Después de un gratificante baño matutino en la playa de Area, la jornada se presenta de lo más estimulante. Pese a llegar a las intempestivas cuatro de la tarde, y aún pegando el sol, la temperatura es de lo más agradable porque sopla una suave y agradecida brisa.

Desafortunadamente llego justo al término de Bloodhunter, grupo que francamente me despertaba cierta curiosidad, pero no tengo tiempo de lamentarme pues en el Ritual Stage empieza ya Against The Waves. La formación madrileña de hardcore con tintes electrónicos, a los que ya tuve ocasión de ver en directo en el  Download 2017, siguen congregando en sus bolos a una buena legión de fans que patean desaforados al ritmo de temazos como “Northern Light ” de su último álbum “Borealis” o como novedad, el single lanzado hace un mes escasamente “As above so below” y que sonó tan convincente como arrollador.

Continuamos con hardcore patrio y esta vez además en el escenario principal, para enorme gusto de los allí presentes, hablamos de Dawn of the Maya. Para la banda ésta era una fecha muy especial, su anunciada retirada de las tablas culminaba con el broche de oro en este festival y por este mismo motivo la cita fue de lo más emotiva. Los de Pamplona trajeron consigo algunas sorpresas en forma de colaboraciones como la de Diego de Teksuo o Mike de Against The Waves en “Colors of Life” del álbum “Colosal”. Sin duda no pudo haber mejor despedida que el enorme wall of death que se formó con “The Age of Darkness”, con la que definitivamente nos dijeron adiós por un tiempo.

No nos movemos del Main Stage y sale a la palestra un grupo al que no había visto nunca antes y que francamente me cuesta catalogar, aunque a grandes rasgos puedan entrar en dentro de la etiqueta del metal progresivo. Los ucranianos Jinger se presenta bajo la cara visible de una frontwoman, Tatiana Shmailyuk,  la cual llama la atención por el rango de registros que es capaz de abarcar en una misma composición. Me siento verdaderamente abrumada ante tal derroche vocal especialmente en canciones como “I Speak Astronomy” o “Pisces” y me prometo que les daré un oportunidad en sus trabajos de estudio en la tranquilidad del hogar.

Llega la hora de uno de los primeros pesos pesados, puntuales Overkill empiezan la descarga a las siete y diez de la tarde. Esta leyenda norteamericana del thrash metal se ve rápidamente eclipsada por lo saturado que suenan los graves, que petardean y hacen casi insoportable aguantar en las primeras filas. Nos vamos hacia atrás con la esperanza de que el sonido mejora pero continúa siendo pésimo, una pena, pues tenía ganas de ver a la banda en condiciones. Aún así me quedo lo suficiente para escuchar “Mean, Green, Killing Machine” o “Electric Rattlesnake” y me voy en busca de otras ofertas musicales.

Me encuentro así con con la grata sorpresa de Imperial Jade en el Desert Stage. Los catalanes destilan un Rock and Roll tan clásico y pulcro como su estética setentera, nadando en las claras influencias que manan de “Led Zeppelin” o “The Who”, es una verdadera delicia oirlos en directo con canciones tan encantadoras como “Time Machine”.

Los siguientes en mi lista de imprescindibles de la jornada son Stone Sour, más conocida como la banda alternativa del cantante de Slipknot que en estos momentos siguen con el tour de su último álbum “Hydrograd”, del que por cierto están pendientes de sacar una edición especial en las próximas semanas y del que tocaron “Song #3” o “Fabuless”, más cañera, para el cierre. Sin ser especialmente seguidora de la banda me pareció un show muy correcto especialmente disfrutable para los fans con el hype rebosante de ver por fin a Corey Taylor por estas tierras, sin máscara, y con el grupo con el lleva más de dieciséis años cantando.

Una banda con muchísimo más sabor e impronta empieza justo después en el Ritual Stage. Los suecos The Baboon Show dan un espectáculo digno de un grupo de punk puntero de mediados de los setenta, pues lo irreverente y estrambótico de su frontwoman, Cecilia Boström, parecía precisamente recuperar esa actitud cruda, ácida y carismática en el escenario. En plena gira de su último disco “Radio Rebelde”, cae el tema homónimo y otros cañones como “Me, Myself and I” del álbum “The World Is Bigger Than You”. Los suecos son un auténtico polvorín.

Mientras en el Main Stage ya está preparada la performance para Ghost, tres enormes vidrieras que llegan hasta lo alto y que en el centro representa a la icónica figura del Papa Emeritus. El anonimato de la banda sigue siendo una de sus señas de identidad, haciendo únicamente la excepción con sus vocalistas, sobre los que ya se cuenta un largo historial habiendo dejado atrás hasta a tres Papas Emeritus (I, II y III) y contando ahora con Cardinal Copia para el último trabajo “Prequelle”.

Con una romántica y cuidada estética medida al detalle y una orquestación de ensueño, pues cuentan con dos teclistas, me embelesan con temas como “Faith” de clara atmósfera gótica y grandilocuente o “Year Zero”, otro golpe de efecto, con lanzallamas incluidos. Absolutamente preciosa resulta “He is” y con “Danze Macabre”, que roza la música disco, nos arrancamos todos a saltar y a bailar en un animadisimo final de ceremonias. Un concierto para el recuerdo.

A pesar de las horas había muchísima expectación por ver a At The Gates. Los que se ha tenido a bien bautizar como los padres del sonido Death Metal Gotemburgues, salieron a las tablas y se dejaron la piel y la garganta en trallazos clásicos como “Slaughter of the Soul” en el que se abrió una enorme piscina en el centro del foso, “A Stare Bound in Stone” o “Heroes and Tombs”, en lo que resultó un bolo redondo.