Había expectación en Madrid por ver el regreso a los escenarios de la banda navarra, casi 6 años después de su último concierto. Hacía meses que habían agotado las entradas para el sábado y una semana antes también se agotaron para la segunda fecha que ampliaron al viernes en la misma sala.

"La fiera nunca duerme" es el título de la gira escogido para tan solemne regreso, extraído de uno de los mejores discos de la banda: "Sakeo" (2007). Los fans nunca acabamos de entender la disolución cuando el grupo estaba en lo más alto... pero los artistas son incomprensibles a veces, es innato a su condición. Creo que esta gira ha sido de lo mejor y más esperado en el rock nacional y no me extraña que, fecha tras fecha, vayan colgando el cartel de sold out en cada sala del territorio nacional.

Llegamos pronto al recinto para poder coger sitio cerca y evitar las embestidas del salvaje público que preveíamos encontrar en el interior. Ya lo he comentado en otras ocasiones, el poco o nada respeto que se tiene hacia la prensa en los conciertos en los que no hay foso de seguridad, y si encima somos del "sexo débil", llevamos las de perder (es lo que tiene la igualdad, cuando se reparten hostias pillamos fijo). Este se preveía complicado. La verdad es que aguantamos bastante bien las embestidas de los bestias (y uso el género masculino a propósito), durante la mayor parte del concierto. Pero en el último tema (y doy gracias que fue al final) una patada voladora se fijó en mi rodilla y terminé mi noche en el hospital. No fue el final esperado y no sé qué me jodió más si el reposo obligatorio (al final parece que todo se ha quedado en el golpe) o el no poder disfrutar del post concierto por los bajos de Argüelles, perdiéndome la compañía de los colegas a los que hacía demasiado tiempo que no veía... ¡nos veremos en el siguiente bolo! una lesión no podrá con el rock&roll... ¿verdad, Brigi?

Cada vez odio más venir a conciertos a la capital, las salas son mediocres en el mejor de los casos, con precios en barra prohibitivos y las alimañas más salvajes y agresivas se concentran en estos eventos para compartir su rabia a ritmo de pogo drogopropulsado con todo aquel que se cruza en su camino.

Aparte del respeto y la camaradería, eché de menos un mejor sonido en la calidad de la voz del magnífico frontman de la banda, el gran Brigi Duque, al que oímos en un tono bastante bajo y un poco encubierto por el resto de instrumentos.

El grupo ofreció una espectacular actuación de principio a fin. Se les notaba una gran complicidad entre sí, disfrutando de cada tema que sonaba y, cómo no, con su público, que no dejó de entonar ni una sola canción.

Puntuales comenzaron el show con una enérgica "Los niños de lapos guerra", seguida de "Tío Sam" con Rafa Redín cogiendo las riendas del micro en las primeras estrofas. A él si que le pudimos oír bien la voz, nunca le había oído tan nítido al micro en un directo, lo cuál fue todo un acierto.

El repertorio elegido fue de nota, los más nostálgicos echarían en falta alguna que otra de la primera etapa de la banda, pero en general podemos decir que lograron hacer un excelente recorrido por los temas más representativos de su carrera.

En "La Revolución" pudimos disfrutar de un entregado Brigi casi en trance en algunos momentos, no sé muy bien si deleitándose en el momento o por el dolor que le causaba la lesión en el pie que sufrió el día anterior durante la actuación. Nos tenía un poco preocupados, pero aun con dolor aguantó el concierto como un campeón y apenas notamos la dolencia. Gracias por darlo todo maestro, otros quizás habrían cancelado la actuación o se habrían sentado en un trono durante la misma.

Con "La chulería" pudimos disfrutar de unos buenos solos de guitarra de Natxo Zabala y de unos marcados riffs que hacen de la canción una de las más divertidas y de las que más juego aportan en directo.

Juankar Aizpún comenzó a ametrallarnos con sus baquetas y el doble bombo tan característico de "Jipis", que fue otra de las más pogueadas de la noche, con unos excelentes cambios de ritmo que hacen las delicias de cualquiera con el mínimo sentido del ritmo. Cuando terminó nos dejaron a oscuras unos instantes y "Sinónimo de ofender" comenzaron a sonar los primeros acordes de otro clásico:  "Protestantes".

Recuperaron algunos temas que hacía mucho que no sonaban en sus directos y eligieron el formato acústico para tocar "Deprimido singular" y "Buitres (a su alrededor)". Los pelos como escarpias cuando lo recuerdo. Gran momento de los dos pesos pesados de la banda Brigi y Natxo solos con sus guitarras ante el peligro y sacando una gran intensidad y sentimiento a ambas canciones.

Se volvieron a enchufar al formato eléctrico de una manera muy original gracias al comienzo acústico "Por los siglos de los siglos", otra de las rarezas incluidas para esta ocasión y extraída de "El infarto"(1997).

Afrontábamos la recta final con imprescindibles como "Me vacío", "Caer" con un magnífico riff de bajo de Rafa, "El pobre", "Imagínatelos cagando" o "Sakeo".

Agitaron un "Sonajero" brutal con apoyo de trompetas al viento, logrando que todos los allí presentes bailáramos con gran sabrosura.

Se despidieron por unos instantes, pero no nos hicieron esperar demasiado para afrontar los bises. En esta ocasión nos sorprendieron con la colaboración de dos artistas de la percusión, que a cuatro manos sobre un gigantesco xilófono que lleva por nombre Txalaparta, nos ofrecieron un sonido muy tradicional en la intro de "Sé dónde vives". Espectacular. Lograron una gran ovación del público, que a esas alturas de la noche ya andaba salvajemente descarriado y un poco komatoso.

Nos metieron en popurrí al "Marqués de Txorrapelada", "Aquí huele como que han fumao" y a "Mi jefe" consiguiendo casi que nos diera "El infarto". Así que catatónicos llegamos al final con "Bienvenidos a degüelto" en la que caí por KO rotundo y con las secuelas de algún malnacido por una temporada. Aún así,  mereció la pena pese a los daños colaterales. No se me ha quitado el mono de Koma y volveremos a verles triunfar en otra ciudad, seguro que mucho más acogedora que nuestro querido y maldito Madrid.

Demostraron, una vez más, que son unos fieras sobre el escenario y que no debieron disolverse nunca jamás. Ojalá que el regreso sea definitivo, son todo un ejemplo a seguir en el mundo del rock.