Tenía muchas ganas de volver a ver los madrileños Sôber a los que, por unas u otras razones, no había visto desde su visita a este mismo Escenario Santander en el 2012, en aquella gira en que interpretaban completamente su disco “Morfología”.
Además para la ocasión venían acompañados de una de esas bandas de las que se está empezando a hablar mucho y que tienen un futuro muy prometedor como son los también madrileños Noviembre XI.
Con las habituales reservas sobre la afluencia de gente, me dirigí a la sala santanderina, para comprobar que la gente había respondido y que el aforo de dicho local presentaba un buen aspecto, con más de 300 entradas anticipadas vendidas.
No hubo que esperar mucho para que Noviembre XI comenzase su actuación, en la que la banda, formada en 2013, se centró casi exclusivamente en su nuevo disco “Cárcel de cristal”, editado este mismo año y que les ha puesto en boca de los seguidores del rock estatal.
Para arrancar interpretaron ese “Monasterio de los besos”, un bello tema que nos dejó los primero destellos de calidad de la banda, para saludarnos y comentar la casualidad de ver al grupo en el mes que le da nombre.
Siguieron sonando muy bien con “Nada es real”, tras las que nos animaron a dar palmas en “Entre las uñas”, donde ya pudimos observar la potencia de su batería Pete Jr., que está acompañado en la banda por Pedro Ortega, cantante y guitarra, Miguel del Pie a la otras guitarra y Rubén Gregorio al bajo.
Nos presentaron “Mi asesina” el que fue el segundo adelanto de este disco, para seguir con una de las canciones que más me gusta de la banda como es “Nadie muere en los bares”, un tema que trata sobre desconectar de los problemas diarios.
Noviembre XI
Tras solventar un pequeño problema con la batería, continuaron con “Escondido”, un tema bastante pegadizo, tras el que nos animaron a pasarnos por su puesto de merchán y nos retaron para ver quien conocía el siguiente tema, la versión del “Join me in death” de los H.I.M, que hace unos meses habían pisado esas mismas tablas.
Encararon la recta final de su actuación con la canción que abre y da título a su ultimo y segundo disco, “Cárcel de cristal”, un gran tema que recibió muchos aplausos, para despedirse, agradeciéndonos el recibimiento que les habíamos brindado y a Sôber el que les hubieran dado esta oportunidad, antes de dejarnos con “Despierta”, algo más cañera que las otras y con la que nos dejaron tras unos 45 minutos de actuación.
Personalmente, Noviembre XI fue una banda que me gustó mucho, con buenas canciones y desplegando bastante calidad sobre el escenario, ante un público que en buena parte nos los conocía y que no siempre se engancharon a su propuesta.
Me parece una banda muy prometedora, que me dejaron muy buenas sensaciones y a los que habrá que seguir más de cerca la pista.
Con bastante celeridad se produjo el cambio de equipos y en poco más de 20 minutos desde el final del grupo invitado, empezaba a sonar el “Back in black” de AC/DC que sirve como preámbulo de la salida del cuarteto integrado por Carlos Escobedo voz y bajo, Antonio Bernardini a las guitarras, Manu Reyes batería y Jorge Escobedo a la otra guitarra.
Y que mejor manera que arrancar con “Vulcano”, canción que da título al último disco de Sôber, editado el pasado año y cuya gira ya está dando los últimos coletazos. Desde el primer momento pudimos ver el gran despliegue luminoso que nos tenían preparado, en un escenario con un inmenso telón de fondo, sobre el que estaba escrito el nombre del grupo con unas luces que iban cambiando.
Tras este tema, que fue muy bien recibido, llegó “Irreal”, también de su última referencia, y en la que la banda se mostró muy activa, no parando de moverse de uno a otro lado, además de demostrar la calidad que posee, con un Carlos que no dudó en acercarse a las primeras filas.
Llegó el momento de saludarnos y de reconocernos que estaban encantados de estar aquí, para llevarnos hacia las “Sombras”, aquella canción que fue el adelanto de aquel “De aquí a la eternidad” del 2010 y que supuso la vuelta de la banda tras unos años en los que los miembros de la banda se habían centrado en otros proyectos.
