Entre todos los carteles ofrecidos en la Aste Nagusia bilbaína, no nos pudimos perder el del martes 21 en Nave 9: Soma 101, el nuevo proyecto de Txarly Usher y los bilbaínos Shöck, que siguen con la gira de presentación de su último trabajo de estudio.

Ambos conciertos se realizaron en la explanada del Museo Marítimo, al aire libre, y de forma gratuita, como muchas otras actuaciones que organizó la sala.

Abrieron Soma 101, una banda con Txarly Usher a la cabeza como cantante y Emilio, Viktor y Hugo como acompañamiento a la guitarra, batería y bajo. Alguno de ellos (Viktor) proviene de La Calle Morgue, banda de post-punk con atmósfera oscura, y todos juntos dieron vida al primer concierto de presentación del disco homónimo "Soma 101".

No quiero decir que llevaba expectativas, pero si las llevaba. A ver si me explico: tratándose de Txarly Usher no quise intuir la línea musical, pero tenía claro que no me iba a decepcionar. En efecto. Quizás Soma 101 no sea un proyecto previsible, pero desde luego lleva el sello del cantante, naturalmente influido y consensuado por el resto de la banda. "Sólo soy una célula" es cien por cien esa línea oscura, inquietante y existencialista que podría esperarse, en cambio "Chicas neumáticas" con su "tú me matas" repetido sobre una melodía bailable con tintes de los 50-60 me pareció diferente en cuanto a música, aunque también rezumaba esa elegancia bondage y el descaro que pretendía encontrar en el disco.

Tras esta primera actuación, ocuparon las tablas los bilbaínos Shöck, que no paran de dar actuaciones en su gira Holocaustour 2018 de presentación de su primer álbum.

Con el entusiasmo y la energía que los caracteriza, arrasaron durante casi una hora descargando temas propios y alguna que otra versión. Para quien no los conoce, el cuarteto está formado por Micky a la voz, Vitxo al bajo, Mikel con la guitarra y Ritxi a las baquetas. Todos ex componentes de otros grupos que no viene al caso mencionar, porque Shöck, a pesar de las influencias, suena fresco, ligero y atronador a la vez. Su temática: lucha social y contra las desigualdades, por decirlo de una manera muy genérica que no hace del todo honor a lo que se lo curran. En cuanto a lo musical, contundencia y rabia muy marcadas en unas melodías pegadizas.

Sigo sin poder resumir con claridad la calidad de la banda. Es que además de escucharlos, hay que verlos. De verdad. Son como una ráfaga de viento: pura energía que no sabes por dónde va a escapar. Siempre con una sonrisa, hacen que el público se sienta cómodo y participe de la actuación. Y se empeñan mucho en que sus mensajes calen. Gente comprometida, ahí está la expresión adecuada. Todo esto, aunque parezca que hable de ellos así en general, es lo que se respira en sus conciertos; lo que se respiró ese día en la explanada del Museo Marítimo. Buena música extraída de "Shöck", por ejemplo "Sexta extinción", "Mundanal ruido", "La fábrica de lxs suicidas", "Lluvia negra" o "La trampa", en la que colaboró Ketty Passaretta, cantante y dj amiga de la banda. Y por supuesto, mejor ambiente.

No me queda mucho más por decir, solo que mereció la pena elegir este cartel entre los que había. Hasta otra.