Si hay algo ingrato de tener que escoger entre la variada oferta musical que tenemos en Cantabria, aunque algunos digan que no hay nada, es el hecho de perderte una gran cantidad de eventos a los que, en otras circunstancias, hubieras acudido a ojos cerrados, pero es lo bueno y lo malo de tener donde elegir.

Por cuestiones familiares y personales llevo ya unos meses que paso las semanas en Los Corrales de Buelna, por lo que si hay algún concierto en esa localidad y no tengo muy claro a dónde acudir, es una de mis prioridades, aunque, como en esta ocasión, no conociese casi nada de la banda que iba a actuar: Mr. Kaplann.

Y es que muy poco hay en las redes sociales sobre este trío, proveniente, por lo que dijeron durante el concierto, de la zona de Cazoña, y es que mis únicas referencias se centraban en unas grabaciones de un bolo que habían dado meses atrás en Muriedas, algo que me bastó para decantarme por acudir a este evento, sin ser consciente de lo que me esperaba.

Llegué con algo de antelación a la sala, lo suficiente como para que un amigo común me presentase a sus integrantes, para, poco después y cumpliendo el horario establecido, subir al escenario la gente de Mr. Kaplann, mientras sonaba una intro con fragmentos de películas, referidas al nombre de la banda, mientras solventaban algún problemilla con el bajo, dando inicio a la velada con la divertida “Sed testigos (Jari en el bar)”, que hizo prepararnos para lo que nos iban a ofertar esta noche.

Siguieron con “32%”, mostrándose siempre muy cercanos y ofreciendo una música muy elaborada, para, tras saludarnos y presentarse ante un local con una muy buena afluencia, llevarnos al “Blues del maizal”, un tema que dijeron que iba sobre un tema de mucha actualidad, con una letra muy divertida y en la que  hubo hasta un guiño a The Doors; imposible no engancharte a su locura.

Era el momento de agradecernos nuestra presencia, antes de continuar con la pieza instrumental “Almadralogia / Tlalneplanta”, con una muy buena ejecución y demostrando un gran nivel, mientras nos hacían pasar un muy buen rato y es que la calidad no tiene por qué estar reñida con lo ameno. Por cierto, y a modo de curiosidad, el guitarra es zurdo y toca con las cuerdas al revés.

Se tomaron un breve respiro, ya que la actuación estaba siendo muy intensa, antes de seguir con “Why me”, una pieza que contaba con muchos cambios de ritmo, hasta llegar al éxtasis final, con su batería totalmente desatado, mientras su guitarra acababa tocando desde el baño. Una autentica pasada.

El siguiente tema fue dedicado a todos los presentes, curiosamente la única versión que iban a tocar, siendo ésta la que ellos han llamado “Palmeritas en la nieve”, que no es sino la unión de la versión blues del clásico de Motörhead “Killed by death” con su adaptación de “La vida es un carnaval” de Celia Cruz, con cachondeo incluido, haciendo referencia a que Lemmy y Celia estaban atrapados en este medley. Muy ocurrente y divertido la verdad.

Regresaron a su parte más blues con la oportunamente llamada “Rubble blues”, una pieza muy chula en la que su bajista tuvo que alternar en ciertos momentos el bajo con la pandereta, para continuar con “Fucking alien´s”, un tema que contrastaba radicalmente con el anterior corte ya que estamos ante una canción muy rápida, cercana al punk, pero que me gustó mucho y es que variedad estábamos teniendo para dar y tomar.

El siguiente tema era “Asfalto salado”, un corte lento pero potente que gustó bastante a la concurrencia, antes de seguir con la vacilona “Planos usados (Mari Carmen)”, con un sonido muy ramoniano y que tuvo una buena acogida por un publico deseoso de pasar una buena noche.

Tras tener que hacer algún ajuste técnico, ya se sabe, cosas del directo, continuaron con otra pieza de un rock and roll más clásico llamada “Cambio de piel”, que demostró la calidad de sus músicos, antes de recordarnos que ellos venían de Cazoña y allí había un “Púgil”, un tema con una letra muy machacona donde sólo decían la mencionada palabra.

Un nuevo contraste de sonido llegó con “Don´t Shoot down the campesinos”, en el que incluso llegaron a tocar un cencerro, antes de empezar a despedirse con “Tapadera”, otra pieza con una letra muy divertida, mientras la música tenía muchos cambios, acelerando y decelerando en función de la necesidad del corte.

Llegaba el momento de poner punto final a la actuación y esto sería con “Fugire da qui”, otro gran tema y donde, de nuevo, su guitarra acabó tocando desde el baño, despidiéndose de todos nosotros.

Sin embargo nadie quería que aquello acabase y la banda continuo interpretando varias canciones, comenzando con una en la que su bajista tocaba una rana de madera, con un sonido como de charca de fondo, para seguir con una versión me pareció oír que de  Lou Reed, con cambio de guitarra a  medio tema incluido, antes de dejarnos con una pieza instrumental, tras casi dos hora y cuarto de actuación.

Maravillados me dejaron los chicos de Mr. Kaplann, banda de la que, como ya he dicho, no sabía nada, y que dieron un impresionante concierto, jugando con el factor sorpresa de la variedad de su sonido y, sobre todo, con mucha entrega encima del escenario, sin ponerse limites y contagiando esa bendita locura a todos los presentes.

Son gente que tocan de maravilla y que se les ve disfrutar como quinceañeros sobre las tablas, pero con esa tranquilidad que te da el estar de vuelta de todo y de que te importa muy poco lo que piensen los demás sobre tu música mientras te guste a ti.

Quedaros con ese nombre, Mr. Kaplann, y si actúan por vuestra localidad no dejéis de acudir a verlos ya que pasaréis un gran rato, además de disfrutar de música de calidad y variada. ¿Hay quien dé más?

Por cierto, muchas gracias a Gus y a Vero del Kalimba por su fenomenal trato como siempre, y, sobre todo, por seguir apostando por la música en directo en esta localidad.