Primera jornada del Resurrection Fest tras disfrutar al máximo de su fiesta de presentación y dormir unas pocas horas, nos levantamos y nos movimos rápidamente al epicentro de Viveiro, para probar sus tapas y darnos un buen homenaje a base de pulpo, allí el ambiente era inmejorable.

Por delante teníamos grandes grupos como Airbourne, Suicidal Tendencies, Anthrax o Dropkick Murphys, auténticos cabeza de cartel y artífices de hacer grande al Resu desde el inicio del festival, contando con gran afluencia de público desde horas tempranas.

Este año, un escenario más, Desert Stage, que hizo que el público se dispersase, dando cabida a otros géneros musicales como el doom, el rock progresivo, el stoner y el rock más visceral, con otro tipo de bandas que tienen difícil cabida en este tipo de festivales con tanto renombre.

Con una mejoría considerable en el sonido en todos los escenarios, el festival se disponía a dar el pistoletazo de salida, por delante tendríamos tres días de buena música que os pasamos a narrar a continuación, con las impresiones de una sola persona (el que suscribe) que intentó estar en la mayoría de los frentes abiertos, haciendo fotos y pasando de un punto a otro del festival según se iba montando jaleo, unas crónicas que iremos publicando a modo resumen con muchas imágenes de este magno evento, el detalle y la técnica se lo dejamos a otros medios cuya infraestructura fue mayor, nosotros, nos centraremos en el público que va a Viveiro religiosamente año tras años, para vivir con pasión lo que significa ROCK.

La primera de las bandas que vimos fueron El Altar del Holocausto, formación de post rock instrumental muy cercana a grupos como el Jardin de la Croix o Toundra, que no pasaron desapercibidos por el atuendo místico con el que aparecieron a escena, cubiertos con trajes de nazarenos de color blanco y con cruces religiosas situadas alrededor de los monitores. Una punta de lanza hacia los sonidos del post rock y doom metal de calado instrumental, ambientando el escenario con esa crudeza de sonidos con cambios de ritmo y riffs personales a la altura de dichos géneros.

Rápidamente pasamos a los tonos más festivos de los gallegos Bastards, folk rock de una buena gente ya conocidos por nosotros, siguen frenéticos y vivos tras abandonar su antiguo nombre con el que comenzaron andadura, Bastards of Parade. Un concierto que elevó la temperatura a base de gaita y flauta, fluyendo a toda pastilla y distorsionando el punk y acercarle a sus raíces.

La banda valenciana de black metal, Noctem, no se perdieron el Resurrection Fest, poco a poco van sumando festivales a su carrera ya que sus directos hierven en auténtica parafernalia con sangre y pinturas varias, alimentada con unos sonidos oscuros y viscerales. Aprovecharon para presentarnos su último disco de estudio “Heresis”, sumándose en nuestra lista de bandas que han despuntado en estos últimos años, dando un salto importante en sus incursiones internacionales.

The Devil Wears Prada, segundos en subirse al escenario principal, volcaron su propuesta con sonidos de metalcore, una cruda sesión con registros melódicos y agresivos a partes iguales, sumando un ritmo frenético que alimentó las ganas de locura del público presente, que a esas alturas de la tarde montaron sus wall of death y circle spit salvajes y continuados. Primera visita de los americanos a nuestras tierras, que llegaron a Viverio con un sexto álbum llamado “Transit Blues”, a partir de ahí, poco a poco se tendrán que hacer un nombre por nuestro país.

Benighed y Malevolence daban caña a esta frenética para entonarnos y estar preparados para el primer plato fuerte del día, los australianos Airbourne, que venían a Viveiro con su atractivo golpe de rock sudoroso y de alto octanaje, pateando culos desde el primer minuto.

La última vez que les vimos fue por el mes de diciembre, hoy coincidíamos con ellos en un festival de verano, y lo hacían justo después de tocar con Deep Purple en Madrid y en el Rock Fest de Barcelona, pero no se quedan ahí, en agosto visitarán el Leyendas del Rock, además en otoño, nueva gira por salas, Bilbao, Madrid y Barcelona.

Queda claro que en sus 55 minutos de actuación hubo riffs, actividad frenética y muchos saltos, sobre todo por parte de su cantante Joel O’Keefe, fiel heredero de Angus Young. Un arsenal de temas transformados en viejos himnos rockeros e imprescindibles en sus conciertos, nos dejaron sudor, afirmando que su fórmula musical conecta rápidamente con el público. Aparte de presentarnos sus temas más conocidos, no se olvidaron del reciente “Brean Tauteo Hall” de su último disco.

