Con motivo de la publicación de su último disco, “Prometheus – Symphonia Ignis Divinus”, y dentro de la gira “Prometheus Cinematic Tour, 2016”, el pasado viernes 12 de febrero arribó en la capital el antiguo guitarrista de Rhapsody of Fire, uno de los grupos más significativos e importantes del Power Metal europeo. Como no, me estoy refiriendo a Luca Turilli, que después de la separación del grupo en 2011 formó su propia banda, Luca Turilli´s Rhapsody, y el “otro lado” de Rhapsody. Lado que desde luego se echa en falta en los primeros, porque Rhapsody of Fire sin Luca han pegado un buen bajón.
Tenía una servidora muchísima curiosidad por ver cómo el Sr. Turilli y sus secuaces llevaban al directo lo que él mismo ha denominado “Cinematic Metal”. Género muy cercano al tema de las bandas sonoras y que conlleva gran cantidad de arreglos orquestales y coros. Por esto, veía yo dos posibilidades: que llevaran un despliegue de medios impresionante (cosa muy poco probable por el tamaño limitado del escenario de la Caracol y porque eso supondría un coste demasiado alto para el grupo), o que todo fuera a base de grabaciones y un consiguiente fiasco. Me equivoqué de cabo a rabo… Pero vamos por partes…
La banda francesa de Power Metal Sinfónico, Qantice, fueron los encargados de abrir una noche para recordar. Los galos, cuyas influencias “bailan” entre Angra y Rhapsody, hicieron un pequeño repaso a sus dos trabajos de estudio publicados hasta la fecha con un repertorio de ocho temas que pondrían calentita a la Caracol desde el principio (aún a medio llenar… Una lástima porque el grupo de verdad merece la pena).
Su frontmant, Pellek, hizo gala de una impresionante voz y de una gran cercanía. Cabe destacar también los fantásticos e interminables arpegios de guitarra que se marcó Tony Beaufils (y sus peculiares botas a lo “Robocop”) durante todo el espectáculo, aunque especialmente me impactaron en “Phantonaunt”. Tremendos también los duetos de éste con la exótica violinista Yosh Otias en “Slayers´ Jig” o en “Megantrop”. Eso sí, algo más flojo el final que vino de la mano de “Giant of Embers”. Personalmente hubiera preferido algo más cañero, aunque esto no empañó en absoluto la actuación de sobresaliente de Qantice.
Qantice
Después de la “pedazo” actuación de Qantice, el comienzo de Temperance y su “Modern Melodic Metal” (esto de las etiquetas ya me supera…) me pareció algo más “flojo”. Tras una intro muy chula, el primer tema del repertorio fue “Oblivion”, donde encontré a su vocalista, Chiara Tricarico, algo “estancada” y sobre todo me rechinó muchísimo la voz en falsete que de vez en cuando ponía para cantar a lo soprano.
Gracias a los Dioses esto cambió algo a partir de la segunda canción, “Hero”, y Chiara fue remontando poco a poco (y metiendo menos voces operísticas). Además participando Marco Pastorino también a las voces (además de un excelente guitarrista muy buen vocalista, por cierto), fueron repartiéndose el protagonismo y la cosa empezó a coger bastante cuerpo. Esto se notó también en el público, muy animado sobre todo en los dos últimos temas de la actuación, “Me, Myself and I” y “Deja Vu”, donde los músicos estaban ya al cien por cien. También a destacar el bajo a cargo de Luca Negro que desarrollaba una melodía por sí solo; por esto probablemente, aunque Temperance no hubiera añadido pregrabados, no hubieran necesitado otra guitarra.
