De nuevo la solidaridad y el rock unen fuerzas en el WOP Festival celebrado el pasado sábado 12 de diciembre en la Sala Santana 27 de Bilbao, música volcada para apoyar y ayudar a la gente, en un evento solidario en busca de financiación para una fundación dedicada a buscar solución a las enfermedades neurodegenerativas. Cita anual ya consolidada en la capital bizkaína, con un elenco de bandas de diversos atractivos creando en sí una cita musical que no hay que perderse.
Todo empezó a las siete de la tarde con la presencia de la banda inglesa Slydigs, formación que acompañó en toda la gira a los cabeza de cartel Vintage Trouble. En total 45 minutos llenos de melodías que bien nos recordaban a grupos como Ocean Colour Scene u Oasis, con vibraciones consolidadas gracias al gran trabajo que tienen detrás las guitarras. Joven y prometedora formación que pasó con nota por el WOP Festival, ideal para calentar el ambiente.
Slydigs. Texto: Karlos García
Los segundos la banda local Los Brazos, días después de haber puerto patas arriba el Kafe Antzokia colgando el cartel de entradas agotadas, todo eso para presentarnos su tercera gran obra "Gas", un disco de esos que te sorprenden y te enganchan por los grandes temas de bluesgrass y rock setentero que contienen.
Allí estaba William a la voz, Txemi al bajo y Chamorro a la batería, comiéndose con patatas el escenario, elevando la temperatura contactando como bien saben hacerlo con el público presente de forma directa. A estas alturas se han recorrido parte de la geografía peninsular, cosechando éxitos ya sea en bares, pubs o salas de conciertos. Son tres, pero llenan el escenario como unos grandes que desfilan por la primera división de nuestra música.
Sonaron los temas nuevos como "Randall" o "Black Sheep", entrelazados por los más rodados, "Have Mercy" o "Cold", una exposición de riffs realizados por estos tres que se compenetran a las mil maravillas. Txemi no para quieto, motivando a que William en más de una ocasión se le acercase, desarrollando su repertorio de forma perfecta, subiendo en intensidad en cada canción llegando a la explosión máxima en la recta final.
"Tales" nos dio un repaso de más de siete minutos de intenso blues, "Not My Kind" fue reforzado en coros incluyendo la participación del público que se entregó al máximo alargando el final de dicha canción.
En definitiva, un concierto donde el boogie y el swing con aromas de rock americano no se perdió la cita, Los Brazos son una de las grandes bandas de Euskadi y hay que mimarlas y tratarlas como se merecen, molaria su presencia en los grandes festivales que hay en su tierra, Azkena Rock Festival y Bilbao BBK Live.
Los Brazos. Texto: Karlos García
Los terceros, Cracker, que disponían del poder suficiente para ofrecernos un concierto largo y a veces totalmente lineal, eso sí, con tramos álgidos que te enganchaban en la parte de guitarras acústicas, bajo tonos que lindaban en una senda sosegada con influencias claras al country americano que tan buenas críticas ha tenido en la prensa internacional. Si tiramos de memoria, recordamos haberles visto en una de las pasadas ediciones del Azkena Rock Festival, un espacio que les viene a las mil maravillas.
Pasamos un buen rato viéndoles con esa gran selección de temas que repasaron su carrera musical, un juego a dos voces que se iban alternándose, la de Lowers y la de Hickman, dos registros que se mezclaban y alimentaban cada una de las canciones con esa magia y sensibilidad que desarrollan sus timbres de voz característicos.
Venían a Bilbao con un disco bajo el brazo, “Berkley To Bakersfield”, curiosamente los temas que contienen pocos entraron en su set list, dejando espacio para los más reconocidos y más rodados, de esos que son imprescindibles en sus directos.
En la primera fase de la actuación escuchamos “Cafornia Country Boy” , “Eurotrash Girl” o “Get On Down The Road”, que nos erizaban la piel con dichos medios tiempos, donde la acústica estaba presente, continuando con “Another Song About The Rain” ,”Sweet Potato” o “Crackersoul”.
Elevaron la temperatura con sus piezas más bailables, dejando participar al público como en “Almond Groove” o “King Of Bakersfield”, que apareció en la única tanda de bises que nos regalaron.
Concierto equilibrado, donde muchos lo catalogaron como perfecto y otros como lineal, será por gustos, digo yo.
