Hace un par de años Mario me comento que iban a entrar a grabar nuevo disco y lógicamente como es una banda a la que me une cierta amistad y a la que llevo siguiendo prácticamente desde que empezaron hace 21 años, tenía cierta curiosidad.

Esa curiosidad fue incrementándose a medida que iban pasando los meses y no había muchos más datos del disco pese a que insistía en preguntar siempre que podía: la única respuesta que recibía era que iba con algún retraso, pero que iba a merecer la pena.

Tras estar en la grabación del video de “El ganador”, me fui enterando de algunos detalles como que esta iba a ser la única canción nueva del disco y poco después me entere que iba a haber una presentación en esta fecha que nos ocupa.

Cuando, por fin, me entere de cómo iba a ser el disco y como iba a ser la presentación del mismo, la fecha del 28 de noviembre parecía no llegar nunca y mis ganas porque llegase ese día aumentaban.

El concierto estuvo publicitado como lo que era; un evento único e irrepetible, ya que era la única ocasión en que Emboque iban a tocar con una orquesta, igual que lo hacían en el disco que presentaban llamado “A tempo de rock”.

El recinto elegido para este evento era el Escenario Santander, lugar de los grandes eventos de la capital cantabra y para que hubiese una buena afluencia de público la banda había puesto precios asequibles para las entradas, con descuentos con la anticipada a la hora de comprar el disco, que ya de por si tenía un precio barato.

Pude acceder a la prueba de sonido y se notaban los nervios de tan gran evento y es que no es fácil combinar una orquesta con una banda de Heavy metal y menos aun con solo un par de ensayos juntos.

Con un leve retraso, a eso de las 21.45, comenzaba el concierto con la representación de la Joven Orquesta de Cantabria a nuestra izquierda, Mario a la guitarra y coros en la parte central y a la izquierda Raúl a la voz y el bajo, a su lado Elsa y Polaco de In Wolf We Trust a los coros, y más atrás Carlos a la batería.

El concierto no podía comenzar con otra canción: “Amia” que abría su primer disco “Salvaje” del año 1999; cuantos recuerdos se acumulaban en ese momento, ¿imaginaría aquella banda que empezaba a darse a conocer a donde iba a llegar tiempo después?

Tras ella y una vez quitados los nervios de la primera canción, siguieron con “Luz del día”, con Elsa compaginando voz principal junto a Raúl; la sonrisa de Elsa describió lo bien que lo estaba pasando y demostró lo que gana esta canción con su participación.

A continuación llego la única canción novedosa del disco: ”El ganador”. Esta canción llevan tocándola hace más de año y medio en directo y la verdad es que me gusta mucho; además fue un honor estar en su momento en la grabación del video, que viene incluido, por cierto, en el disco.

Con “Doble faz” volvían a su primer disco y se iba apreciando lo bien que sonaban la combinación de ambos mundos, en teoría tan distintos. Para ello, Emboque tuvo que ceder parte de su potencia habitual para que la orquesta pudiera sonar con nitidez y apreciar cada detalle.

A continuación vino una canción que, aunque no ha sido incorporado al disco porque no les acababa de convencer el resultado final, si que fue interpretado en directo esta ocasión: se trataba de “Noches sin dormir”.

Llegaba el momento de “Sueño” de su segundo disco “Déjame entrar” del 2001 que fue prolongado con un breve solo de batería y tras el cual la orquesta y los coristas se retiraron durante unos instantes.

Y es que después de estas primeras 6 canciones, llegaría el turno para una serie de 4 canciones sin orquesta: Emboque en su hábitat natural.

La primera de estas canciones fue “Caminar” de su tercer disco “Contra el tiempo” del 2004, para tras un breve juego con el “Long Live Rock and Roll” de Rainbow, abordar “El ojo del Huracán”, también del mismo disco.

A continuación recordaron su anterior disco, “Voy a por ti”, del 2010, con la canción que dio titulo al mismo y esa gran canción que es “Aníbal”, con un Miguel Peña que hizo una gran labor a los teclados durante toda la noche pero especialmente durante esta canción.

Tras este momento más metalero, volvía la orquesta, al mismo tiempo que los familiares de Emboque se unían a la fiesta, entregándolos un obsequio con sus cinco discos enmarcados, como reconocimiento a esta larga trayectoria.

La vuelta de la orquesta fue con una canción muy emotiva para todos, “Se apaga el sol”, dedicada a la memoria del maestro Illera, y que hizo que a muchos se nos hiciese un nudo en la garganta: hay canciones que son atemporales y que nos llegan muy dentro y esta es una de ellas. Impresionante.

El concierto seguía avanzando y llegaba el turno a otra canción del 2004: “Eterna oscuridad”. A continuación se fueron Polaco y Elsa para seguir con “Ángel Caído” de su disco debut, una de las canciones preferidas de muchos de sus mas veteranos seguidores.

Ya una vez con los coristas a bordo, enfilaron la recta final con una canción muy especial para mi de su anterior disco como es “El Héroe”, que sirvió como preámbulo para lo que se nos venia encima.

Y es que llego el que para muchos era el momento más esperado de la noche; sabíamos que esta noche iba a haber invitados y todos ellos aparecieron con la canción más larga de la historia de Emboque: “Vieja tierra”. Lo que allí vimos forma parte de ya de la historia del rock de Cantabria, ya que la presencia sobre las tablas de Elsa Díaz como la Madre Tierra, Ovi Bifrost como Inocentes, Polaco como Traidores y Juan Torre como Maquinas hizo que tuviéramos sobre las tablas a muchos de los mejores cantantes de la región. Cada uno en su papel estuvo brillante como no podía ser menos, junto a la maravillosa voz de Raúl por supuesto. No puedo describir con palabras la emoción que sentí con semejante interpretación.

Y cuando ya muchos nos hubiésemos dado con un canto en los dientes con semejante final, no abandonaron el escenario ya que aun quedaba una carta y menuda carta: la versión del “Stairway to Heaven” de Led Zeppelin. Esta canción contó con el multiinstrumentista Fernando Balbás al bajo, quedando Raúl solo como vocalista y dedicando dicha canción a los asesinados en Bataclán cuando solo iban a ver un concierto de rock. Si hay una canción que nos pone los pelos de punta a casi todos es esta y esta vez no iba a ser una excepción, culminando un concierto de una perfecta simbiosis entra Heavy metal y música clásica.

Y tras dos horas de actuación desgraciadamente el concierto termino con todos los participantes en este acontecimiento histórico sobre las tablas saludando. Creo que en ese momento aun no eran conscientes de lo que allí se había vivido.

No quiero terminar esta crónica sin recordar a dos de los artífices, junto a la banda, de que esto haya tenido lugar: Oscar Arce de Sonoarc Estudios que fue el que propuso esta idea y a Pepe Santos, que fue el encargado de llevar las canciones de la banda al mundo de la música clásica. Sin ellos dos nada de esto hubiera sido posible.

Salí de allí de nuevo recordando como aquellos chavales que una noche, creo del verano del 1995, vi en directo en la Plaza de San Bartolomé habían llegado a realizar una gesta como esta. Inolvidable.