La noche del sábado 11 de agosto la pasamos en Zaratamo, localidad bizkaina que celebraba sus fiestas y ofreció las actuaciones de Hesian, Perros kon asma y Radiocrimen. La organización jugó bien sus cartas en la selección de grupos: teniendo en cuenta que el pueblo no está muy bien comunicado con transporte público, el balance final de presencia de público fue más que positivo.
Abrieron la noche Hesian. La banda está actualmente ofreciendo bastantes actuaciones, en su gran mayoría en contextos de fiestas de pueblos, y no me extraña, el tipo de música que hacen es amable con casi todo tipo de público y muy adecuada para animar las primeras partes de las noches veraniegas. Rock melódico adornado con instrumentos de viento y toques de ska, que siempre vienen bien para levantar los ánimos fiesteros. Mucho movimiento en el escenario; son siete, que de por si ya parece que abarcan, pero además no paran ni un segundo de interactuar entre ellos y con el público.
No es que sea mi estilo musical, pero reconozco que en lo suyo lo hacen bien y se nota que hay disposición por hacer un buen trabajo. Liderados por Zuriñe, su vocalista, e involucrándose todxs los del grupo, consiguieron calentar poco a poco a lxs asistentes que se acercaban al escenario, y que terminaron soltándose del todo en el último tramo del concierto. Durante una hora y algo de actuación defendieron un repertorio bastante homogéneo en el que alternaron bastantes temas de su amplia discografía. Y finalmente se retiraron habiendo dejado a los asistentes una buena sensación.
Hesian
Los siguientes en tomar el escenario fueron los Perros kon Asma, autóctonos (o casi) del lugar, y que en esta ocasión contaban con un guitarrista menos y Redon a la batería sustituyendo al suyo original. Nada de esto impidió que se llevaran por delante la noche. Jugaban en casa, y eso siempre es un plus. Rompieron con "Lucharemos" un poco estáticos, necesitaron un par de canciones para ponerse en marcha pero luego no hubo vuelta atrás.
Tocaron durante casi una hora y repasaron unas catorce canciones, entre las que sonaron "Mil historias" (siempre destacable), "Doctor sueño", "Democracia" o "Contra la pared" en cuanto a temas propios. También cayeron versiones, algunas habituales en los últimos bolos como "Verano del 86" de Putakaska o el remix que hacen de "Historia triste", "Cuidado", "Lacasitos" y alguna más y que siempre usan para cerrar las actuaciones. Pero sin duda, la versión de la noche fue "Un día en Texas", de Parálisis Permanente, que además aprovecharon para hacerla a dúo Riki, el cantante de la banda, y Txarly de Radiocrimen. Ambos, que gastaban una estética similar, hicieron buen equipo en aquello de evidenciar la oscuridad de la canción para hacerla palpable a nivel de escenario: buena imagen la de Txarly envolviendo a Riki con... ¿cinta aislante? Pues eso. Ojos vendados y todo.
En el último tramo de concierto, con Julen (bajo) y Riki marcando pecho desnudo y Víctor (guitarra) sin parar de moverse fue cuando más se notó también la entrega del público. Estamos hablando de un ambiente familiar, donde prácticamente todas las caras eran conocidas, y el calor se notó. No fue de extrañar que en el último tema, el remix, subieran a cantar un par de amigos de la banda. Y así terminaron, con todo a su favor. Cumpliendo sueños.
Perros Kon Asma
Llegó el momento de la última actuación de la noche: Radiocrimen. No tardaron mucho en hacerse con el espacio y arrasar. A ver si me explico bien: esta banda tiene un aura de agresividad, pero no una agresividad vulgar, común, de esas que derivan en poses destroyers absurdas, más bien se trata de una fuerza oscura, elegante e inteligente que te estalla en la cara y va directa al cerebro. Es implosiva. No sé, ya estoy divagando.
Volvemos al concierto. Ellos, derrochando actitud. Nada nuevo. También energía, y tampoco esto es nuevo. La verdad es que se me escapan las palabras cuando se trata de describir algo que va más allá de un "me lo pasé bien", cuando hay que hablar de sinergias que se generan en el escenario y a su vez desencadenan otras en el público. Básicamente es algo así como una banda muy compenetrada, cada uno en su rol, pero a la vez todos a una. Se intuye un esfuerzo importante por hacer las cosas bien, hasta incluso un perfeccionismo que no lo parece tanto. Y todo ello hace que los seguidores (que eran unos cuantos de los de siempre aquel día) vayan allá donde ellos toquen y vivan cada concierto como si fuera el último.
¿Temas? Veintidós en algo más de una hora. "Terror", "Mis demonios", "Amar mata", "Vomitaré", "Los chicos ya no quieren llorar", tantas... Mencionar que les devolvieron la colaboración a Perros kon Asma invitando a Riki a cantar con Txarly "Ahógate en el Wáter", versión de La broma de SSatán que hacen muy suya. Hubo algun otra colaboración, en este caso un amigo cercano a la banda que siempre canta algún tema. Una buena actuación a pesar de estar en ambiente familiar: Radiocrimen nunca baja la guardia.
Y como tantas otras veces, con el fin de los conciertos no llegó el fin de la noche, qué va. De hecho, al menos en mi caso, ambas cosas van en proporción: mientras mejor la música, más ganas de alargar la noche. Sólo diré que cuando volví a casa, ya brillaba el sol.