darnos una pequeña vuelta por la zona de mercadillo, que es lo primero que hay que hacer cuando uno llega, para conseguir algún disco que buscas o comprarte alguna camiseta antes de que se agote, porque el último día el puesto de merchan del festival agotó camisetas, sudaderas y demás complementos.

Tres escenarios, uno de ellos le inauguramos la noche anterior (RitualStage), los otros dos más grandes, “FMMainStage y un poco más reducido el "ChaosStage".

Esta jornada comenzaba con el cabrero de muchos por esos cambios de horarios de última hora y orden de actuación, a más de uno les pilló por sorpresa porque a la organización no les dio tiempo en modificar los panfletos que repartían con los horarios, únicamente te enterabas si estabas listo por las redes sociales o en la parte trasera de la torreta de sonido del escenario principal “FMMainStage”. Seguramente algún que otro despistado se perdió a Soulfly e incluso a Suicide Silence por este hecho, que actuaron por la tarde y no a horas nocturnas como estaban programados inicialmente. Cambios de última hora que no agradan a nadie y más si no están impresos en los programas oficiales del festival.

La primera de las actuaciones que vimos fue la de Jardín de la Croix, tras perdernos el inicio, a eso de las dos de la tarde, de Brothers Till we Die y Adrenalized.

Inicio impulsado por los sonidos instrumentales del post rock que sucumbían en subidas y bajadas de intensidad con constantes cambios de ritmo que te aceleran el alma por completo, ideal para los amantes del género que este mismo día también disfrutarían, seguramente, con Toundra y Syberia.

El escenario principal debutó con la presencia de nuestros amigos gallegos de Aphonnic, que siguen sumando puntos al ser confirmados en los grandes festivales del país, el último sin ir más lejos el Derrame Rock de Ourense. Una formación que sigue erre que erre con lo suyo, delicadeza emocional a base de canciones con energía sobrenatural.

Aprovecharon al máximo las lindezas de este gran escenario para presentarnos su último trabajo de estudio “Héroes”, que tan buenas críticas musicales ha generado, a parte está la portada del disco, uno de los mejores diseños que hemos visto en los últimos años, y no somos los únicos que lo piensan, que se lo pregunten a la cantidad de gente que vimos con camisetas de Aphonnic con dicha portada, unos cuantos durante los tres días del festival.

Actuación que sirvió para rememorar grandes temas como “Mi Capitán” o “Jerry” que supuso un impulso para bajarse al foso y recoger el calor de las primeras filas.

Los italianos Missanthrope, fieles al heavy metal progresivo con ramalazos de black metal, tuvieron que lidiar con los primeros rayos de sol que aparecieron por unas horas con el correspondiente aumento de temperatura. Su cantante no se cortó y apareció a escena con una parca de cuero que llegaba hasta los pies, ¿pasó calor?. Una actuación repleta de melodías y sonidos guturales en un equilibrio perfecto, con esos riffs progresivos marca de la casa.

Banda que descubrimos y que nos llamó la atención el cierto parecido de su cantante con el de su compatriota de Axxis.

El festival seguía su curso, nosotros nos limitamos en estas primeras horas a cubrir los dos grandes escenarios descartando por el momento el tercero por temas de horarios y solapamientos sobre todo con el segundo escenario.

Por delante nos esperaba una tarde plagada de sonidos agresivos como el que practican los metalcore británicos de Heart Of a Coward, que con su música impulsaron los primeros circle spits del día, para luego continuar con el ecléctico sonido del dúo francés The Algorithm, donde su fundador, Remi Gallego, realizó una apuesta arriesgada mezclando sonidos electrónicos con metal progresivo, quizás a esa hora pasaron desapercibidos pero su puesta en escena a cargo del batería y de Remi a las voces, guitarra y teclados, fue distinta, explorando nuevos horizontes ajenos a lo que nos ofrecía el cartel del Resurrection Fest a grandes rasgos.

La joven formación Devil Sold His Soul, nos presentó su nuevo Ep “Belong & Betray”, digamos que su música está envuelta en samplers, cambios de ritmos y un aplastante sonido de metal core, con un frontman activo a más no poder, Paul Green, que nos desbordó con sus agresivos registros, principalmente en los temas “Devastator” y “Unveiled”, siendo una muralla de sonido aplastante.

