Segunda jornada de la modalidad metal dentro del Concurso Musical Villa de Bilbao, hablamos de lo que pasó el viernes 30 de septiembre, finiquitando dicho mes. Dos bandas de Euskadi se disputaban el ansiado puesto de la final, un público que respondió pasando con creces el centenar de personas, que conste en acta que las citas de metal son las más concurridas y el público suele repetir casi por inercia, apoyando la escena metalera, ya sea por devoción, pasión o curiosidad. Siempre hay sorpresas y se conocen buenos grupos que luego tienen más relevancia a lo largo de los años, este es uno de los primeros pasos para el deseado relevo generacional.
Desde Mendavia, Navarra, Corrosive, iniciaban su descarga musical mezcla de pose y hardcore, con sonidos tan trillados como es el metal-core. Juventud y energía sobre el escenario, presentando una selecta colección de temas de su primer disco “Resilence”, con un cantante comunicativo y cercano.
Digamos que su música se acerca a la de Hatebreed o Unearth, aunque la estructura de sus canciones nos resultó un tanto lineales, pero impusieron ritmo y velocidad, aunque los registros de voz no llegaran excesivamente con aire a los tramos más graves, quizás fuera por los agitados movimientos de su cantante, pero para llegar y mantenerse en plena forma hay que ser un superdotado.
Temas con momentos de rabia, agonía y sobre todo de carácter reivindicativo por un cambio mundial, hinchando los temas en velocidad, cambios de ritmo, coros y una base sólida rítmica que destacaba por completo, una actuación dinámica con unos Corrosive que poco a poco van teniendo un público fiel, ahora están aprendiendo, y poco a poco podrán llegar más lejos. |
Tras ellos, los bizkainos Orion Child, directamente desde las faldas del monte Anboto de Durango, una formación que repite tras cuatro años, siguen apostando por ganar este concurso, y su sonido que avanza año tras año, espera tener por fin su ansiado premio.
Dos discos a sus espaldas y varios cambios en el seno de su formación, pero ellos siguen perfeccionando su sonido y buscando nuevas raíces más personales, bajo patrones del power metal y el heavy metal más tradiciones, con partes oscuras que a veces van hasta el death metal más técnico y corrosivo.
Llegan con un nuevo disco bajo el brazo “The Deepest Bane of Hote”, pieza importante del repertorio de esa noche como bien anunciaron, también había ganas de presentarlo en un gran escenario como es el de la Bilborock. Cinco temas tocaron, el primero de ellos “Deathly Relief”, a dos voces, combinando registros llegando a tramos épicos con voz gutural, velocidad y power metal alemán.
Teclados, melodías, voz gutural, sonidos oscuros. desarrollos largos y pasajes de guitarra, todo lo lucieron, en su actuación pusieron toda la carne en el asador. Un conjunto de canciones que iban desde la melodía hasta la agresividad, una oferta que no repite patrones y nos lo pone difícil si les tendríamos que etiquetar.
“Doomankind” sigue una línea death metal melódico de inicio reposando partes más guturales entre medias, también melodía de su otro cantante bajo los coros de su teclista, pieza revulsiva que comparte funciones con su otra banda madre como es Incursed.
También nos presentaron a su bajista, que es la última incorporación al grupo, se llama Rafa y lo hicieron en el tema “Fallen Gods”, con un ritmo endiablado que continuó hasta la final, uno de los grandes himnos de la banda, con esos coros que tanto nos gustan, y, para terminar, “Inyictius”, bajo caras de felicidad por un trabajo bien hecho.
Su potencial es ilimitado. |