Cracker. Texto: Karlos García
Es curiosa la controversia que está generando la actual gira de Vintage Trouble. Entre los asistentes unos creen haber contemplado la quintaesencia musical de una nueva superbanda en un panorama que hace lustros no proporciona ninguna, y otros, sin embargo, les acusan de oportunistas, efectistas o simplemente de ser un hype.
Y probablemente sea más sencillo que todo eso. La cita del WOP era mi segundo encuentro con los de California y confieso haber disfrutado, cantado y bailado como el que más. Vintage Trouble no hacen nada nuevo y tampoco lo disimulan. Su fórmula, consistente en fusionar a los grandes del soul, con James Brown y Otis Redding como estandarte, con clásicos rockeros como los Stones más R&B, y todo condensado en una banda enfocada claramente para el directo, motivo por el cual sus cds acaban flojeando en la comparación, para mayor gloria de uno de los últimos showman sobre la faz de la tierra. Mr Ty Taylor, para quien cualquier epíteto que no comience por mega_ o hyper_ resulta completamente inservible.
Con un nuevo disco bajo el brazo, de nombre Hopeful Rd, producido ni más ni menos que por el mismísimo Don Was, editado tras cuatro años girando con su debut y de resultado desigual por el excesivo número de medios tiempos, eran reclamo suficiente para llenar la Santana 27 y “bautizar” en sala a muchos nuevos seguidores ganados en sus últimos tours junto a AC/DC, Stones, Lenny Kravitz o The Who (ahí es nada) y que, en inmensa mayoría, marcharon extasiados ante lo vivido.
Vintage Trouble. Texto: Fran Cea
La liturgia comenzó con los protagonistas entrando al escenario deseándose suerte antes de comenzar con la relajada Soul Serenity, en completa ceremonia de classic soul y que supuso a todas luces un espejismo, ya que de inmediato comenzó un derroche de movimiento, saltos y poses (para orgasmo nervioso de los foteros presentes) que casi dan al traste con su inmaculado traje dorado ya que, para el tercer tema, el protagonista estaba literalmente encharcado en sudor. Blues Hand Me Down, uno de sus singles, explotó con Ty girando sobre si mismo, increpando a los presentes a gritar y bailar mientras el colchón musical que elaboran los tres músicos: guitarra, bajo y batería, se muestra solvente y suficiente y Taylor se retuerce sobre el pie de su micro, baila de manera sincopada y muestra que su voz responde a los envites incluso cuando sus acrobacias le colocan completamente horizontal al escenario en un salto imposible. "Take Me To The Dance Party" nos espeta y Nancy Lee nos lleva a lo mejor de la tradición De Otis Redding, falsetes vocales incluidos, y Taylor realiza su primer paseo sobre la valla que le separa de la audiencia.
Porque Vintage Trouble son entretenimiento al 100%, una garantía de espectáculo, quizás con poco margen de sorpresa a consecuencia de su exposición mediática, pero que cuando tira de canciones de "tiro fácil" como la irresistible Angel City California (con su lado más Stone a flor de piel) se sostiene por si sola.
Another Man´s Words convierte al protagonista en un crooner y a la sala en un viejo club con un tema meloso en demasía. Emparejar las lentas y souleras Doin´What You Were Doin e If You Loved Me con el rhythm and blues de Before The Tear Drops, bailes "made in James Brown" incluidos, hizo que el show se les cayera un poco en intensidad, pero el show está perfectamente estudiado para crear un up tempo en el rush final y Total Strangers con sus coros pegadizos y un temazo como Run Like The River, de nuevo con Taylor en plan mesías haciendo mover los brazos al respetable mientras corre por el escenario y acaba cantando en el primer piso de la sala, hace que hasta los escépticos claudiquen ante un espectáculo calculado y a pesar de ello solvente y caliente.
Los bises no bajan el ritmo y en ellos llega probablemente la perla de la noche, Strike Your Light, un tema con un clasicismo revisionista y a la vez creíble que supone el enésimo paseo del cantante entre la audiencia, esta vez para ponerla a toda sentada en el suelo y para el final Run Otta You, que baja las pulsaciones y les sirve para abandonar ordenadamente el escenario y encaminarse al puesto de merchan. ¿Alguien puede no disfrutar de un show así?, si te gusta el indie pastoso no lo dudo, si eres vegano hasta lo entiendo, pero si tienes sangre en las venas...., puede que sean un producto (o son una banda convertida a él), pero completamente disfrutable en directo y con la actitud correcta. Que vuelvan.