No descubro nada y tampoco arriesgo si digo que 4 de Copas son más que una banda, son desde hace tiempo un icono de la música en Cantabria.
Esta era un concierto muy especial para el grupo, tanto porque actuaban dentro de un festival que cumplía su décimo aniversario, como por la masiva y positiva respuesta que estaba teniendo su más reciente disco y sus últimos conciertos.
Los primeros en abrir fuego fueron 4 de Copas, que cumplen dos décadas de carrera sobre los escenarios y lo celebraron ante su público en un concierto para el que las entradas de césped y VIP estaban agotadas desde hacía varios días, por lo que El Malecón presentaba un aspecto inmejorable.
La banda ofreció una actuación frenética en la que no hubo ni un segundo para el aburrimiento. Durante aproximadamente una hora el público no pudo perder de vista el escenario y lo que allí ocurría, con Goyo moviéndose de un lado a otro del escenario y los guitarrazos y riffs de Miguel y Javier. Todo ello también visualizado en dos enormes pantallas colocadas en los laterales del inmenso escenario.
La fórmula de 4 de Copas no es nueva, no han inventado nada. Rock melódico y pulido para arriba y para abajo, estribillos del tipo “canta conmigo”, potencia y actitud. Vieja fórmula del rock n roll, canción tras canción….y ¡¡funciona!! Además contra más rock duro meten, mejor suenan, y cada vez suenan mejor! Aunque sigo echando de menos los brutales riffs de “Por mis venas”, un tema que sigue resistiéndose a ser tocado en directo y lo tiene todo para volarte la cabeza.
Comentarios positivos los que se escuchaban durante la actuación, como: “¡Suenan bien estos 4 de Copas!” o “¡Sí que meten caña estos!”. Disfrutaron de escasamente una hora, pero supieron captar la atención del público que ya ocupaba sus lugares a base de rock de manual, con temas potentes con riffs machacones. La banda no desaprovechó la oportunidad de mostrar su producto y su materia prima poniendo toda la carne en el asador mientras la llovizna que había estado cayendo durante media tarde iba marchándose para dar paso a una noche calurosa.
A las nueve de la noche, se bajaban las luces del estadio del Malecón y una luz dirigida hacia el centro del escenario para que aparecieran los protagonistas y dar comienzo al show mientras las dos grandes pantallas situadas a ambos lados del escenario anunciaba el inicio del ritual con imágenes de la banda. Como sintonía Carmina Burana, la brillante cantata escénica de Carl Orf. |