El Real Jardín Botánico Alfonso XIII de la Universidad Complutense de Madrid se vistió de largo para recibir a una de las grandes voces femeninas del rock del momento. Beth Hart congregó a un numeroso y variopinto público que casi llenó el recinto en una calurosa y sofocante noche de verano. No era para menos, la cantante norteamericana regresaba un año y medio después de triunfar en el teatro Barceló de la capital, en el que fue su primer concierto en nuestro país y en el que sí colgó el cartel de “no hay entradas”. Había muchas ganas, pues, de repetir la experiencia.
Ya se había ido el sol cuando la diva apareció en el escenario. Radiante, con el pelo recogido y enfundada en un elegante vestido negro, a Beth Hart se la veía pletórica. Micro en mano, comenzó el concierto con “Close To My Fire”, “Let’s Get Together” y “Baby Shot Me Down”, demostrando un derroche vocal que a día de hoy es difícilmente igualable por ninguna otra cantante. Hart no sólo tiene una voz de potencia inusitada, si no que ejerce un control total sobre ella, dominando como nadie los registros más bajos, esos tan difíciles y que a la mayoría se le resisten. Su voz canta, interpreta, matiza cada nota, cada palabra, sin que ningún momento dé la impresión de que se esfuerce en ello, en una demostración vocal que sencillamente apabulla.
Beth Hart
Hart se sentó al teclado por primera vez esa noche para interpretar uno de los temas de su último trabajo, “Coca Cola” y allí se pasó gran parte del show. Fue entonces cuando el concierto comenzó a decaer. La elección sucesiva de temas melódicos, en los que la cantante lucía su espectacular voz, restó ritmo al espectáculo que poco a poco fue convirtiéndose en monótono. Nada que ver con aquella noche en la Barceló en la que la energía vibró en todo momento a través de una Beth Hart mucho más rockera.
Es innegable el atractivo escénico y el carisma de la cantante, pero a pesar de sentarse en el borde del escenario, moverse felinamente por él e interpretar algunos temas guitarra en mano, sólo en momentos puntuales consiguió que el show saliera de su letargo. Como es su costumbre, se saltó el setlist y a las programadas “Get your shit” o “Boggieman” añadió otras como “Broken and Ugly”. Justo antes de los bises, se quedó sola en el escenario y cerró el set con una emotiva interpretación de “No Place Like Home”.
“Fat Man” y “Caught Out In The Rain” fueron los dos temas elegidos para despedir un concierto que asombró a quien nunca había visto a Beth Hart en directo y que defraudó y mucho a los que sí lo habían hecho. En Las Noches del Botánico nos encontramos con una Beth Hart sosa y acomodada, que únicamente recurre a su virtuosa voz para enganchar al público. Nada que ver con el animal escénico, lleno de fuerza y energía, al que nos tenía acostumbrados. Ojalá enderece el rumbo, porque si no mucho me temo que terminará convirtiéndose en una Barbra Streisand que ofrezca aburridos recitales para gente de postín.