No voy a ocultar que éste era uno de los conciertos que tenía marcado y subrayado en rojo desde que me enteré de él, ya que Gritando en Silencio es una de mis bandas preferidas desde hace años y, además, venían acompañados por los gallegos Tregua, una banda muy interesante en directo y a la que tenía ganas de volver a ver, y todo ello en un lugar tan propicio para disfrutar de los conciertos como es la sala Black Bird.
De la gente de Tregua llevo oyendo hablar hace tiempo gracias a mi hermana pequeña a la que siempre la han gustado, pero no fue hasta que los vi en Torrelavega hace un par de años que los presté más atención, viniendo para esta ocasión presentando su disco “Kilómetro a kilómetro”, en el que resumen sus diez años de andadura y donde cuentan con un montón de colaboraciones de músicos de otras bandas.
Por su parte, los sevillanos Gritando en Silencio venían presentando su cuarto disco, “Material inflamable”, también publicado a finales del pasado 2018, siendo, no sólo uno de los mejores trabajos de dicho año para el que escribe, sino uno de los discos de rock más vendidos este ultimo año, y no es para menos.
Por tanto, las expectativas eran muy altas para este concierto, con la previsión de una importante afluencia de gente, como ya tuvieron los cabezas de cartel hace 3 años por estas fechas cuando actuaron en este mismo recinto y consiguieron reunir a una buena cantidad de personas, rozando el lleno.
Tregua
Un ligero cambio de hora en el último momento, precipitó el concierto de Tregua a las 20:30 h cuando inicialmente estaba programado a las 21:00 h de la noche, este hecho le pilló en bragas a más de uno, pero al final había bastante gente viéndoles, quizás porque no era su primera visita a la tierruca, sino que ya les hemos visto por aquí en alguna que otra ocasión, sin ir más lejos en la última edición del Rock en la Feria de Torrelavega en el 2017 compartiendo cartel con grupos de la talla de Barón Rojo, WarCry y nuestros queridos Emboque.
Empezaron fuertes, tocando tres temas seguidos hasta dirigirse al público por primera vez, siendo “Tu Corazón” el que inicio el show, es curioso, no es un tema nuevo, sino que es del 2009 perteneciente al álbum “Nunca es Tarde”, queriendo como mostrar sus orígenes, seguramente este corte le tenga muy presente y más estos días, en breves celebrarán en su tierra, A Coruña, un concierto para celebrar su décimo aniversario, con grabación de DVD incluido.
Continuaron con “De Vez en Cuando”, una de sus últimas interpretaciones y “El Manual de la Verdad” del álbum “Kilómetro a Kilómetro”, disco que nos presentaron tras muchos kilómetros a sus espaldas, y entre risas, muchas multas comentaron. Avanzaron la actuación con “La Última Página” para terminar dando las gracias a su gente por volver a verles, y al Black Bird, lugar donde tocaron años atrás
El concierto seguía con “A largo plazo”, un tema muy pegadizo que estaba presente en su anterior disco llamado como la banda y publicado el 2017, que fue seguida por “Como un gato en un tejado”, que abría su segundo trabajo “Luces y sombras” de hace 8 años, aunque también la han reeditado para su actual disco “Kilómetro a kilómetro”, mientras la gente disfrutaba del concierto de la banda.
Tregua
Una de las canciones que más me gustan de este grupo es “Descalzo por tus besos”, tema que aparece tanto en el disco homónimo de la banda como en su último trabajo, en este último caso con la colaboración de José Andrea, y en la que nos pidieron nuestra ayuda en la parte del estribillo, con buena parte de la sala cantando con la formación.
Teniendo como compañeros de cartel a la gente de Gritando en Silencio, hubiese sido imperdonable que no cantasen junto a Marcos de la citada banda “Contracorriente”, al igual que lo hacen en su actual disco y en la que ambas bandas se autoproclamaron parte de ese relevo generacional tan demandado en el rock estatal junto a La Desbandas, y razón no les falta. Uno de los grandes momentos de la noche.
Su actuación estaba llegando a su fin, como así nos lo reconocieron, pero aún les quedaba un último tema, antes del cual quisieron agradecer tanto a la sala como a sus compañeros de cartel el trato recibido, dedicando a su familia norteña “Cara o cruz”, un autentico himno que estaba presente en su primer disco “Nunca es tarde” de hace 10 años y para el que nos pidieron cantar con ellos el final del mismo.
La gente de Tregua completaron un muy buen concierto de unos 50 minutos de duración, revelándose como una gran banda de rock and roll, con un sonido muy fresco y muy positivo, y demostrando, por un lado, su gran calidad musical, y por otro lado lo bien que se lo pasan en directo.
Tregua es una banda que ha crecido mucho en los últimos años y que se están haciendo un hueco en el mundillo del rock estatal a base de buenas canciones, muy grandes directos y es buen rollo que trasmiten encima y debajo de las tablas.
Si os gusta el rock and roll de toda la vida y no conocéis a Tregua no sabéis lo que os estáis perdiendo.
No hubo que esperar mucho para tener sobre el escenario a nuestros queridos Gritando en Silencio, que arrancaron su concierto distorsionando sus instrumentos a modo de introducción, antes de lanzarse con su primer tema que no fue otro que “Mi último cartucho”, el mismo que abre su actual trabajo y que consiguió introducir al público en el concierto desde el principio, cantando la letra de la canción.
