Ya lloviznó desde aquel primer concierto en enero del `87 en el palacio de los deportes del Real Madrid para presentar su monumental “Master of Puppets”.
31 años y 25 conciertos después, la emblemática banda americana se marcaba una doble parada en Madrid.
El primero de los días (3 y 5 de Febrero) aún quedaba papel a lo largo de la mañana, gracias a la política de “entradas nominativas” que impuso la banda con el fin de “luchar” contra la reventa. Buen gesto a tener en cuenta en citas de esta magnitud.
En lo escénico; mastodóntico escenario centrado en la cancha, de blanco lucia el tablado, rectangular en su forma, giratorio 360º, de vértices redondeados y dotado de todo tipo de artificios para dar rienda suelta a los más de 17.000 espectadores (record de asistentes en el Winzic Center) que arrastra el torrente norteamericano.
Los encargados de calentar el álgido templo madrileño fueron Kvelertak, los noruegos ya saben lo que es abrir para una gran banda (Slayer, Lamb Of God y Mastodom) dato el cual no les quita ni ápice de mérito, dado que su combinación de Black Metal, Punk, Rock and Roll y Heavy Metal, les hace una banda referente en el panorama.
Corto set list, 10 temas fueron los elegidos, entre ellos destacaron “Evig Vandrar” y la última, bandera al ristre; “Kvelertak”. Espectáculo deslucidísimo dado que las luces (fijas toda la actuación, las que se ponen antes y después del Show) fueron tediosas.
Pasadas las 21 horas, suena la magistral obra de Morricone “The Ecstasy of Gold“ incitando al gentío a dejarse la garganta, 6 años después Metallica volvía a Madrid.
Kvelertak
Luces dentro… James Hetfield, Kirk Hammett, Lars Ulrich, Robert Trujillo con tan solo un compás de “Hardwired” engranan la maquinaria de la destrucción con un sonido y un espectáculo impecable. Continuando con el disco nuevo sonó “Atlas, Rise!” y el amigo Hetfield ya había cantado por 4 de los 10 micrófonos que tenía el espléndido escenario.
Si el sonido estaba a la altura, la luz y la respectiva parafernalia audiovisual fueron impecables. Las más de 20 televisiones colgadas subían y bajaban emitiendo imágenes en directo mezcladas con iconografías de archivo de cada tema en cuestión. Fuego y artificio a raudales, a golpe de cada Hammer pull off , al son del alternate pickin machacón. Recursos que abanderan a una banda como Metallica.
Momento para rememorar viejos temas, dado que de sus 10 discos, tocaron alguna corte de 7 de ellos. Dando más presencia, algo más que lógico por otra parte, a lo último: “Hardwired… to Self Destruct”.
El primer guiño al pasado fue con “Seek & Destroy”. Viajamos al `82, a esa obra referente del Heavy Metal que es “No Life 'til Leather”, para después pasar a 1986 con “Leper Messiah” y
“Welcome Home “ ambos del genial “Master of Pappel”.
El todo espectáculo mayúsculo siempre hay cabida a alguna excentricidad, el primer numerito de Metallica llego en “Now That We’re Dead” , concretamente en su final. Cuando cuatro cubos emergen del suelo, para ser usados cual batuca cual Carlinhos Brown. Un apunte más propio de Michael Jackson (en “They Don't Care About Us”) que de Metallica.
Metallica
Segundo momento excéntrico: Entre “Halo on Fire” y la cover de Misfits “Die, Die My Darling”. Tocaba guiño hispánico, improvisado, o eso pareció, dado que el ‘Vamos Muy Bien’ de Obús a cargo de Trujillo y Hammet, resulto más idóneo de una reunión de amigos que de una cita de esta envergadura. Momento épico que dará de que hablar durante muchísimo tiempo.
En la recta final hubo una frase que hizo retumbar el palacio de los deportes… “-Gimme fuel, gimme fire, gimme that which I desire-“ El épico tema “Fuel” del “Reload” cantado al unísono por 17.267 personas siendo el más aclamado por los feligreses.
En el último corte del nuevo disco tocaba darlo todo a nivel tecnologico, centenares de pequeños drones revoloteando durante “Moth Into Flame” , dando una vistosidad ejemplar y un espectáculo solos asemejado por los directos de Muse.
Ultimas balas en la reamara, Metallica venía a destruirlo todo y así fue con “Sad but True” (corte del “Metallica” `91) y “One” (Del “ ...And Justice for All” ).
Por supuesto cayó el “Master of Puppets” y el “Nothing Else Matters”, para concluir con “Enter Sandman” y el pertinente baño de masas que un concierto así se suele alargar durante bastante tiempo.
Así concluye la primer a de las dos fechas donde comprobamos el halo de grandeza de los californianos, su excentricidad, su tremenda contundencia y su sorpréndete (Para beneficio de su público) complicidad escénica. Que si bien, ya no son lo que eran, dan buena cuenta de que grupos como Metallica, estén en el nivel que estén, hay pocos.