Durante todo el año hemos estado atentos a éste gran evento: el Atalaya Rock, festival gratuito en la localidad de Pozal de Gallinas (Valladolid) subvencionado por patrocinadores y colaboradores. Y es que desde el 17 de junio que anunciaron las dos primeras bandas, ya comenzaron fuerte, pues eran Dünedain (los cuales nos conquistaron en el Z Live Rock Fest) y nada más y nada menos que los bestiales Angelus Apatrida. Tan solo nueve días después destaparon a las otras tres bandas: los locales Dawnlight, los gallegos Strikeback presentando su último álbum, y los míticos Saratoga celebrando sus 25 años de historia.

Si bien ésta es la decimocuarta edición, para nosotros era la primera.

Llegamos al pequeño pueblo sobre las siete de la tarde, en el bar principal ya se podía notar el ambiente del festival, y es que muchos de los ‘jevis’ pararon allí para repostar mientras esperaban a la apertura de puertas. Allí pudimos ver un montón de caras conocidas provenientes de Asturias, Cantabria, Zamora… Charlamos con ellos y enseguida fuimos hacer cola en el polideportivo.

Pasados unos minutos abrieron la puerta principal y fuimos entrando.

Pudimos ver colocados los puestos de ‘merchan’ de cada banda, así como las barras de tickets, bebidas y bocadillos, todo muy bien montado.

Dawnlight fueron los encargados de abrir la noche, con una potente voz, con una batería muy acelerada que nos dejó impactados, con toques medievales, y hasta con teatro, humo y alcohol, tema tras tema nos fueron envolviendo, los pucelanos nos estuvieron preparando para lo que se fraguaba aquella noche.

Tras los primeros cinco temas llegó un momentazo, y es que tocaron “Mirror, Mirror” el himno de Blind Guardian, con el que el público se vino muy arriba, pudimos ver como los móviles comenzaban a grabar. Y si a esto le sumamos que subiera al escenario Davish de Angelus Apatrida a tocar la guitarra, el resultado fue algo magnífico. Para terminar, los chicos se despidieron con la canción “Eternity” que da nombre a su EP, y tras unas siete canciones finalizaron su actuación entre fuertes aplausos.

Aprovechamos para ir a la barra a saciar nuestra sed y probar “Angelus” (Hoppy Pils) la cerveza estilo Pilsen diseñada por los albaceteños Angelus Apatrida.

Con las pilas cargadas volvimos a primera fila a disfrutar de la que sería una de las dos actuaciones más rápidas, cañeras y motivadoras del evento: Strikeback.

Según comenzaron nos dejaron a cuadros, era la primera vez que los veíamos en acción y enseguida nos embaucó un tremendo subidón, de repente no podíamos parar quietos.

El Thrash Metal que, si bien nunca me ha llamado la atención, de repente ha empezado a cobrar sentido, cada vez son más los grupos que me detengo a escuchar, y de los que disfruto en directo, y concretamente este festival me lo ha puesto en bandeja. Con un repertorio de 10 canciones en el que presentaban su último trabajo llamado "The Plague", y repasando algún tema antiguo, supieron muy bien cómo ganarse a los asistentes. Con unos músicos con mucho que enseñar, muy entregados y motivados, estilo thrash old school, saltos, brazos en alto, y varios pogos y circles pits se resumen 50 minutos de una brutal actuación.

Los siguientes en tocar eran Dünedain.

Nada más subirse al escenario se escondieron tras sus lonas mientras comenzaba a sonar su maravillosa intro llamada “Eon”, se me iluminaron los ojos cuando la reconocí, pude disfrutar de ella en directo mientras el corazón se me aceleraba. Los abulenses llegaron para arrasar, lo sabían muy bien, y su público estaba en las primeras filas dispuestos a darlo todo. Presentaban su trabajo “Pandemonium”, empezaron por todo lo alto con la mítica “Legado”, y es que este tema en particular anima hasta al más perezoso.

Con pirotecnia, saltos, y con un Carlos Sanz o “Nano” dejándose la voz en cada canción, los powemetaleros nos hicieron mover el cuerpo a base de saltos y coros pegadizos. Hubo un momento nostálgico, y es que Nano recordó la primera edición del festival (en el 2005, hace nada... ) cuando entre el público soñaba con estar encima de las tablas como entonces lo hicieron los veteranos Saratoga, y como una merecida recompensa, en ese mismo momento estaba teniendo lugar uno de sus sueños.