Tras saludarnos, siguieron con “Dos semanas y unos domingos”, una de las antiguas como nos dijeron, ya que estaba presente en su segundo disco “Maldito” del 2011 y con el que les conocimos la mayoría, un pegadizo tema que fue seguido por otra del nuevo disco, en este caso “Rumbo de colisión”, un corte que fue muy bien acogido por los presentes y que tiene un notable aire stoner, sonando muy contundente dentro del estilo de la banda.
Continuaron su actuación con “Los ojos del huracán”, otra pieza de su actual disco y para la que hicieron una breve presentación, pero me fue imposible entender nada, y eso que estaba en primera fila, ya que la mayoría de la gente estaba hablando; esta actitud sinceramente, me parece una falta de respeto hacia el grupo y hacia los que vamos a disfrutar del concierto, no a cotillear.
Con el soniquete de fondo de las charlas de buena parte de la concurrencia, algo que fue tónica durante todo el resto del concierto, llegaba una de las canciones más esperadas de la banda como es “Actitud”, de su segundo disco, y que fue cantada por toda la sala, como también lo fue “Mírame desnudo”, de su disco debut “Contratiempo” del 2009, ya con la banda y el público totalmente entregados.
A partir de aquí todo fue unión entre la abarrotada sala y la banda, que, tras agradecernos nuevamente nuestra asistencia, regresaron a su actual obra con la pegadiza “Sácame de aquí”, antes de anunciarnos que siempre hay que luchar por lo que nos han quitado, continuando con “A las armas”, de su magnífico anterior disco “La edad de la mierda” del 2015, canción que dijeron que ojala nunca más tuvieran que cantar.
Nos confesaron que hay pocos sitios en los que se está mejor que “Entre tus piernas”, otro temazo que estaba presente en su anterior obra, con Marcos, cantante y guitarra de la banda acercándose a las primeras filas, para volver a su actual obra con “Ya debió cambiar”, una canción que habla sobre la mal llamada fiesta nacional.
Gritando en Silencio
Una breve intro nos adentró en “Lagrimas de un paria”, también de su más reciente disco, y que es un tema que toca la parte más sensible de los humanos, ya que trata el drama de los refugiados, con crudeza y diciendo las cosas como son, para seguir con “Alma de blues”, un tema muy cantado por la gente y que estaba presente en anterior referencia discográfica.
Regresaron a su trabajo más actual con “Días grises”, un crudo tema que dedicaron a la gente que lo está pasando mal y que ha tocado fondo, animándolos a salir de ese pozo, para seguir con ese bello tema llamado “A la luz de una sonrisa”, perteneciente a su primer disco y que Marcos comenzó a cantar con el apoyo de un público que no dudó en ponerse a botar cuando la canción cogió más fuerza. Sublime.
La euforia de los presentes ya no bajaría en el resto del concierto, y es que con temazos como ese “¿Dónde te has quedado?”, de su segunda obra, es imposible quedarse quieto y más si su vocalista nos hace cantar e interactúa con nosotros, demostrando que son una banda que tienen muy claro lo que su público quiere en sus conciertos.
Si hasta este momento habíamos estado escuchando una joya tras otra, llegaba el momento de ese “Perdedores en la lluvia”, presente en su anterior disco y que me parece de las mejores canciones que se han hecho en la ya extensa historia del rock estatal. Obra maestra.
Nos pidieron que diésemos unas palmas para recibir “Vértigo”, ese tema con el que se abría su segundo trabajo y que de alguna manera fue con el que se dieron a conocer entre un público más amplio, algo que se pudo ver por la encendida reacción de los asistentes, para continuar, tras quejarse del calor y anunciar que tenían un puesto de merchán para adquirir sus productos si lo queríamos, con “Volviendo a casa”, de su disco del pasado año, con cambio de guitarra incluido, y que dedicaron a su hogar y a lo mucho que lo echan en falta cuando están de gira.
Gritando en Silencio
Tras un nuevo cambio de guitarra, retrocedieron a su primer disco con una canción que no siempre pueden tocar ya que consta de dos partes, siendo el momento primero de “Rutina en las venas 1”, sin su batería en la primera parte, y de su continuación “Rutina en las venas 2”, dejándonos otro de esos momentos entrañables que la banda nos regaló.
Anunciándonos que se les iba acabando el tiempo, nos avisaron que no hay que dejar de hacer cosas para otro día, ya que nunca se sabe y te puedes arrepentir de no haberlo, que es de lo que trata “Como si no hubiera nada más”, otra de su nueva obra, con Marcos de nuevo acercándose a las primeras filas.
Llegaba el momento de la despedida definitiva, tras agradecer al público, la sala y los compañeros de cartel de esta noche, y ésta no podía ser con otra canción que ese “Rock 'n' roll de Barrabás”, un tema de su anterior obra y que sirvió para presentar al resto de músicos, poniendo fin a sus casi 2 horas de actuación.
No me voy a extender mucho en la alabanzas del concierto que dieron los andaluces porque son una banda enorme, que, supongo, en no mucho tiempo deberán estar llenando aforos muchos mayores, ya que tienen temazos realmente geniales, siendo para mí la mejor banda de la presente década, con directos brutales y, además, va creciendo el número de sus seguidores: lo tienen todo para pegar ese pelotazo definitivo.
Supieron crecer, tras un comienzo con algunos problemas con el sonido, para llegar a completar una actuación que desde ya digo que estará entre mis favoritas de este 2019.
Y así, tras vivir un gran ambiente en una sala llena, con un público muy entregado y dos bandazas que reafirmaron con creces aquello de que hay relevo generacional en el rock estatal, marché de la sala Black Bird, donde, como siempre, nos trataron genial, aun paladeando las casi 3 horas de maravilloso rock que acabamos de disfrutar.