Todo un gustazo, y un descubrimiento para mí además, ver en directo a Qantice y Temperance. Dignísimos teloneros de lo que se avecinaba…
Temperance
El segundo trabajo de Luca Turilli´s Rhapsody, “Prometheus – Symphonia Ignis Divinus”, es “sencillamente” (entrecomillado, porque de sencillo no tiene nada) una banda sonora con todo tipo de arreglos orquestales y corales, sintetizadores, y en fin, todo tipo de ornamentaciones necesarias para componer temas épicos, grandiosos y que el italiano ha compuesto, producido y además se ha encargado de los arreglos orquestales y corales. Qué, ¿cómo llevó todo esto al escenario il signore Turilli? Bien fácil: Una soprano (Emilie Ragni), un tenor (Riccardo Cecchi) algunas grabaciones (las justas y necesarias), videoproyecciones, un juego espectacular de luces y una banda de lujo incluido un vocalista que aunque diferente, poco tiene que envidiar a Fabio Lione. Además hay que destacar que Alessandro Conti es tenor y eso se nota sobre todo en los agudos y en las técnicas vocales que emplea.
Mucha emoción en el ambiente. La Caracol a oscuras, sonando “Nova Genesis”, intro de “Prometheus…”, y al fondo del escenario imágenes espectaculares de galaxias y naves espaciales fusionándose con el universo. Van saliendo uno a uno los músicos para colocarse en sus respectivos puestos… Y rompiendo la solemnidad de la música clásica, comienza el concierto sin hacerse de rogar con el primero de los muchos temas de Rhapsody of Fire que sonarían intercalados con los de Luca Turilli en solitario y Luca Turilli´s Rhapsody. Desde el momento del despegue con “Knightrider of Doom” se metieron al público en el bolsillo; sobre todo Luca y sus tipiquísimos solos de guitarra y arpegios infinitos acompañado también a la guitarra por Dominique Leurquin. El segundo elegido, clásicazo de Rhapsody, fue “Land of Inmortals” donde los teclados (del fantástico teclista “desconocido” que les acompaña en la gira) cobraron vida propia. Además si cerrabas los ojos, parecía como si realmente fueran los propios Rhapsody of Fire, en todo su esplendor, los que estaban sobre el escenario. Los pelos de punta…
Después de un espectacular “Rosenkreuz”, salieron a escena Emilie Ragni y Riccardo Cecchi haciendo los coros operísticos, parte fundamental del espectáculo que daban el toque de magnificencia y majestuosidad tan importante dentro de este “Cinematic Metal” (del cual me declaro fan incondicional…).
“War of the Universe”, incluido en el álbum de Luca en solitario “Prophet of the Last Eclipse” fue la antecesora de dos temas incluidos en la “Dark Secret Saga” de Rhapsody of Fire; un bestial “Unholy Warcry” ambientado con humo y luces tétricas que daban a la sala y a los músicos un aspecto irreal, además del pequeño añadido de la voz del actor Christopher Lee (narrador en los álbumes de la “Dark Secret Saga”) y “Son of Pain”.
Luca Turilli´s Rhapsody
Volviendo al último trabajo, le llegó el turno a “Prometheus” y a un espectacular sólo del batería a cargo de Alex Landenburg machacando el doble bombo y haciendo florituras y juegos con las baquetas. Posteriormente Patrice Guers también se marcaría un sólo de bajo. Soberbia también la base rítmica a cargo de estos dos fieras.
El momento más “operístico” de la noche llegó con “Tormento e Passione” y el dueto formado por Emilie y Alessandro que de seguro derritió al más duro del lugar. Conti demostró de nuevo su impresionante voz de tenor, dejándonos sin pestañear con el épico final, empalmando, acto seguido, un apoteósico “Demondheart”. Los coros, el espectáculo de luces, el continuo movimiento de los músicos y las proyecciones te hacían subir a otro nivel y abstraerte de la sala - como si estuvieras en otro lugar, quizás en el teatro o en la ópera en vez de en un concierto de rock. El final se iba acercando ya, pero aún quedaban sorpresas por descubrir.