Pasando a ver a los grandes triunfadores de la tarde, los franceses Betraying The Martys, que con tan sólo dos discos a sus espaldas y seis años de trayectoria triunfan en los grandes festivales, con una carrera pletórica que parece no tener fin.

Sin etiquetas, un sonido muy personal que conjunta perfectamente la simbiosis del metal sinfónico con el metal progresivo, más alguna que otra pincelada agresiva del deathcore. En el 2010 cambiaron de cantante, y ahora es el saltarín Aaron Matts el que ha revolucionado a la formación, y un ejemplo de ello fue este concierto, completando una soberbia actuación que recordaremos durante meses, fusilando grandes temas de su último disco en estudio “Phantom”, entre ellos, “Let It Go” y “Life is Precious”, donde sus guitarristas no paraban de ofrecernos molinillos con su cuello sin apenas descanso.

Max Cavalera con su formación familiar Soufly, hizo acto de presencia, eso sí, con algún kilo de más y viviendo de las rentas de su paso por Sepultura, porque su concierto lo equilibró con los temas de dicha banda, cosa que el público agradeció, esquivando la línea musical de los últimos años en un rumbo que no va a ninguna parte. Su hijo al bajo y su sobrino a la batería han rejuvenecido la base rítmica de la banda, pero el peso del concierto se camufla en un Max agotado y sin ese feeling que le caracterizó en épocas pasadas.

Sinceramente esperábamos más de este concierto, pero poco a poco su actuación fue decayendo y a mitad no podíamos mas, también es verdad que el sonido del escenario principal no invitó en ningún momento a meternos de lleno en su actuación. Pero al menos escuchamos el primer single de su nuevo disco “We Sold Our Soults To Metal”, y recobramos la memoria, con el gran clásico de toda su carrera, “Roots”.

Suicide Silence en cambio nos revolucionó por completo y nos metió en su bolsillo a las primeras de cambio, el carisma del cantante californiano, Herman Hermida, es tremendo, además entre tema y tema nos habló en un perfecto castellano, principalmente porque sus abuelos eran gallegos y así nos lo recordó en uno de los temas, que se sentía feliz por visitar por primera vez las tierras de sus ancestros. Digamos que son uno de los iconos fuertes del metalcore internacional con una puesta en escena excepcional.

En la recta final les apoyaron los más pequeños que estaban en el Resukids, una treintena de niños llenaron el escenario al son del tema “Sacred Words”, otro de los momentos y actuaciones del festival, estos pequeños detalles hacen aún más grande el Resurrection Fest.

Tras su separación, Refused volvían a los escenarios para tocar exclusivamente en el festival, luego confirmaron de forma oficial su vuelta y en unos meses visitarán Madrid, Barcelona y Barakaldo junto con Rise Against y Berri Txarrak.

Uno de los iconos del post rock como son Refused vuelven con las pilas cargadas tras la salida de un nuevo álbum “Freedom”, que tan bien desenvolvieron sobre el escenario entre saltos, patadas al aire y lanzamiento de micrófono por encima de nuestras cabezas, una parte visual impresionante.

Empañados por el bajo sonido, la actuación estuvo a la altura de las circunstancias demostrando que están en un buen estado de forma, parece que nunca abandonaron los escenarios. Mientras tanto, escuchamos temas como “New Noise” o “Destroy The Man”, que nos pusieron las pilas con esa electrizante energía, y “Rather Be Dead” donde vimos como su cantante, Dennis Lyxzen, bajaba al foso para luego dejarse llevar por el público.

Con Decapitated, llegaban los sonidos guturales y la brutalidad extrema, el festival de molinillos infernales empezaba, muy vistoso si lo hacía su cantante con unas rastas que le llegaban hasta la cintura, que las giraba una y otra vez con violentos movimientos.

Estos polacos tienen una técnica increíble, avalados por una gran trayectoria en la que demuestran que el lado más oscuro del metal puede cuajar entre el gran público, un acierto del festival traer a esta gente y mostrarnos todas las variedades existentes del metal.

Como no podía ser de otro modo, se volcaron en sus últimos discos, sin olvidarse de los himnos perennes “Exiled In Flesh” y “Spheres Of Madness”.

Comeback Kid competían sanamente con los sonidos más oscuros de Decapited, nosotros tuvimos el tiempo justo para ver a los dos, no nos queríamos perder el directazo de estos chicos y al menos llegamos para ver la mitad de su concierto.

