A pesar de haberse vendido todas las entradas anticipadas para esta noche de punk rock, poca gente se había congregado aún a las 20:30 para cuando los Malavita debían salir a escena. Los madrileños Malavita llevan juntos tan sólo dos años y medio de andadura en la pista del rock and roll y ya acompañaban a GBH en su concierto de Valladolid y de Madrid.

Cuando todavía podíamos ver la proyección que celebra los 25 años de la sala Caracol sobre el telón que separa la pista del escenario, sonaba una triste canción italiana de mandolina. Se abrió el telón y con el apoyo de rápidos flashes de iluminación de la sala, Malavita empezaron interpretando “Matanza”. En el sonido de Malavita destaca muchísimo sobre todo lo demás tanto la desgañitada y rabiosa voz de su cantante, la macarra Don Gem, como el contundente y técnico trabajo de su sonriente batería, Chefe Liv a la que en todo momento se vió disfrutando a tope del show.

Los títulos de sus canciones dan muestra de las intenciones de la banda: “Dispara”, “Pacto entre perros”, “Brazo”, “Desterrados”, “Mente animal”, “Tourette”, “Cuanta mentira”. Para ir cerrando su actuación añadieron el single que están presentando: “Metralla” así como otra de las canciones destacasdas de la banda, “Bola 8” con doble solo extraño de guitarra. Y para terminar presentando a Rat-zinger y GBH, una versión del gran clásico de Ilegales, “Dextro-anfetamina”.

Y por fin. Se encendieron las luces rojas que precedían la bomba atómica. Rat-zinger se presentaron ondeando la única bandera pirata de la “Santa calavera” de su último disco a todo trapo con gran acogida de la sala Caracol. Con un pleno sold out, el concierto más esperado acababa de empezar y ya nos sabía la boca a sangre. Necesitábamos esta contundente base rítmica, estos punteos de categoría y las voces cazalleras de Podri y compañía. En “Dios salve a Ronnie Biggs”, Podri sigue sacando la lengua y dando un lametón de cuello al guitarrista Javi Puñales. En “No habrá piedad” ya se suceden los pogos más dinámicos y excitantes, la juerga acompañaría hasta el final, pero no había necesidad de reservar fuerzas. Era una noche para vocear y brincar como si no hubiera un mañana. Podri sigue siendo un torbellino en directo, girándose con virulencia o agachándose hacia a las primeras filas mientras canta las cortantes letras de los ya clásicos “Dicen que soy”, “Aplastándote”, “Apártate” o “Uno de los nuestros” con tantas ganas como rabia.

Tras la supercañera “Días de gloria”, Podri con la colaboración del bajista Calico Pink, animó al público a subir la tensión gritando y en “Golpeando al hombre muerto” cedió momentáneamente el micro a un enloquecido seguidor de las primeras filas que tarareó las estrofas a pleno pulmón. Dedicaron a los madrileños Kaos Urbano su tema “Únete al terror”. Y cómo no… No dejaron de tocar mi favorita de la banda, esa en la que colaboró otro grande de la escena estatal, Brigi Duque: “L.E.Y.” con la peculiar marcha de percusión que le da el batero Xavi del Val. Pararon unos instantes mientras sonaba un satánico sampler que hablaba sobre la bestia, durante el cual los miembros de la banda se vistieron con sotanas. Un poco más de color para interpretar “Amén”. ¿Se puede ser más divertidamente irreverente? Pues igual sí, échale un ojo a la portada del “Crónicas de la destrucción” o de “Larga vida al infierno”, cuya canción que da título al disco fue la siguiente en caer.