Tras pedirnos un aplauso para la gente de Noviembre XI, llegó el momento de “Fantasma”, de aquel “Superbia” de hace 6 años, con una muy buena combinación de las guitarras, además de unos brillantes solos, antes de interpretar “Papel mojado”, de su nuevo disco, y que fue recibido con muchos aplausos por parte de un público que cantó buena parte de la canción.
Sôber
Como bien nos dijo Carlos, era el momento de tomar un poco de “Oxígeno”, tema perteneciente a aquel “Synthesis” del 2001, primera referencia a su etapa anterior al parón y con los hermanos Escobedo especialmente activos, antes de dedicar “Náufrago”, también de “Superbia”, a un familiar fallecido ese día, un tema especialmente emotivo y muy coreado por la gente.
Tocaba recuperar su anterior disco, “Letargo”, con la potente “Blancanieve”, que nos hizo menear el cuello, con la gente ya totalmente entregada, antes de seguir con “Umbilical”, de nuevo de “Superbia”, que nos hizo botar por la caña que tiene dicho tema.
Aunque dijeron estar pasándoselo muy bien, acabaron la primera parte de su concierto con “El hombre de hielo”, de aquel “Reddo” que supuso el final de su primera etapa, y en la que hicieron cantar a la gente, en un tema en el que Antonio Bernardini parecía tener algún problema con sus cascos.
Tras marcharse y hacerse de rogar un poco, comenzaron su primer bis con “Arena”, el tema que fue adelanto de su nuevo disco, dejándonos una vez más muestra de lo brutal que estaba sonando la banda, con un potente sonido de batería, para, tras arengarnos Jorge a que cantásemos mas, seguir con “Lejos”, lo primero que sonase de aquel maravilloso “Paradysso” y que nos hizo reflexionar sobre la distancia entre nosotros.
Tras tomarnos un poco el pelo con aquello de “ahora sí que animáis, ahora que nos vamos”, siguieron con “Cientos de preguntas”, otro de esos temas que fue muy aclamado y que estaba registrado en aquel “Reddo”, que fue la continuación del aclamado “Paradysso”, siendo la siguiente en sonar la mítica “Arrepentido”, precisamente del citado disco del 2002 y con el que se produjo la locura entre el público, antes de dejarnos de nuevo.
Sôber
Cuando empezó a sonar “Estrella polar”, perteneciente a su nueva obra, oíamos pero no veíamos a Carlos, que, para nuestra sorpresa, estaba cantando ente el público, en uno de los momentos más emotivos de toda la noche, para, con el vocalista en las tablas, volver a “Paradysso” con “Diez años”, que de nuevo enloqueció a la gente y que sirvió para presentar a los integrantes de la banda, prolongado por un brillante solo de batería de Manu Reyes.
Con toda la banda sobre las tablas, nos volvieron a vacilar con lo de si seguían o no, antes de interpretar, “Tic tac”, de su obra del 2011, para, tras agradecer a la sala el trato recibido y recordar que luego había fiesta en otro local próximo, el Black Bird, animar a todo el que quisiera a subir a cantar con ellos y dejarnos el imprescindible “Loco”, de su segundo disco “Morfología”, con el que dieron por concluido su concierto tras casi dos horas de actuación.
Como gran detalle final de Sôber, mandaron salir a la gente de Noviembre XI para hacerse la foto final con ellos, demostrando el buen ambiente existente entre ambas bandas.
Lo de Sôber fue un conciertazo en toda regla, haciendo un repaso a toda su ya extensa trayectoria, pero centrándose especialmente en sus actuales disco y es que es una banda que no necesita vivir de las rentas, ya que, aunque algún tema clásico se echó en falta, los nuevos temas nada tienen que envidiar y eso, en los tiempos que corren, es digno de mencionar.
Y así, tras cambiara impresiones con la gente que me fui encontrando, me marché del Escenario Santander con la sensación de haber visto a dos grandes bandas, una que es ya un clásico del rock estatal e historia del mismo, y otra banda que, espero y deseo, siga creciendo al nivel que lo está haciendo, para llegar algún día a estar entre los grandes nombres, ya que mimbres tienen para ello.