También tocaron temas de sus anteriores trabajos como “La luz de mi oscuridad” o “Mágica”, y, con Tony a la voz cantando la épica “Corazón de invierno”, terminaban su gran actuación con un sobresaliente entre ovaciones.

Era el turno de los manchegos. Era la segunda vez que veía a Angelus Apatrida, y tengo que decir que desde la primera vez el interés ha ido in crescendo. Tras haber cumplido su mayoría de edad en la escena musical, la banda “sold out” y los pioneros del género en nuestro país, han sacado un álbum llamado “El Cabaret de la Guillotine”, el cual es una obra muy potente y contundente que ellos mismos han producido.

No era su primera vez en el festival, y los albaceteños tenían muy claro lo que hay que hacer: dejarse la piel en el escenario como si fuera siempre su primera actuación. Angelus no se cortan a la hora de escribir sus letras, y no se cortan al hablar de temas sociales que nos incumben a todos, de ello nos hablan en sus canciones y se puede notar toda esa rabia en directo. Con “One of us” daban comienzo a su actuación, una explosión de energía arrolladora nos envolvió haciéndonos partícipes de su cabaret.

Prosiguieron con el tema “Inmortal” de su anterior álbum llamado “Hidden Evolution” e hicieron temblar el lugar, era imposible no dejarse llevar por la caña, imposible quedarse quieto. También recordaron su disco “The Call” del 2012, con el cual sentimos un torrente de energía invadiéndote completamente. En sus 15 canciones la banda no nos dejó respirar ni un segundo, prácticamente se comieron el polideportivo entre su puesta en escena, su sonido y todos los circle pits y wall of dead que montaron.

Si bien Saratoga tiene una trayectoria de 25 años, Tete Novoa lleva al frente unos cuantos menos, durante este tiempo no sólo ha sabido defenderla, sino que la ha hecho parte de él. Se puede ver como se defiende en el escenario y como se come el mundo, como si hubiera permanecido en la banda toda la vida.

Hacia las 2 de la madrugada daba comienzo una de las actuaciones más esperadas, y es que su sequito de fans de todas las edades les esperaban hambrientos. “Con mano izquierda”, “Tras las rejas” y “A morir” fueron las elegidas para comenzar, con las que el público se volvió loco. La banda es dada a interactuar y motivar mucho con sus seguidores, y estos lo agradecen dándolo todo. Repasaron varios discos de su carrera, tocando como no podía faltar el tema mítico “Maldito corazón” con el que todos nos vinimos muy arriba. El polideportivo estaba a rebosar, mientras desconocíamos lo que se acontecía fuera del recinto, pues una ciclogénesis explosiva estaba teniendo lugar allí mismo.

Llegó el momento emotivo de la noche, mencionando su actuación de hacía años en la primera edición de este gran festival, el que se ha mantenido contra viento y marea con un único objetivo: hacer el heavy metal más accesible a todos los públicos. Seguido de unas palabras dedicadas a la organización, continuaron haciéndonos partícipes de una balada muy suya, con “Si amaneciera” nos hicieron encender las luces de los móviles y los mecheros para darles luz, mientras comenzaba un virtuoso Jero Ramírez a tocar su guitarra acústica delicadamente. Poco a poco comenzó a cantar Tete mientras el público estaba en un estado parecido al de la hipnosis. Por suerte para nosotros los veteranos no están estancados, y su nuevo álbum verá la luz dentro de poco, así que en breves podremos disfrutar de su nuevo trabajo. Minutos más tarde cerraban por todo lo alto esta acertada edición de un festival del que muchos podían tomar ejemplo: rigurosa puntualidad, variación en los estilos musicales, público de todas las edades, en general muy bien organizado culminando una jornada de 10.

Una vez terminado, estuvimos compartiendo opiniones e impresiones con amigos, también nos acercamos a los puestos de merchan a conseguir alguna firma y alguna foto con varios de los artistas, y acto seguido nos acercamos a la barra ya que era el turno de un pedazo de sorteo en el que se regalaban hasta una guitarra firmada por Saratoga.

Finalizada la noche cogimos carretera dirección a casa.

Nos quedamos con el buen sabor de boca al haber visto bandazas de nuestro país completamente gratis y en las mejores condiciones, añadiéndole también un buen rollo que lo inundaba todo.