Jueves 22 de septiembre, nueva cita en la Bilborock para ver una nueva jornada del Certamen Musical Villa de Bilbao, un día también con cambios, The Limboos (Madrid) se caían del concurso definitivamente entrando en el cartel el trío de Pamplona, Amor de Tokyo. Ya la semana pasada nos pasó tres cuartos de lo mismo, los franceses I Me Mine no acudieron a la cita y los zaragozanos My Expansive Awareness les sustituyeron.

Los primeros en subirse al escenario fueron el trío francés I Me Mine, que nos dejaron un concierto sobresaliente a base de experimentación y combinación del pop con la electrónica, más guitarras acústicas y una base rítmica gracias a una batería muy básica, sin olvidarnos de su bajista, que además de los coros tuvo cierto protagonismo cuando se subió al bombo, y en la recta final, se tiró por los suelos sin dejar de rascar su bajo, uno de los momentos más salvajes de la actuación.

Una eléctrica combinación de canciones con ramalazos varios hacia The Beatles en su terreno acústico, contrastando melodías con pasajes electrónicos y caóticos, con momentos contundentes provenientes de la pegada del bombo. Actuación frenética con espasmos de velocidad y contundencia, canciones y ritmos acústicos y estribillos muy pegadizos.

Luego vinieron Franco, formación nacida tras la desaparición de B Flat, que siguen avanzando en popularidad, y nosotros felices de ello. Seguro que pronto les veremos por festivales, y es que tienen una puesta en escena que te deja muy buenas sensaciones, sus conciertos son una fiesta continua.

Sonidos de post punk con una selección de canciones con un nexo en común, ritmos bailables y frenéticos, con letras irónicas y provocativas, a la par de divertidas y sin control, en total escuchamos siete, de inicio “Sueño Español”, ironizando sobre la jubilación y morir en Benidorm, donde unos pequeños acoples aparecieron, pero fueron solucionados rápidamente.

Los siguientes, “Himalaya” e “Iberduero”, criticando las puertas giratorias de nuestros queridos políticos, con ritmos eléctricos y un tono de pop, que culminó con “Rave”, pidiendo la participación del público para que se acercase a las primeras filas. Luego se metieron al público en el bolsillo con su popular tema “Antzoki”, pieza divertida y punzante, acabando tirados por los suelos y riéndose de todo el mundo, evadiéndose de los problemas por completo.

Y por último, el trío de Pamplona, Amor de Tokyo, con sus sonidos melódicos sumergidos en el pop indie de calado oscuro, temas dramáticos y melancólicos que hacen fluir los sentimientos a flor de piel. Su cantante y guitarrista Roberto Urzaiz es un músico experimentado que proviene de distintas formaciones de la capital navarra, como El Columpio Asesino.

Cinco temas en su repertorio, destapando matices melancólicos en cada canción, “Incendiar” con la que comenzaron, “Volver”, “Mentiras” con un rollo sentimental de relación de parejas, historias cotidianas del día a día en sus letras.

Reforzando los temas con efectos de guitarra y una presencia de líneas de su rubia bajista, diversificando unas canciones trabajadas dueñas de un personal sonido. Poco a poco se sumergieron en tonos optimistas y de gran lucidez, gracias a las dos últimas canciones, “Singular” y “Sálvame”, de su trabajo “Escorpiones” editado en el 2012.