Las puertas de la “Jimmy” se abrían a las 20:30 del 22 de diciembre, y desde primera hora ya se respiraba algo en el ambiente, incluso en la calle, algo pasaba, algo estaba por llegar… La gente tenía ganas de disfrutar de nuevo de un concierto del grupo eibartarra, Su Ta Gar, y más aún de celebrar sus 30 años subidos a los escenarios.
Desde aquel primer concierto en el Gaztetxe de Ondarroa en el 88 hasta hoy han pasado miles de conciertos, mucha experiencia adquirida y buenos momentos, a pesar de las piedras encontradas en el camino por sus l controvertidas etras. Pero cada paso ha convertido a Su Ta Gar en la banda más importante del heavy metal euskaldun, incluso si se me permite, por encima de grandes grupos internacionales.
Volviendo al presente, y a la sala Jimmy Jazz de Gasteiz, los asistentes fueron tomando posiciones para no perderse ningún detalle, trago en mano y a la espera de lo que estaba por llegar. El escenario ya estaba montado y bajo una gran lona negra se intuían los platos y bombos de una batería que haría temblar los cimentos del local.
Pero antes, sobre las 21:00, para ir calentando una noche que iba a ser inolvidable, desde Aretxabalata, el grupo de folk rock Wood Strings presentó las canciones de su disco, en acústico, durante casi una hora, y donde llamaba la atención dentro de sus cinco componentes, el cello de Eñaut. Una banda incipiente que agradeció poder ir de la mano de los Suta, y sobre un escenario como el de la “Jimmy”, para dar a conocer su música.
Wood Strings
Se acercaba la hora, y el público empezaba a impacientarse…todos queríamos que empezase ya el conciertazo que sabíamos que íbamos a disfrutar. Cayeron las lonas negras y la batería salió a la luz delante de un fondo donde se proyectaba la imagen del grupo, allá por los noventa, cuando todavía eran unos melenudos en su formación original.
A las 22:30, por fin saltaron al escenario, Aitor, Xabi, Igor y Galder. Para esta gira, y para celebrar sus “30 Urte”, han querido rescatar su maqueta y primeros dos discos (Jaiotze Basatia y Hortzak Estuturik) con los grandes clásicos del grupo, si faltar, por su puesto, sus himnos “Jo ta ke” y “Haika Mutil”. Casi dos horas de concierto y más de 20 temas para repasar los orígenes de la banda y hacer cantar y gritar al público con los puños en alto.
Cuando vas a un concierto de Su Ta Gar, sabes que vas a escuchar buena música, no cabe duda y nunca defraudan. A lo largo de los años han conseguido madurar su música, letras y voces, partiendo de buenos temas y mejorando su técnica, dando como resultado un sonido impecable.
Potencia a la batería que parece ser golpeada por 3 pedales al unísono, guitarras desgarradoras haciendo punteos imposibles que se deslizan por sus cuerdas con esa facilidad inverosímil, hacen de esta banda una de las grandes del heavy metal. Y no sólo por su música, sino que el cuarteto se entrega al público contagiando su energía y disfrutando como si de su primer concierto se tratase.
Su Ta Gar
Para dar el toque nostálgico del concierto, durante uno de sus amagos de fin de bolo… proyectaron sobre el escenario viejos videos de sus primeros pasos, sus primeros conciertos, grabaciones y entrevistas, antes de subirse una última vez para la recta final del concierto.
La sala había colgado el cartel de entradas agotadas desde hace varias semanas, y el lleno absoluto sorprendió a éste fotógrafo que escribe, en una pista abarrotada pero con espacio libre para saltar y bailar e incluso ir y volver a la barra a por algún trago, sin jugarse el tipo. Personalmente, un concierto apoteósico, para disfrutarlo y que deja el listón muy muy alto para los próximos que pisen este escenario.
Final emotivo, puños en alto y choque de manos con sus seguidores. También se notaba en ellos la emoción de ver gozar a la peña y comprobar que después de tantos años, sigan, los ya cincuentañeros, al pie del cañón bajo el escenario, incluso contagiando su pasión por el rock heavy de los 90 a sus hijos.