De repente luces rojas empapando el escenario y el Cristo crucificado de fondo. Imágenes de ángeles y demonios, belleza y destrucción alternándose las luces rojas y azules emulando por un lado lo divino y por otro lo satánico. De nuevo como protagonistas Emilie y Alessandro dando una lección de sentimiento, alternando majestuosamente las partes más melódicas (el bien) con las más potentes (el mal). La eterna lucha entre lo celestial y lo maligno que tanto atrae a Luca (haciendo de vez en cuando la vez de “director de orquesta”, por cierto) plasmada magistralmente en la última parte de “Of Michael The Archangel And Lucifer's Fall”. Para mí esta fue la parte más impactante de todo el concierto tanto en lo visual como en lo musical. Sencillamente emocionante...
Todavía alucinando con lo que acabábamos de presenciar, y después de las presentaciones pertinentes y un “¡te quiero Madrid!” de Conti, terminaron esta primera parte con “Dawn of Victory” y el personal cantando como si fuera uno solo aquello de “Gloriaaaaa, Gloria Perpeeetuaaa”.
Terminando a lo grande y Alessandro agarrándose sus partes innombrables para “llegar mejor” al agudo final. Y a cuento de esta última broma de Conti, por la que nos echamos unas buenas risas, os diré que otra de las cosas que me llamó mucho la atención fue ver a una banda cercana al personal, sonriente, teatrera y simpatiquísima. Con un buen rollo y una complicidad que se trasmitió a un público entregado e ilusionado por ver ese derroche de talento y energía. Nunca había visto a Luca Turilli con ninguna de sus bandas sin Rhapsody of Fire (a Rhapsody of Fire con Luca sí, pero hace muchos años ya, cuando la banda ni siquiera tenían la coletilla de “of Fire” aún) y la verdad, pensaba que me iba a encontrar a unos músicos más serios, estirados incluso, vestidos a lo “rococó” con chorreras pomposas y ese tipo de historias, pero en esto también me equivoqué.
Luca Turilli´s Rhapsody
Y, volviendo al concierto, llegaron los bises y el principio del fin con el Hombre de Vitruvio de Leonardo Da Vinci de fondo, y a lo más puro “Carmina Burana” (aquí sí había bastante orquesta grabada) con “Quantum X”, intro del “Ascending to Infinity”, seguida del tema homónimo de dicho álbum que, y me estoy repitiendo, lo sé…, pero fue tan emocionante que me pareció ver una lagrimilla a uno de mis acompañantes incluso (y a mí apunto). Y un regalo no incluido en el setlist, un flamante “Emerald Sword”, destacando de nuevo el simpático teclista, que cerró esta alucinante actuación. Y el telón rojo se cerró (literalmente).
Luca Turilli´s Rhapsody, tocaron diecisiete temas (sin contar las intros, etc…) a cada cual más espectacular, apasionante y… el alma y creador de todo esto, un Luca Turilli que supo hacer magia creando un ambiente místico y enigmático, aunque a la vez sin recurrir a demasiados artificios o medios. Un hombre sencillo, simpático y que en todo momento se mantuvo en una posición discreta (incluso su ropa era discreta), dejando el protagonismo a un Alessandro Conti deslumbrante. Y es que a menudo los grandes talentos son también los más naturales porque no necesitan demostrar nada, sus propios hechos los delatan. Es, simplemente, la grandeza de la sencillez.
Setlist de Luca Turilli´s Rhapsody
Nova Genesis
Knightrider of Doom
Rosenkreuz
Land of inmortals
Aenigma
War of the Universe
Ira Divina
Unholy Warcry
Son of Pain
Prometheus
Drum solo (Game of Thrones)
IlCigno Nero
Guitar Solo (Astral Conv.)
The Pride of the Tyrant
Tormento e Passione
Demondheart
Bass Solo (Matrix) + Michael II
Dark Fate of Atlantis
Michael the Archangel
Dawn of Victory
Bises
Quantum X
Ascending to Infinity
Emerald Sword