Rápidamente nos fuimos a la carpa para ver a los incombustibles Comeback Kid, una receta rápida de hardcore violento y rápido, donde esta gente nos dejó sin aliento de nuevo, una banda asidua a este festival y que por lo visto no puede faltar a la cita de Viverio. En pleno ecuador de su concierto contaron con la colaboración de la cantante gallega Mimi de We Ride, en el tema “Partners in Crime”, demostrando que el buen rollo que tienen con el festival y los grupos de aquí. Mientras tanto, en el Chaos Stage estaban los Deserted Fear con sonidos de death metal en su más primitiva expresión.

Suicidal Tendencies, repetíamos experiencia con ellos al verles recientemente en la Jimmy Jazz de Vitoria-Gasteiz, allí actuaron junto con Ratos de Porao en uno de los conciertos del año, por el momento. Mike Muir y los suyos, con la entrada más reciente del batería Dave Lombrado (ex Slayer), nos ofrecieron un concierto frenético de principio a fin que nos dejó sin aliento, el bueno de Mike no cesó en su empeño de recorrerse todo el escenario constantemente y a toda velocidad, siendo incapaces de verle parado en ningún momento, impuso su sello de identidad, tanto él como la banda, ya que son los precursores del crossover y old school neoyorquino. Tocaron algún tema nuevo de su disco ”Worl Gone Mad” y disfrutamos de los clásicos de toda la vida, “Possesed To Skate” o “Institulionalized”.

Acabamos sudados y corriendo rápidamente nos fuimos a ver a otra de las bandas imprescindibles si lo tuyo es el hardcore, hablamos de Snapcase, que tras su vuelta lo están petando. Grupo que antes de su desaparición les vimos en la Sala Jam de Bergara junto a Sick of it All en plena gira de uno de sus discos estandartes, ”Progression Through Unlearning”. Les vimos en forma, siendo esta una de las actuaciones destacadas de la jornada en el escenario situado en la carpa.

Anthrax, eran los cabezas de cartel del día, y lo demostraron, su concierto se recordará durante años. Belladona, frontman, contagió su ritmo logo al respetable, una conexión directa con sus seguidores desde el minuto uno, llevando las riendas del concierto y auto contagiándose de su propia energía. Sonriente apareció el carismático guitarrista Scott Ian, uno de los miembros fundadores y punta de lanza del sonido thrash metal old school americano de los años 80, uno sonido que comparten con Metallica, Megadeth y Slayer.

Un concierto donde se comieron el escenario con patatas y lo pusieron patas arriba, nosotros que los veíamos con la boca abierta, nos dimos cuenta que su repertorio clásico sigue más vivos que nunca con “Antisocial”, “Got the Time” o “Madhouse”.

Eluveitie, en cambio, contaron con muchos problemas técnicos de inicio y posiblemente el peor sonido de toda la jornada, intentaron salvar su actuación de la mejor forma posible y a pesar de ello, salieron sonrientes a darlo todo. Capitaneados por Chrigel Glanzmann, mostrando su mejor cara, nos deleitaron con esa mezcla de folk con metal alimentado por curiosos instrumentos de viento.

Llegamos a la recta final del jueves, allí estaban los Dropkick Murphys con sus bailes y pogos, ideal para la hora que era, el punk celta acelerado que practican siempre levanta el ánimo. Los dignos seguidores de The Pogues, ha sabido reclutar a miles de jóvenes que les siguen sin compasión, al ritmo enérgico de himnos de la talla de “I’m Shipping Up To Boston” o “Rose Tattoo”, esta ultima de su gran trabajo “Signed and Sealed in Blood”, demostrando una vez más que son muy queridos por estas tierras, a pesar de no pasar mucho por ellas.

Cerrando la noche, Koorpiklaani, otra banda que puso el buen rollo sobre las tablas, folk metal repleto de fiesta, alcohol y bailes, tres cosas que van de la mano, sin olvidarse del bueno de Lemmy de Mötorhead, ya que en el ecuador de su concierto hicieron la cover de “Iron Fist”, una muestra de que sigue más vivo que nunca en nuestros corazones.

Con ellos nos despedíamos y pusimos rumbo a la zona de acampada, pero no sin antes esperar largas colas para coger un autobús, mientras veíamos a nuestro alrededor caras de cansancio y felicidad a partes iguales. Una jornada satisfacotria sin duda. A por la siguiente!!!