Las ratas gigantes con ojos rojos brillantes seguían encaramadas a los amplificadores amenazadoramente mientras sonaban las conocidas “Patria”, “Mi navaja”, “Narcosanto” y “Soy un kalashnikov”, atacando también el material más reciente: “Toda forma de poder”. Antes de ejecutar “R n´ R para hijos de perra”, un seguidor le ofreció un tercio de cerveza a Podri que para sorpresa de todos, se colocó boca abajo cual navaja por debajo del pantalón, derramando el zumo de cebada. El espíritu del mismísimo puto Lemmy Kilmister sobrevolaba hasta el último hueco de la Caracol mientras atronaba “Tenéis speed?” en la versión más espídica posible, pero aún quedaba más: “Indestructibles” del último disco y como cañoñazo final animando a que los gritos fueran tan fuertes que hasta se oyeran en la Moncloa: “9 mm”. ¡Larga vida por siempre a las ratas!

Tras abandonar las tablas Rat-zinger, le tocaba el turno a los históricos GBH. El concierto del año pasado de los británicos en la Gruta 77 fue formidable, pero Rat-zinger habían dejado el listón muy alto, ¿Qué pasaría con GBH? Pues no iba a ser yo quien se quejara a la banda de inmovilismo en su repertorio. De hecho deseaba que tocasen el material clásico de “Leather. Bristles No Survivors And Sick Boys...” Y efectivamente. Tras la reciente “Birmingham smiles”, dieron rienda suelta a sus clasicazos que tanto nos molan: la guitarraza imprescindible del hierático Jock Blyth en“Race against time”, sin olvidar el tándem de base rítmica que forman el bajista Ross Lomas y el cachas batería Scott Preece para ejecutar “Knife edge”, “Lycantropy”,  “Necrophiliac”, “Dead on arrival” y “Freak”. La melancólica “Generals” pese a no contarse entre mis favoritas de la banda, hizo tambalear la sala Caracol, que tarareó sus estrofas como una sola voz.

Con espacios para presentar el último disco, “Momentum”, a cargo de temazos como el punk de aire surfero “Fifty what”, las filas plagadas de seguidores con crestas punks seguían disfrutando con las canciones de siempre: “No survivors” y “Self destruct”. La divertida “Big women” también fue de las más celebradas con gemidos finales del cantante Colin Firth.  El momento estelar de la noche llegó cuando GBH invitaron a Podri de Rat-zinger a subir a las tablas a cantar con ellos nada menos que “Sick boy”. Os podéis imaginar que el ambiente de la Caracol se caldeó aún más con los botes del bilbaíno junto a los ingleses. Tanto es así que hay que reconocer que notamos un pequeño bajón de ritmo cuando los GBH ya cantaron sin Rodri, el siguiente tema: “Slit your own thrown” y posteriormente“Am I dead yet”.

Dedicada a los amigos de México dispararon con “Give me fire”, durante la cual un seguidor se subió a las tablas para disputar el micro de Colin. Siguieron con la rocanrolera “Kids get down”, “Momentum” y “Diplomatic immunity”, antes de atacar otros de los himnos imprescindibles de GBH. Uno de los más emocionados hinchas de la banda se aferró al micro del cantante y se cantó los coros de la canción “City baby attacked by rats”, pero no supimos muy bien si gritaba “Attacked by rats” o “Alcatraz”. Ese inglés castizo… Como acostumbran a hacer en concierto, a continuación tocaron la segunda parte de la misma historia: “City babies revenge´s” y la tralla de “Time bomb”. Añadieron una canción bastante inusual en el sonido GBH y algo skatalítica, “Liquid paradise (The Epic)”, antes de despedirse definitivamente con la clásica “Maniac” del disco “City baby attacked by rats”.

Podría haber funcionado bastante bien un tema tan coreable como “Alcohol” entre una audiencia con tantas ganas de corear, pero pocas pegas se le podían poner a la actuación de GBH. Si tuviéramos que elegir en esta noche de batalla de titanes entre los clásicos gigantes GBH y los popularísimos macarras estatales daríamos por vencedor a Rat-zinger, pero quien ganó realmente es el público madrileño con esta fiesta desenfrenada.