Cuando comparten oficina dos bestias pardas de la escena actual como Porco Bravo y Lendakaris Muertos salen una serie de conciertos espectaculares, como el que ya tuvimos la suerte de ver en Burgos el pasado mes de Octubre. Esta vez la cita era en la Sala But,  en pleno corazón de Malasaña, y con el cartel de “No hay entradas” colgado desde hace días.

Sobre las ocho y media y blandiendo la bandera más gorrina de la zona norte, saltaron al escenario los Porco Bravo y su “Mírame”. Con más ropa de la que nos tiene acostumbrados y unas gafas  de sol que saltaron a tomar por culo a la primera de cambio, Manu, su movimiento de caderas y una lluvia de bragas rosas, nos dejaron “Lascivia” en una sala que aún no estaba al 100%. La historia de siempre, aún hay quien prefiere tirar de lateros para beberse cuatro cervezas a ver una bandaza como los Porco. Allá cada cual, “Yo solo quiero bailar” lo de emborracharse es secundario. Por supuesto recordaron a “El Pulpo”, su guitarrista recientemente fallecido y al que van a dedicar todos sus conciertos a partir de ahora.

Cerdos, grapas y rocanrol y Manu ya se había quitado la camiseta, grapado la prensa del día al pecho y pegado fuego entre chorros de sangre y promesas de “nunca más” dispuestas a incumplir. En esta ocasión la tabla de surf nos lo dejó colgando de la cornisa inferior de la segunda planta, cuyos embellecedores se acabaron partiendo y dejando al cerdo padre en caída libre sobre el público. Con “Eléctrica actitud” llegó el final rodeado de bengalas brillando desde los mástiles de guitarra y bajo (esta vez lejos de las nalgas de Manu), ofreciendo el espectáculo de fuego, luz y rock que temas como “Se quema”, “Donante” o “Lemmy”  ya se habían merecido anteriormente.

Cuando aún nos estábamos quitando el pestazo a sudor y pólvora escuchando la intro de Lendakaris, se nos vino encima una sorpresa en forma de “Troncos, aceros, maderos” que aún no habíamos tenido el placer de escuchar en un escenario. “El último txakurra”, “Cerveza sin alcohol” y que nadie se olvide de que “Estamos en esto por las drogas”.

Se notaba que Madrid tenía ganas de la banda más macarra de la península: hacía más de un año que vinieron a presentarnos “Cicatriz en la matrix” y ya era hora de que hicieran una segunda vuelta para ver la evolución de la gira, que ha sido fantástica. En menos de media hora el calor y los pogos “Modo dios” se habían apoderado de la sala. Los directos de Lendakaris Muertos son una puta locura, punk rapidísimo en cortes de poca duración, con letras ácidas y muy mordaces entre los saltos y cabriolas a los que Aitor Ibarretxe nos tiene acostumbrados.

Lo del baño de masas de este tío es algo literal, siempre pierdo la cuenta de las veces que se lanza al público.  Codazos, bailes y la ropa interior a la altura del sobaco… poco importó que el bueno de Joxemi tuviera  sus más y sus menos con el sonido, los temas nos pasaban como balas con la euforia general propia del directo de los navarros.

“Satán“, “Pastel de costo” y saltos desde el escenario de algún “Héroe de la clase obrera”. Al ritmo del “Besos gaztetxeros” llegó el amor y con “Gora España”, la camiseta de fútbol patrio que ya no arde como antaño. “Arnaldo Schwarzenegger”, “Urrusolo Sistiaga” y calor y más calor. Los temas más clásicos llegaron en el último bloque: “Centro comercial”, “Se habla español”…a esas alturas los empujones ya nos tenían con la lengua fuera, pero seguimos bailando como buenos “Veteranos de la Kale Borroka”.  “ETA, deja alguna discoteca” y “Oso panda” pusieron la guinda del pastel a la alianza más bestia del punk-rock estatal.