La Boite Live de Madrid presentó un estupendo aspecto el pasado martes para recibir a los americanos The Reverend Peyton`s Big Damn Band. Al fin y al cabo, era la primera oportunidad de disfrutar en Europa de esta banda que atesora una notable fama en la escena de raíces de los Estados Unidos. Llegaban precedidos además de estupendas críticas recogidas en esta gira y de una imagen original y llamativa sostenida por un material gráfico y visual muy potente.
 
Poco antes de las diez y cuarto de la noche aparecieron en escena el Reverendo, su esposa Breezy y Maxwell Senteney y desde luego, su look no pasa desapercibido. El cantante, guitarrista y líder de la banda lucía su imponente estampa dentro de un peto vaquero, mientras que su mujer, combinaba un coqueto vestido con unas coloridas botas tejanas y una flor roja en el pelo. Senteney, más discreto, parecía recién sacado de un pequeño pueblo rural de la más profunda América blanca.
 
Arrancaron con mucha fuerza interpretando "Aberdeen", "Something - Nothing" y "Front Porch" casi del tirón, con Peyton cambiando continuamente de guitarra (llevó unas cuantas, incluida una box cigar), cantando y bramando mientras Breezy aporreaba la tabla de lavar, haciendo gestos y sin parar de bailar. La estampa era tan impactante que era imposible quitar los ojos del escenario. El público entró enseguida al trapo y se le veía disfrutar de lo lindo. Hubo alguna concesión a los medios tiempos e incluso en un tema el Reverendo se quedó solo para ofrecer su versión musical más intima. El show continuó con bombazos como "Clap Your Hands", tema que la banda aprovechó para pedir la colaboración del público que aceptó encantado dar palmas, patear el suelo y gritar como si le fuera la vida en ello.

Reverend Peyton se mostró muy comunicativo, lució vozarrón y demostró su habilidad para tocar cualquier cosa que lleve cuerdas. Nos informó que la línea de bajo la tocaba el mismo, que uno de los temas que interpretó estaba compuesto para violín y guitarra pero que él tocaría ambas partes a la vez y habló de las maravillas de nuestro país. A su lado, Breezy era un espectáculo en sí misma. Bailaba, gesticulaba hasta la mueca y acompañaba a los coros a su marido, lo que otorgaba a los temas un cariz especial.
 
La energía y el salvajismo fueron aumentando según pasaba el concierto, más desbocado el público cuanto más temas sonaban. Un corto parón dio paso a un bis pedido con insitencia a gritos y fue entonces cuando el Reverendo cogió un hacha provista con tres cuerdas y desgranó un tema de esos en los que es imposible quedarse quieto. La sorpresa final la puso Breezy quien roció su tabla de lavar con gasolina y le prendió fuego para alborozo de los presentes. Así pusieron punto y final a un concierto que dejó a los asistentes sonrientes y felices. The Reverend Peyton`s Big Damn Band son una fuerza de la naturaleza que es necesaria vivir en directo. Qué buenos son esos conciertos en los que además de la buena música lo importante es la diversión.