02/03/2019
Lau Mayea y Borja Triviño @borjatrivi
Maru Muiña y Borja Triviño @borjatrivi
Gaztetxe Zorrotza, Bilbao, Bizkaia
www.insonoro.com
Una vez más el festival Pim Pam Punk ha decidido celebrar su XII edición en el Gaztetxe de Zorroza, Bizkaia. Aunque no le hayan dado mucho bombo, la recaudación de las entradas ha sido donada a la asociación Abese Kakee con el fin de construir un centro escolar en África.
Sábado, sol y calor inusuales aunque agradecidos, y una explanada del gazte en la que cada vez había más gente. En cartel, nada más y nada menos que Activos Tóxicos desde Madrid, The Guilty Brigade desde Navarra, Radiocrimen jugando en casa y Sham 69, desde Londres. Cuando entramos a la sala ya sonaba el primer tema de los madrileños, así que hice todo lo que tenía que hacer (sacar una cerveza) antes de centrarme y meterme en materia. Lo conseguí enseguida, cuando sonaba el segundo tema "Mi homólogo alemán", grabado en el disco de 2018 "Es el mercado, amigo". Me fijé en ellos, cuatro tíos luciendo camisa blanca, tirantes, y lanzando billetes falsos y fichas de casino al público. Aquello de intentar cargar con humor corrosivo contra el capitalismo, tanto en la puesta en escena como en las letras. Les acompañaba en las tablas una intérprete, Laura, si no entendí mal, que se encargaba de traducir a lenguaje de signos sin parar de bailar todo el contenido de las canciones.
La fiesta (porque en eso convirtieron su actuación) continuó mientras repasaban buen número de canciones del primer y único disco que tienen, por ejemplo "Colaboración público-ciudadana", "Gerontocracia" o "Poema". También rescataron cortes de las dos maquetas anteriores al álbum: cayeron "Corralito bancario" y "God save the Juancar", que empieza con los primeros acordes de "God save the queen" de los Pistols y recrea el Cara al sol durante el estribillo sin parar de dar cera a Juancar precisamente, que por si alguien no lo recuerda, se hizo famoso por ser el ejemplo real de emigrante que si cobra ayudas para vivir del cuento.
Con la banda dándolo todo en el escenario y el ambiente caldeado a ritmo de ska fue llegando el turno de cerrar. Cuarenta minutos acelerados, fiesteros y agudos que terminaron en "Activos tóxicos", la canción, y pompas de jabón recorriendo las caras sudadas de a pie de escenario.
Activos Tóxicos. Foto: Borja Triviño @borjatrivi. Texto: Lau Mayea
Turno después para los navarros The Guilty Brigade que con su punk-rock explosivo y directo pronto conectaron con los allí congregados. Un público más numeroso y participativo que con sus predecesores, los madrileños Activos Tóxicos.
El cuarteto afincado en Atarrabia llegaba a Zorroza con "No apto para cuerdxs", una publicación que vio la luz en 2017 y con el que ya han pasado en un buen número de ocasiones por Bizkaia.
Por lo tanto, los allí presentes ya sabían lo que Gartxot, Iván, Xabi y Néstor nos iban a ofrecer: una actuación con mucha fuerza y grandes dosis de adrenalina.
The Guilty Brigade, con la rabia que les caracteriza y mucha actitud sobre las tablas, han sabido ganarse al público y sus seguidores presentes en Zorroza entonaron con fuerza temas como "Terrorismo enajenado", "Narcótico agente", "Jamás me olvidaré de ti" y "Niños dinamita". Una decena de canciones con la que repasaron su discografía.
Acelerada actuación la de estos navarros que se dejaron la piel en la tarima y que dejaron el Gaztetxe con la temperatura idonea para afrontar el resto de la noche.
The Guilty Brigade. Foto: Maru Muiña. Texto: Borja Triviño @borjatrivi
Al relevo, Radiocrimen. Los bilbaínos se hacían cargo de una situación que ya estaba en ebullición; sólo tenían que darle su toque y aporte personal. No defraudaron. La sala quedó impregnada de todo lo que los caracteriza: elegancia, actitud y ese toque de quien conoce bien la calle por haberse curtido en ella en mil batallas.