No es la primera vez que les veíamos en este festival, se les notaba muy a gusto, es más, pusieron patas arriba la carpa que arropaba el escenario. Sonó “Wake The Dead”, un himno para despertarse por completo, más algún que otro tema nuevo de su último disco en estudio “Die Knowing”,  los justos para que se animara la gente y se acercarán al escenario para verles, creando en las primeras filas una nube de polvo que voló sobre nuestras cabezas, dificultando la respiración, claro está.

Tocaba el turno de uno de los grandes guitarristas que ya lucharon mano a mano con Ozzy Osbourne, Zakk Wylde y sus Black Label Society. El sonido mejoró con creces, menos mal, porque durante todo el día fue un engorro total y tratándose de un festival de tal calibre llama mucho la atención.

Al bueno de Zakk ya le vimos en una edición del Azkena Rock, allí se engoriló por completo en el más puro sentido de la palabra porque rugía a modo King Kong mientras se golpeaba el torso. Su banda le respalda por completo, sonando y ejecutando los temas a la perfección, entonando el brillo de unos riffs identificables, a base de groove old school, es más, si Dimegab Darrel levantara la cabeza, sería el perfecto compañero del señor Wilde.

Más de una hora de actuación repleta de lo más selecto de su repertorio, ideal para los grandes festivales, por eso, entre tantos temas eligió “Suicide Messiah”,  “My Dying Time” y como no “Funeral Bell”, durante este último corte lo dio todo con su pie de micro personalizado.

Subimos con él hasta lo más alto, pero después sufrimos un bajón con un sólo de guitarra de más de diez minutos, nos enfrió a nosotros y a gran parte del público, fue un comentario casi al unísono entre los amigos y compañeros.

En el escenario de la carpa se encontraba el trash metal old school de Gama Bomb, pero optamos por relajarnos y descansar un rato en la zona de prensa, un lugar que muy pocos festivales tiene y que el Resu, al igual que otras tantas cosas, ha cuidado al milímetro. Que se pongan las pilas el resto de promotoras del país y que nos cuiden un poco más, que las palizas que nos pegamos entrando los primeros al recinto y saliendo los últimos, no son ni medio normal. Un sitio para descansar será bienvenido siempre.

Al final optamos por ver un ratito a los Cannibal Corpse, que se dejaron la piel sobre el escenario y es que su cantante es un portento, tiene una capacidad para mover el cuello que está fuera de los límites de la física, unos violentos molinillos que seguramente le dejen tortícolis por unos cuantos días.

Un grupo que a pesar de no seguirles demasiado, sabemos que siempre ganan, una lección oscura que aprovecharon los militantes de dicho sonidos para darlo todo.

La recta final, para nosotros, vino de la mano de Berri Txarrak y su gira 20 aniversario, con un set list perfecto para la noche, de primeras un “Alegia” o “Dena Ez Du Balio” entonando la garra euskaldun, repasando lo mejor que tienen y que les ha dado el status que lideran, “Bueltazen”, “Betiko Leloaren Betiko Leloa” o el retrovisor hacia la memoria histórica en forma de canción, “Maravillas”, volcando el lado emocional del que parten sus canciones.

Demostraron una vez más que se comen el escenario, tanto Galder aporreando la batería, como David González con esa alocada actitud que le caracteriza, levantando los cuernos en alto en más de una ocasión, sin olvidarnos de Gorka Urbizu, lider de este power trío que nos está dando tantas alegrías.

Dos himnos como “Oihu” y “Ikasten” fueron cantados de principio a fin una vez más, nos sentimos parte de ellos al seguirles desde sus inicios y fíjate ahora, 20 años de carretera, tesón y capacidad musical, que disco que sacan es mejor que el anterior, un ejemplo esos 20 temas de tres estilos distintos que se han marcado con “Denbora Da Poligrafo Bakarra”.

Terminamos la primera jornada con una de las bandas que llevan hasta límites insospechados el rock instrumental, se llaman Toundra y en cada nota musical te eriza la piel, con esa capacidad de sorprender y trasportarte hacia el infinito.

Rasgando emociones donde el cantar no es obstáculo para el disfrute de la música, aquí los instrumentos te dan el poder, una vez más, brillaron con luz propia, nos dejaron embobados y con una sonrisa de lado a lado que nos llevamos para la zona de acampada.