Pensé que sería fácil escribir sobre esta actuación, pero no. Nunca me resulta fácil cuando se trata de este grupo. Me cuesta reflejar el ambiente que crean. Me atrevería a decir que la atmósfera es emocional. Txarly, Gato y los demás tienen verdaderos seguidores, de esos que van a un concierto del grupo a donde sea porque vivir las canciones en directo les traslada a otro rollo. Por eso la primera fila estaba abarrotada de puños en alto y voces que sonaban roncas antes de la mitad del bolo. Las letras, que son sin duda alguna el mayor atractivo del trabajo del grupo (sin que sea excluyente el gran acompañamiento musical, no quiero que se me malinterprete) visibilizan ciertas realidades que todos llevamos dentro pero a las que cuesta convertir en palabras. Ellos lo consiguen. "Mis demonios", "Amar mata" o "Alcohol barato", y toda la decadencia se convierte en algo de lo que se puede hablar... o cantar.
La catarsis personal continuó a ritmo del incansable Txarly, o de la entraña de Luis, que impone su presencia sin demasiada parafernalia. "Buko", "Delfín negro", "Mundo basura". Sólo existía el aquí y ahora concentrado en el reducido espacio en que se convirtió la amplia sala. No faltó la versión "Ahógate en el W.C.", y tras ella, el fin, saltando de "Los chicos ya no quieren llorar" a "Todo el que manda" y finalmente, "En las cloacas". La intensidad quedó recogida en esos últimos coros que golpearon las paredes.
Radiocrimen. Foto: Borja Triviño @borjatrivi. Texto: Lau Mayea
El cuarto y último asalto de la noche se materializó con lo ingleses Sham 69. Sin tiempo que perder tomaron las tablas ante una sala abarrotada y puesta a punto tras el gran trabajo de las bandas anteriores. La banda, con Tim V Lion como vocalista, comenzó a descargar su repertorio sin especular. Nada de trucos para entretener, no demasiada interacción con los presentes salvo contadas palabras de presentación de canciones y poco más.
El set list fue de lo más variado, aunque hay que reconocer que tuvieron mucho peso himnos de los primeros discos de aquellos lejanos setenta tardíos. Abrieron con "What have we got", le siguió "Hey little rich boy" y dieron un salto a 2005 con "No apologies". El sonido fue aceptable, y el tono homogéneo: hay que reconocer que los temas de la banda, independientemente de la cantidad de años que los separe se caracterizan por tener ese estilo punk-oi, coreables, melódicos, a veces hasta futboleros. Así que la actuación no dejó lugar a ninguna sorpresa, y obviamente tampoco era lo esperado por parte de los presentes, que disfrutaban de los himnos de uno de los grupos reseñables del punk inglés.
La escasa duración de los temas facilitó que se concentraran gran cantidad de canciones en poco más de una hora de concierto: aproximadamente unos veinticinco cortes entre los que contamos "Then there were none", "Sweeney Todd", "I´m a man I´m a boy", “Run wild run free", sucediéndose sobre un eco de voces y coros. La banda estaba en forma, y lejos de querer ofrecer una actuación rápida y hacer lo que toca, disfrutaban tocando y saboreaban el momento: calidad frente a cantidad. Esta vez no quise participar del bolo en primera fila, lo vi desde atrás, en perspectiva, y me llevé la sensación de un público tranquilo que en ocasiones se vino arriba invadiendo el escenario en "Hurry up Harry" y concentrado en vivir lo que saben que es complicado: no todos los días tocan por aquí Sham 69. "Sunday morning nightmare" Dio paso a un par de canciones más y al remate con "If the kids are united", uno de los temas más representativos del gripo. Así se notó: se alargó repitiendo el estribillo las veces que hiciera falta hasta que ya no diera más de si. Se despidieron desde las tablas agradeciendo la acogida y ya, todo acabó.
Dimos por cerrada la XII edición del Pim Pam Punk, aunque nos quedáramos merodeando por allí un rato más. Como si no quisiéramos admitir que ya estaba, que todas las expectativas generadas antes de ese día, ya podían darse por cumplidas. Creo recordar que el año anterior cerré la crónica sobre este mismo evento con una frase que decía "y nos fuimos por ahí, pretendiendo alargar la sensación con la que salimos, aunque inevitablemente la noche se la tragó". Y la rescato porque eso fue lo que pasó. La vida sigue su curso, y por suerte contamos con la memoria. Hasta otra.